Capitulo 12: Pequeño animalito (Pt 1)

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Me remuevo en la cama buscando el espacio más cómodo del colchón para poder seguir durmiendo, me rehúso a levantarme, me rehúso a abrir los ojos y volver a la realidad infernal que se ha vuelto mi vida en las últimas horas; mi madre se acostaba con el esposo de su hermana mientras ella moría y lo sigue haciendo al día de hoy, lo que hace que Caleb y yo seamos una especie de primos-hermanos que se gustan y que además...

Tienen sexo.

Dios. ¿Eso fue real o solo lo soñé?

Me doy vuelta en la cama aún con los ojos cerrados buscando algo del calor corporal de Caleb solo para sentir el frío congelante de su lado de la cama.

Abro los ojos finalmente solo para encontrarme con su mitad del colchón vacía pero cobijas hechas a un lado, lo que me confirma que al menos dormimos en la misma cama.

Cada vez soy más consciente de mi entorno mientras los recuerdos invaden mi cuerpo sacudiendo mis entrañas. En realidad no lo soñé, el dolor entre mis piernas lo confirma, me siento en verdad adolorida, como si una aplanadora me hubiera pasado por encima, pero resulta que sólo fuimos Caleb y yo haciendo cosas que no puedo describir como otra cosa más que... extraordinarias.

—¿Cal? —Llamo con voz tímida, teniendo la esperanza de que se encuentre en el baño, pero mi voz resuena en las paredes, haciendo eco tan estruendosamente que me doy cuenta de que me encuentro sola en la habitación.

¿A dónde habrá ido?

Me pongo de pie completamente desnuda y camino hacia mi ropa que se encuentra hecha un ovillo en la esquina de la habitación a dónde Caleb la lanzó para deshacerse de ella y la planchó con las manos pobremente antes de pasar las prendas de nuevo por mi cabeza, brazos y piernas, cubriendo lo esencial.

—Igual pienso quitártelas de nuevo. —Habla Caleb segundos después de abrir la puerta, haciendo que me sonroje en cuestión de segundos mientras me giro rápidamente para verlo; lleva una bandeja llena de fruta y comida, luce despeinado, somnoliento y feliz.

—Oh. Hola, Cal. —Saludo tratando de lucir normal, pero los flashbacks de la noche anterior me asaltan una y otra vez.

—Traje el desayuno. —Habla con tono cantarín pero adormilado, lo que resulta sexy de alguna manera bastante extraña. —¿Descansaste? —Pregunta curioso, pero en su tono noto algo más de diversión interna. Intenta burlarse de mí pero no planeo dejarlo salirse con la suya, así que acomodándome lo mejor que puedo respondo:

—¡Dios, no! Toda la noche tuve un pequeño animalito trepándome por todos lados, no me dejaba en paz, pero creo que después de unos tres golpes contundentes pude dejarlo fuera de combate. —Capta mi pequeña analogía a la perfección y suelta una risita irónica.

—¿Pequeño animalito? —Pregunta cómo dándome la oportunidad de arrepentirme, pero asiento, fingiendo inocencia.

—Dios, era diminuto, casi invisible. —Sigo fastidiando mientras me obligó a contener la carcajada que me sube por la garganta.

—Puedes decir lo que quieras, pero sabemos que cada vez que te mueves te duele ahí. Cortesía de mi pequeño animalito. —Afirma petulante y señala mi entrepierna. —Respecto a los tres golpes contundentes; puede que tengas razón, pero logré dejarte pidiendo por más. ¿O me equivoco? —Pregunta y se acerca a mí cautelosamente, como un depredador acechando a su presa y lo que era un ambiente jovial pasa a ser uno cargado de electricidad y tensión sexual en menos de dos segundos.

Me zumban los oídos y mi norte se pierde un poco mientras me obligó a recargarme sobre la silla para no perder el equilibrio.

—Dios, Cal. Deja de hacer eso. —Jadeo mientras siento el delicioso hormigueo extendiéndose por mis entrañas, tratando inútilmente de demostrar algo de autocontrol.

C O U S I N S [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora