Capitulo 6: "Chivo expiatorio" (Pt 2)

555 20 0
                                    


El Palacio es un motel de medio pelo, ubicado en la parte sur de Basali, donde Caleb vivía antes de mudarse con mi madre y conmigo a Bonticeou. La fachada consiste en cinco pisos cubiertos con una pintura azul resquebrajada con ventanas y puertas de cristal espejo y una marquesina con luz LED que reza: "El palacio: habitaciones cómodas por horas" La luz del sol de mediodía se refleja en los espejos obligándome a entrecerrar los ojos. Es un lugar ordinario y clandestino, justo lo que tipos como Oliver Henry necesitan.

—Creo que me pescaré algo si toco algo de este lugar sin guantes. —Dice Dustin con desagrado cuando aparcamos el auto frente al motel.

—Suerte para ti que te quedarás en el auto. —Le digo sin molestarme en verlo. —Aparca el auto en el Oxxo que vimos hace dos calles, no quiero que alguien de los de Baxter o Caleb vean el auto.

Sin más bajo del auto y camino a la entrada.

El interior del motel no tiene nada de palacio, muy por el contrario parece un calabozo, las paredes pintadas de verde claro están llenas de humedad y el mobiliario parece una donación del basurero. La recepción cuenta con una salita forrada de un tapiz negro y pequeñas flores rojas, y en la esquina superior izquierda un televisor que da las noticias con mucha interferencia.

—Buenos días. —Me saluda el recepcionista detrás del mostrador. Un hombre de mediana estatura y complexión gruesa, con una calva incipiente y una barba de unos cuantos días.

—Ehm sí buenos días. Estoy esperando a alguien. —No sé si lo que acabo de decir tiene sentido, pero el hombre me indica con la mano que tome asiento en la salita frente a él.

—Gracias. —Susurro sujetando los cordones de mi mochila con más fuerza de la necesaria y camino hacia la salita, sentándome en una de las pequeñas sillitas.

El plan inicial es esperar a que Caleb entre y convencerlo de que desista de tomar esas fotos. Oliver Henry ha dejado de parecer un tipo bonachón y ahora pienso que por mantener su secreto puede llegar a hacer cosas inimaginables y no quiero que a él le pase nada malo.

Estoy sentada esperando mientras me muerdo una uña impaciente, cuando una puerta se abre a mi izquierda y una niña de unos catorce años aparece frente a mí, es bajita y blanca como la leche, con una melena castaña impresionante y unas pecas preciosas que le salpican la cara y el cuello.

Me sonríe nerviosa y se sienta frente a mí mientras observa para todos lados, temblando como un Chihuahua y pálida como un muerto viviente.

—¿Estás esperando a alguien? —Me atrevo a preguntar haciendo que mire en mi dirección con los ojos abiertos y cautelosos.

—Si, ehm. Tengo una c-cita. —Tartamudea y veo como clava las uñas en las palmas de sus manos tratando de controlar su temblor nervioso.

—¿Tu eres Farah Williams? —Me atrevo a preguntar tanteando terreno, pero confirma mis sospechas cuando sus ojos verdes se abren con terror.

Entonces me la imaginó con Oliver Henry, en algún sucio cuarto de este motel mientras la toca y abusa de ella por una jodidas fotos. El asco que me produce esa imagen me dan ganas de vomitar.

Es la primera vez que la veo, pero es una chica dulce e inocente que no sabe el peligro que corre en manos de un tipo como esos, y si, puede que los hombres de Baxter estén en las sombras cuidando de ella, pero se nota que está acojonada, llena de temor y ganas de salir corriendo. Así que mandando todo mi plan a la basura abro la boca y digo:

—Hubo un cambio de planes. Baxter me envió para reemplazarte. —Por la mirada entrecerrada que me dirige sé que no me cree un cuerno. —Cree que fue muy poco profesional de su parte enviarte a la boca del lobo, además eres menor de edad y no quiere un cargo por prostitución de menores.

—¿Cuántos años tienes tú? —Pregunta intrigada.

—Veintidós. —Miento. —Por eso me contrató.

—Debería llamarlo. —Afirma y me recorre un escalofrío por el cuerpo. Pero decido llevar mi mentira más lejos, me estoy jugando el todo por el todo.

—Bien, tendrás que apresurarte antes de que llegue Henry, está en el Camaro azul a dos calles de aquí, justo frente al Oxxo. —Se pone de pie y empieza a alejarse, pero la detengo y le digo —: Yo soy una opción, si lo quieres hacer tu, adelante, pero no sabemos de lo que Oliver Henry es capaz, y si esto sale mal te pueden llevar al reformatorio.

—Volvere en un segundo. ¿Cómo te llamas? —Pregunta por encima del hombro.

—Soy Ju... —Justo cuando estoy a punto de revelar mi nombre, viene a mi mente la línea de Natalie Portman cuando suplanta su identidad en el motel con Lion en The Professional: "Si algo sale mal, yo no estaré aquí. Así que le suelto —: Mi nombre es Cristal.

Sin más sale por la puerta dejándome sola, asustada y con el corazón latiendo en mi boca.

—Si algo sale mal, yo no estaré aquí. —Supiro hundiéndome en la silla floral y tratando a toda costa de evitar contacto visual con cualquiera de los que entran o salen.

No pasan más de cinco minutos cuando la puerta se abre y la pequeña campañilla en la puerta anuncia la llegada del ahora sombrío Oliver Henry. Puede que mi primera impresión de él haya sido la de un amistoso vecino que juega ping pong y hace salchichas para todos el día de independencia, pero ahora que lo veo en persona me doy cuenta de que es todo lo contrario. Sus ojos negros están siempre cutelosos, viendo para todos lados mientras sonríe y muestra su diente de oro.

Me arrepiento completamente de haberlo defendido y de estar aquí en este momento, quiero gritar y salir corriendo, de esconderme detrás del mostrador, pero es muy tarde. Me ha visto ya.

Mierda.

—Hola, preciosa. —Saluda y toma asiento frente a mí. Viste un traje marrón a cuadros con una camisa verde y una corbata del mismo color del traje.

—H-hola. —Tartamudeo y tengo que aclararme la garganta para poder encontrar mi voz. —Soy Farah. —Anuncio mirando al suelo pero puedo ver por el rabillo del ojo como se le dibuja una sonrisa lobuna.

—Claro que sí. Aunque te imaginaba diferente, un poco más delgada. —Se rasca la barbilla pero la sonrisa no deja sus labios.

—Lo siento. —Mascullo y empiezo a jugar con los cordones de mi saco.

—Esta bien, linda, está bien. Me gusta más así. —En sus ojos baila un destello de excitación y empiezo a sentirme sucia. —¿Porque no subimos a la habitación? Así podremos estar más tranquilos.

Casi quiero levantarme, escupirle la cara y salir corriendo a la policía, pero lo que me mantiene aquí es el hecho de que Caleb debe estar en algún lado, igual que los hombres de Baxter, y si estaban dispuestos a cuidar a Farah, ¿Porque no iban a cuidarme a mi?

Sintiendo unas náuseas tremendas logro ponerme de pie y caminar escaleras arriba con el pervertido siguiéndome los talones.

Henry introduce una llave oxidada en la puerta de la habitación 302 del tercer piso, perece que pasan siglos hasta que finalmente la abre y me deja pasar primero. El interior es oscuro, frío, con un aroma a viejo y sexo que me desestabiliza por un momento. Las cortinas y la ropa de cama son del mismo estampado floral de los muebles del primer piso. Las paredes son color naranja brillante y sobre el techo de la cama reposa un espejo.

—Pasa por favor. Ponte cómoda. —Ordena en tono suave pero autoritario y hago lo que me ordena.

C O U S I N S [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora