Epilogo. Te veo del otro lado.

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—¿Estás segura de que eso es lo que quieres? —Pregunta haciendo círculos en mi espalda desnuda.

—No es lo que quiero. Pero es la única opción. Créeme, intenté convencer a la abuela y es imposible.

—Así que tendremos que esperar otros tres meses hasta que seas mayor de edad y que la orden de alejamiento deje de ser valida. —Dice con un leve tono de tristeza en su voz. —Pero, ¿Podría verte al menos así? —Pregunta y casi puedo verlo haciendo pucheros, se me escapa la risa.

—Técnicamente no me has visto en absoluto. Solo me desnudaste a oscuras y me hiciste el amor. Es más, aun no estoy muy segura de que seas real, tal vez solo te fabricó mi cerebro y esto sea una broma de mal gusto de mi mente.

La idea de vernos de manera clandestina no suena tan mal y la pienso por un momento, pero es bastante arriesgada y hay muchas cosas en juego, sin contar que las palabras de la abuela rogándome que actúe con inteligencia me siguen rondando la cabeza.

—Lo dices como si te pasara seguido. —Apunta y me siento ligeramente expuesta, porque tiene razón; a menudo me descubro siguiendo con la mirada a alguien que tiene un corte de pelo parecido o un tono de piel parecido, o que viste algo que él usaría, con la esperanza de verlo a él, pero decepcionándome en el proceso.

—Solo a veces. —Admito y escondo mi cara en su hombro, como si pudiera verme.

—También me pasa. He soñado contigo todas las noches desde que te vi por última vez. —Me da un besito en la frente y me anima el saber que al igual que me sucede a mi, no he abandonado sus pensamientos en un solo momento.

—¿Puedes esperar tres meses? —Pregunto con algo de miedo.

—Te he esperado toda una vida, Julsie. —Me aparta la cara de su hombro con gentileza y me acaricia la mejilla con el pulgar. —¿Qué son tres meses más? Pero eso sí, ese día a media noche me verás en frente de tu puerta. Como todo un acosador.

—No deseo nada más. —Le doy un suave besito. —Pero creo que deberías irte. La cárcel todavía suena como algo muy serio para mi.

—¿Así que me usas y me deshechas? —Pregunta fingiendo sentirse ofendido. —Creo que solo soy tu juguete sexual.

—Tu eres quien solo piensa en desvestirme. —Le saco la lengua aunque no pueda verme y le saco una carcajada que me alegra el corazón por primera vez en lo que parecen siglos.

—En eso y en hacerte feliz. Nada más.

—Te amo, Caleb. —Me encuentro diciendo antes de poder detener las palabras.

—Te amo, Jules. —Me da un beso lento y pausado, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo antes de vestirse. —Te veo en tres meses. —Susurra y se va, dejándome a solas y a oscuras en el baño de mujeres del instituto, en donde jamás pensé que estaría con alguien y menos con Caleb.

Me doy un par de minutos para recobrar una respiración normal y me bajo del lavabo para encender la luz y reacomodarme antes de salir de nuevo a la recepción de graduados, donde la abuela, Dustin, Farah y Cristal me esperan para seguir charlando.

—¿Todo en orden? —Pregunta Dustin observándome curioso mientras me pasa una copa de ponche de frutas no alcohólico.

—Todo está perfecto ahora. 

C O U S I N S [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora