Me inclino hacia adelante alcanzando la poltrona donde descansa mi mochila y abro la cremallera sacando el kit de primeros auxilios, Caleb se aclara la garganta y se revuelve en su asiento, evidentemente nervioso.
—Solo... Trata de hacerlo rápido.
—¿quieres que lo haga rápido, o quieres que lo haga bien? Ni siquiera he empezado, déjame trabajar. —Gruño un poco exasperada, mientras abro el kit y enhebro la aguja.
—Está bien. —Suspira resignado y descubre su brazo cuando le hago señas con el mentón.
—Bien, bien, ¿Que tenemos aqui? —Pregunto para nadie en especial mientras evalúo la herida antes de determinar el mejor lugar para coser.
Es un corte diagonal sobre la cara externa de su bíceps que llega casi hasta la vena con algo de sangre seca en los extremos pero que sigue sangrando más de lo normal, tengo que acomodar los los extremos de la herida juntos, pero se me imposibilita empezar a coser por la sangre seca, así que pongo la aguja e hilo a un lado y busco el agua oxigenada del kit rápidamente.
Abro el frasquito y pongo un poco del contenido sobre un algodón seco para dirigirme a su brazo, Caleb salta hacia atrás instintivamente antes de que pueda tocarlo, mirándome con pánico.
—¿Que haces? —Inquiere con voz chillona mientras se cubre con su brazo sano.
—Limpio la herida, Cal, no pretenderás que cosa sobre toda esa sangre seca. Puede infectarse.
—Pero me va a doler. —Me mira con los ojos abiertos y asustados al tiempo que su labio inferior tiembla casi imperceptiblemente.
—Ten, muerde esto. —Le paso unos calcetines que se colaron en mi mochila y los observa con desconfianza antes de tomarlos y ponerlos entre sus dientes. —Mira hacía otro lado. —Ordeno y me hace caso casi sin protestar.
Me gusta, me gusta esta fase de Cal que hace lo que digo y confía en mi criterio lejos de verme como una niña caprichosa y mimada, así que con una sonrisita suficiente empiezo a limpiar la herida.
Escucho un par de quejidos al principio pero luego se calma y empieza a respirar profundo mientras termino de pasar el algodón por el corte abierto. De esta manera quito el exceso de sangre y finalmente puedo ver con más claridad a donde voy a poner la aguja.
—Listo. —Anuncio cuando termino de limpiarla. —¿Ves? No estuvo tan mal. Ahora voy a pasar algo de lidocaína.
—¿Podrías hablar en español? —Reclama haciéndome reír brevemente.
—Es anestesia, Cal. No quiero que te sigas quejando como un debilucho. —Destapo el pequeño frasco que el señor de la farmacia ha incluido de manera conveniente y pongo todo el contenido a lo largo de su herida de manera generosa.
—¡Ouch! Arde, Jules. —Se queja dramáticamente y lo miro encarnando una ceja, como diciendo: Ay por favor, tienes que estar bromeando.
Después de darle a la anestesia unos minutos para que actúe, tomo la aguja y sin darle tiempo esta vez para que empiece a quejarse como un niño, introduzco la aguja curva por el extremo más cercano a la vena y empiezo a coser de manera ascendente como si fuera la costura suelta de un pantalón. A decir verdad, jamás lo había hecho, pero dadas las circunstancias no creo que lo esté haciendo tan mal.
—¿Duele? —Pregunto luego de un par de puntadas haciendo que gire en mi dirección.
—No tanto como pensé que lo haría. —Declara echando un vistazo hacia su brazo. —Lo haces bien. —Sonríe y levanto mi vista para mirarlo. He estado tan absorta en la costura que no sé en qué momento me acerque tanto a él, casi como para poder besarlo.
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C O U S I N S [TERMINADA]
Novela JuvenilNo saben en qué parte de la biblia está escrito, que su amor está prohibido e incluso aunque lo intenten no pueden evitarlo, así se caiga el cielo, así se vayan al infierno. Saben que los pecados nos condenan a la desgracia y ellos ya tienen un asie...