No era así como planeaba pasar mis últimos días de preparatoria; completamente ajena a mis estudios, a punto de reprobar hasta el recreo y sin haber aplicado aún a ninguna universidad. Con mi mejor amigo regañándome como si fuera mi padre para que vuelva a la clases y con mi primo como mi único interés amoroso, en vez de algún atleta o un músico.
Sin contar con que mi madre es mi peor enemiga y con que unos matones me quieren usar como carnada para que mi primo siga trabajando para ellos.
¿Es eso normal, o siquiera aceptable?
Lo único que sé, es que a pesar de toda esa lista de mierda no puedo imaginarme estando en otro lugar que no sea entre los brazos de Caleb, con su cabeza apoyada sobre mi pecho agitado después de hacer el amor, mientras enredo mis dedos en las hebras de su cabello y me embriago con su aroma. Han pasado casi tres días desde que llegamos al motel Madison en Basali, tengo cuarenta llamadas perdidas de Dust en el teléfono de Cal, y otras cincuenta de mi madre junto con unos mensajes nada amigables, pero he decido procrastinar y aplazar mi vida un poco por estos momentos que en serio valen la pena.
A pesar de todo eso no puedo evitar sentirme un poco agobiada por la situación de Caleb, Baxter y Gian que a ciertamente es más compleja de lo que imaginé. A decir verdad no quisiera estar en los zapatos de Caleb en este momento; no quiero obligarlo a hacer nada que no quiera, pero según él ya es una decisión tomada, así que al menos quiero hacer esto un poco menos difícil para él.
—¿En qué piensas? —Inquiere mientras acaricio su cabello, con su cabeza aún sobre mi pecho, su voz vibrando contra mis senos.
—Pienso en Baxter y Gian. —Admito distraída.
—Vaya, no son los nombres que esperaba escuchar justo después de hacerte el amor. —Bromea soltando una pequeña risita que me da cosquillas en el estómago.
—No seas payaso. —Protesto rodando los ojos sin poder evitar reir, mientras le doy un golpecito amistoso en la cabeza con la palma de mi mano abierta. —Estoy pensando en cómo podemos salir de esto, Cal. Recuerda que no es necesario que... —Intento insistir, pero me interrumpe.
—Es una decisión tomada, Julsie. —Me reprende suavemente. —No quiero que tú novio-primo-gamberro termine en prisión arrastrándote a toda esa mierda, no quiero eso para ti y mucho menos planeo dejarte, así que, ¿Tienes alguna idea? —Pregunta levantando su cabeza de mi para mirarme.
—No es la mejor, pero, medidas desesperadas... —Dejo el dicho al aire, para tomar algo de aire y empezar a exponer mi idea. —¿Hay alguna forma de saber que tu tomaste esas fotos?
—No. —Niega meneando la cabeza. Su respuesta me alivia porque abre la posibilidad hacia mi siguiente pregunta.
Me aparto de él para poder observarlo mejor, el hecho de estar desnuda me hace dudar en si debo seguir hablando o no, así que tomo rápidamente su saco de dolor gris que descansa sobre el espaldar de la cama y lo pongo rápidamente sobre mi torso desnudo, antes de sentarme de nuevo y cruzar mis piernas como una muñeca de porcelana. Él parece mucho más alerta, se sienta también frente a mí e imita mi posición apoyando sus manos sobre sus rodillas.
—¿Hay alguna forma de demostrar que esas fotos pertenecen a Baxter? —Pregunto, guiándolo poco a poco a mí idea. Él se lo piensa un poco.
—¿Acusarlo de pornografía infantil? —Pregunta algo espantando, pero sé que al tiempo está contemplándolo, así sea brevemente.
—O de extorsión, Cal. —Sugiero.
—No lo sé, Julsie, creo que jamás me lo perdonaría. —Se rasca la nuca, dudándolo. —Creo que si lo piensas Baxter incluso le está haciendo un bien a la comunidad.
—¿A qué te refieres? —Pregunto completamente confundida y descolocada.
—¿Recuerdas a Farah? Ella acudió a Baxter después de que la policía no hiciera algo para ayudarla.
Sé que tiene un punto y que tiene razón, porque en un mundo donde la policía es corrupta y no tienes nadie más a quien acudir. ¿Quién te queda? Pero no puedes defender a tipos como ese, no después de todo el daño que causan.
—El hecho de que estés defendiéndolo cada dos segundos no hace esto más fácil, Cal. Si, le hace un bien a la comunidad, de cierta manera, pero ¿A qué costo? Ahora está tras de Dust y tras de mí en un intento por mantenerte a su lado como alguna especie bizarra de hijo adoptivo, sin dejarte otra salida más que la prisión o el cementerio, así que por favor hazme esto un poco más fácil.
Cuando termino de hablar casi no tengo aire en los pulmones y la rabia recorre cada poro de mi ser haciendo que mis extremidades hormigueen como si estuvieran sobre una granja de hormigas asesinas. Tengo que respirar hondo varias veces para poder recomponerme.
—Lo siento. —Se disculpa y frota sus manos en sus rodillas, como un pequeño niño regañado.
—Mi idea no es precisamente acusarlo con la policía, pero podríamos hacerle creer que así será, al menos por el tiempo necesario para que puedas irte de aquí y empezar otra vida. ¿Me sigues? —Pregunto, pues necesito saber si entiende de que va todo esto.
—Extorsionarlo por ser un extorsionista. ¿Si? —Pregunta algo confundido rascando la parte de atrás de su cabeza.
—Algo así. —Sonrío un poco más aliviada. —Podríamos incluso hacerle pensar que es por pornografía infantil, por acoso e intento de secuestro, ¡Dios, hay tanto de dónde escoger!
—Pareces emocionada. —Aprecia y sonríe pero la sonrisa no toca sus ojos.
—Es la oportunidad perfecta para sacarte de esto, Cal.
—Tenemos que pensar como recuperar esas fotos. —Aprecia, cediendo al fin. Mi sonrisa se hace más grande.
—Tenemos que ir a su centro de operaciones en su bodega de la muerte. —Declaro abriendo los ojos con dramatismo haciendo que Cal suelte una carcajada involuntaria.
—¿Así es como la llamas? —Pregunta divertido.
—No hay otra manera, es aterradora.
—Se llama La Caja. —Aclara.
—Qué nombre tan ridículo y poco creativo. —Protesto rodando los ojos, pero manteniendo el ambiente cordial. —En fin. ¿Tienes alguna idea para poder entrar?
—Decir que voy a extorsionar a tu madre. Ellos aún no saben lo que pasó hace unos días.
Proceso su idea lentamente, saboreándola con mis giros cerebrales; es una idea descabellada, peligrosa y algo contraproducente si alguno de nuestros padres se llega a enterar, pero no puedo pensar en una mejor idea así que asiento luego de un rato.
—Bien. Entonces vístete, tenemos trabajo que hacer. —Ordeno y me apeo de la cama con Caleb siguiéndome los pasos con los ojos bien abiertos, observándome como si tuviera dos cabezas.
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C O U S I N S [TERMINADA]
Novela JuvenilNo saben en qué parte de la biblia está escrito, que su amor está prohibido e incluso aunque lo intenten no pueden evitarlo, así se caiga el cielo, así se vayan al infierno. Saben que los pecados nos condenan a la desgracia y ellos ya tienen un asie...