Capitulo 3: "Visitas de Cristal" (Pt 1)

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Es sábado, pero me levanto a la hora de siempre, cinco y treinta a.m., tengo que admitir que mi reloj biológico es un completo chiste de mal gusto y que desearía poder levantarme a las ocho para ir a la escuela como los chicos normales, pero, tengo un pequeño noséqué que me impide conciliar el sueño después de las cinco o seis de la mañana, es como si mi cama se llenará de chinches y tuviera que salir disparada de ella.

Pero, con todo y mi reloj biológico que parece un remate de chiste, lo que me despierta no es eso, ni los luminosos rayos del sol como en las novelas escritas por adolescentes virgenes. Lo que me arrebata de los brazos de morfeo mientras sueño con Tom Holland en mallas son los incesantes ruidos provenientes del cuarto de Caleb.

—¿Qué demonios? —Gruño lanzando las cobijas al suelo y levantándome de la cama.

Me temo que pueda haber metido a quien sabe que vagabunda a la casa, así que tomo una vieja raqueta de tenis que cuelga tras la puerta de mi closet y salgo caminando de puntitas hacia a su habitación.

Recuerdo que Cristal vendrá hoy en la tarde y eso me hace estar aún más indispuesta pero el malestar pasa a segundo plano y es eclipsada por lo que pueda estar pasando en su habitación.

La puerta se encuentra entrecerrada así que por el minúsculo espacio entre la madera y el marco asomo mi cara para husmear el interior y saber qué demonios está pasando.

—¡Maldita sea Gian, ya te dije que no puedo volver, Ransik me descubrió, se dio cuenta que fui yo quien tomó las malditas fotos! —Se pasea de un lado a otro en la habitación con el móvil pegado a la oreja.

Solo lo cubren un par de pantalones de chándal color negro dejando su torso completamente desnudo, revelando ante mi vista entrometida lo que supuse hace un par de horas al ver su camisa entreabierta; un pecho torneado y suave, unos abdominales marcados como piedras sobre su vientre, cubierto de tatuajes en su costado derecho que no puedo ver muy bien.

—Se supone que tú debías cubrirme, se supone que saldría intacto de este maldito rollo... —Se calla y escucha lo que le dicen del otro lado.

—Estoy en casa de Jules... Si, imbécil, era esto o un centro para menores dónde seguramente me encontraría la policía y me llevarían preso o la gente de Ransik me haría picadillo... No, no estoy precisamente de vacaciones. —Calla de nuevo y escucha.

—Creo que preferiría darle posada a Ted Bundy que tenerme a mí aquí... No, no es gracioso. Ademas quiero exponer a Nora, Jocelyn murió por su cul... —Se pausa de repente y mira en dirección a la puerta, a mí. Mi alma cae ante mis pies al percibir su sombría mirada sobre mí, así que me lanzó escaleras abajo, para evitar ser expuesta, sin poder escuchar el resto de su conversación, que resultaba de repente interesante, ¿Cómo es posible que culpe a mi madre de algo así?

Incapaz de darle la cara me meto al cuarto, me pongo un par de zapatillas y un par de shorts para correr, ato mi cabello con dos trenzas y pongo una nota en el refrigerador avisando que voy a estar dándole la vuelta al vecindario. Cuando me doy la vuelta y salgo por la puerta de la cocina me encuentro a Caleb parado frente a mí, en silencio, como un acechador nocturno, su mirada color avellana es sombría y amenazante.

Doy un brinco hacia atrás ahogando un grito de horror.

—Santo Dios, Caleb. casi me matas del susto. —Exclamó al tiempo que me doy cuenta de que se ha puesto una camisa antes de bajar.

—¿Que escuchaste, Jules? —Ataca de una vez, sin compasión.

—¿De qué hablas? —Rio nerviosa y me doy la vuelta caminando de vuelta a la cocina, tratando de pasar de él.

—Por favor, no me trates como si fuera un estupido. Sé que andabas husmeando. ¿Nora te encargó mantenerme vigilado? —Da un paso hacia mí y retrocedo, con miedo de quedarme sin espacio para correr.

En este caso tengo dos opciones, morir como valiente o vivir como cobarde, y aunque la respuesta parece obvia, decido irme por la segunda fingiendo demencia:

—Yo no tengo culpa de tus delirios de persecución amigo, no eres el centro del universo y tengo mejores cosas que hacer que andar encima tuyo pendiente de todo lo que haces. —Caleb sigue caminando hacía mí, hasta que chocamos contra el mesón de mármol de la cocina, me ha dejado sin escape, pero intento no demostrar el pánico en mis ojos.

—Si no lo quieres aceptar, esta bien, yo sé lo que ví, pero deberías tener cuidado, Julsie. —Hace una pausa y toma una de mis trenzas entre sus manos, su cara muy cerca a la mía, amenazante. —Tal vez te quede gustando estar encima mio.

Ruedo los ojos entendiendo el doble sentido de sus palabras y sacando fuerzas lo empujo lejos de mí, incapaz de seguir soportando su cercanía, todo mi sentido común me grita que debo alejarlo de mí tanto como sea posible.

—Quítate de encima pervertido, buscate una vida y déjame en paz. —Caleb sonríe, pero esa sonrisa no toca sus ojos, es más como una sonrisa lobuna, una amenaza directa a mi integridad emocional.

—Déjame darte un consejo, primita. —Escupe la última palabra de manera despectiva. —No te metas conmigo, es mejor que te metas en tus asuntos, de lo contrario la curiosidad podría matarte, tal como mató al gato. Mantente lejos de mí.

—Creo que al fin estamos de acuerdo en algo, primito. —Le devuelvo la palabra, pero mientras la digo me doy cuenta de cuánto me desagrada, no puedo creer que sea consanguínea de esta basura. —Nada me haría más feliz que poder estar a quinientas millas de distancia de ti, pero tendré que acostumbrarme a tu nefasta presencia los próximos meses, y tienes razón preferiría tener aquí al mismísimo Charles Manson que tenerte a tí.

Paso de él finalmente dejándolo en la cocina, agarro mis llaves y me lanzó al aire cálido de la mañana. Necesito pensar, necesito procesar todo esto.

C O U S I N S [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora