—¿A dónde crees que vas? —Pregunta.
—Voy contigo, Cal. No pensarás que te dejaría ir solo allí, ¿O sí? —Hablo cómo si fuera obvio mientras rebusco en la cómoda por el único par de pantalones que traje y una de las musculosas que lograron colarse en mi maleta de la escuela.
—Vamos, Julsie, sí Baxter llega a verte o Gian... no sé que podría pasar, es mejor que te quedes aquí, no quiero arriesgar nada.
—¿Entonces se supone que debo quedarme en casa esperando como la esposa obediente mientras tú estás ahí afuera arriesgando tu vida? Ni hablar, Caleb, voy contigo. ¿Okay? —Declaro decididamente enojada y arrojo una prenda de ropa que sacó de mi mochila en su dirección, sin darme cuenta de que son unas de mis bragas.
—Vale, vale, no te enojes. —Cede un poco divertido mientras se quita las pantaletas de la cara y las observa con atención. —No sabía que usarás de esas. —Señala con admiración.
La prenda en cuestión consiste en unas bragas de encaje color turquesa que me he pillado de los descuentos de Victoria's secret hace un par de meses, cuando estaba decidida a perder mi virginidad con alguno de los del equipo de Rugby, nunca la había usado, claramente y no sé cómo ha acabado entre mis cosas.
—No cambies el tema. —Reclamo completamente roja como un tómate.
—Bueno, tu eres quien me está arrojando lencería en la cara, no puedes esperar que no me distraiga, sobre todo cuando te imagino con ellos puestos... Dios santo. —Hace una pausa mientras sus ojos se pierden en mi cuerpo y sé que está imaginando un par de escenas dignas de E.L James. Su mirada es tan penetrante que siento un corrientazo recorriéndome de pies a cabeza, me obligó a pasar saliva y a cerrar los ojos para recordarme que la respiración no es un movimiento corporal completamente involuntario y que necesito inhalar y exhalar aire de mi cavidad pulmonar con regularidad si quiero seguir con vida.
Tengo un par de ideas sobre lo que Cal puede estar imaginando ahora y sé que una de ellas es no dejarme ir con él a la caja, sin embargo, gracias al bulto creciente de sus calzoncillos, se me ocurre una idea para hacerlo ceder.
—¿Y qué estás imaginando ahora? —Pregunto usando un tono bajo y suave como la seda.
—Te imagino usando solo estás. —Me arroja las bragas y las atrapo en el aire mientras una sonrisa lobuna se dibuja en sus labios.
—¿Solo estas? —Asiente con la cabeza. Me quitó el saco enorme que le he robado hace unos momentos quedando desnuda frente a él y subo el trozo de tela rápidamente por mis piernas, que se acomodan en mi trasero de manera perfecta. Su boca cae casi hasta sus pies y tengo que luchar para esconder la risita satisfecha que se apoderan de mí.
—Y en eso que imaginas, ¿estoy aquí de pie? —Mi voz se torna decepcionada y hago un puchero con los labios, como si fuera una niña inocente.
—Estás justo sobre la cama. —Señala con la barbilla y camino como una ovejita al matadero sentándome en la orilla del colchón. —Estas sobre la cama, Jules. —Corrige con tono autoritario y sexy. —De espaldas a mí, apoyada en tus manos y rodillas, en cuatro.
Dudo en si seguirlo está vez, pues no he hecho nada parecido jamás, pero ver el poder que tengo sobre él me empodera de una manera inimaginable así que decido no solo solo darle gusto, sino ir más allá:
Gateo lentamente sobre las cobijas deshechas y hago lo que me dice mientras lo observo por encima del hombro con una sonrisita inocente, a través del espejo que se halla justo junto a la puerta del baño. Él se acomoda en la esquina del colchón, casi sin creer lo que está viendo a través del reflejo del cristal. Entonces, tan lentamente como puedo, midiendo cada una de sus reacciones, estiró mis brazos hacia adelante, de manera que mis codos y antebrazos se apoyan sobre el colchón, y mi trasero queda más inclinado hacía arriba, cubierto solamente por el trozo de tela color turquesa, como un regalo esperando ser abierto.
—Joder... —Jadea completamente excitado, mientras deja de mirar el reflejo. Se da vuelta hacia mi, posicionándose a mis espaldas y estira sus manos hacia mis glúteos expuestos.
—¿Así? —Pregunto, observándolo con atención y él asiente a falta de una mejor respuesta. Creo que toda su sangre ha dejado su cerebro y está en su entrepierna. —¿Te gustaría cogerme de está manera? Caleb. —Pregunto de nuevo, tratando de sonar firme, pero su creciente tacto y necesidad se están volviendo imposibles de ignorar, lo necesito ahora mismo. Sin embargo, debo mantenerme serena si pretendo lograr mi objetivo.
Caleb asiente de nuevo. Sus boxers se encuentran ahora un poco más abajo de su cintura, exponiendo la entrada a su sendero feliz. Con sus dedos mueve el encaje de mis bragas hacia mi nalga izquierda, dejando todo de mi completamente expuesto, mientras observa con los ojos avellana completamente oscurecidos por el deseo.
Está a punto de tomar uno de los preservativos sobre la mesa de noche y por más que quiera quedarme de esta manera me logro mantener en mi objetivo, así que digo:
—Bien. Entonces llévame contigo. —Uso de nuevo mi voz de seda volviendo mi cuerpo lentamente hacía atrás, antes de alejarme de él y darme la vuelta para observarlo.
Luce completamente descolocado mientras se echa hacia atrás y me observa sin poder creer lo que acabo de hacer. Me siento culpablemente orgullosa, porque es justo el efecto que quería causar sobre él y sé que no va a poder negarse ahora. —¿Y bien? —Inquiero levantando una ceja.
—Hoy es cumpleaños de Gian, su padre hará una celebración allí, tenemos que comprarte un vestido. —Su voz es apenas un susurro y sus ojos son incapaces de mirarme. ¿Se habrá enojado?
—Gracias. —Llego a él rápidamente y doy un besito inocente sobre su frente antes de gatear fuera de la cama y dirigirme al baño. —No te muevas, ahora regreso. —Mi voz suena amigable, pero tiene una amenaza tácita que dice: Si me dejas aquí sola te cortaré las pelotas.
ESTÁS LEYENDO
C O U S I N S [TERMINADA]
Novela JuvenilNo saben en qué parte de la biblia está escrito, que su amor está prohibido e incluso aunque lo intenten no pueden evitarlo, así se caiga el cielo, así se vayan al infierno. Saben que los pecados nos condenan a la desgracia y ellos ya tienen un asie...