Capitulo 16: "Revelaciones." (Pt 3)

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El camino al hospital es infernalmente lento y me encuentro a mi misma conteniéndome para no gritar a Dust por no ir a más de 80 kilómetros por hora.

Cuando finalmente llegamos, Caleb es solo una masa inmóvil y helada recostada sobre mis piernas, pero al menos sé que sigue respirando por el movimiento superficial y casi imperceptible de su pecho.

Resiste. Resiste. Te amo. Resiste. Imploro una y otra vez, mientras Dust me ayuda a llevarlo puertas adentro.

El interior del hospital es lúgubre y casi infernal; sonidos de quejidos, gemidos, alaridos de dolor y peleas entre los funcionarios y familiares para que esperen su turno para ser atendidos. Ahora entiendo a Caleb y su continúa negativa a venir a los hospitales. No es solo cuestión de un estúpido temor a las agujas, es que en realidad este sistema de salud apesta.

Esto no es posible.

Para mí buena sorpresa tan pronto como entramos una enfermera de pelo naranja de bote y un par de kilos de más, rueda una camilla hacia nosotros con prontitud.

—Súbanlo aquí, por favor. En un momento lo llevaremos a cirugía.

¿Cirugía? ¿Cómo pueden saber que necesita cirugía pasados solo dos segundos de estar aquí?

Sin cuestionar nada dejo el cuerpo helado de mi Cal, sobre la nada cómoda camilla mientras lo veo quejarse y protestar algo sobre no querer ser abandonado.

—Todo estará bien, Cal. Lo prometo. —Quiero dar un besito en su boca, pero en lugar de eso me encuentro depositándolo sobre su frente.

Acto seguido, aparecen dos hombres altos y corpulentos con uniformes blancos y tapabocas, y se llevan a Caleb edificio adentro a través de unas puertas dobles sin darme tiempo de decir nada más.

La enfermera de antes adivina el pánico de mi mirada y alcanza mi hombro gentilmente: —Está en buenas manos ahora. Pero ahora debes llenar algunas formas. Por aquí, por favor...

Me guía amablemente entre el mar de gente agonizante y dolorida y me duele verlos a todos así, con ganas de ayudarlos pero sin hacer nada, al contrario ella parece inmune, como si ellos no estuvieran ahí.

Cambiamos de habitación y avanzamos por un pasillo hacia la recepción, dónde me bombardean con papeleo y formas de admisión al hospital.

—Necesitamos un adulto que legalice el proceso. —Dice una señora detrás del mostrador, toda gafas, lunares demasiado grandes y pintalabios color rojo-farmacia.

El alma me cae a los pies. No había pensado en eso. Caleb es técnicamente un adulto, su cumpleaños número dieciocho es en un par de días, pero yo apenas tengo 16 y no figuro como ciudadana activa de este maldito país.

—Solo somos nosotros dos. —Me las arreglo para decir en tono firme y algo orgulloso porque es verdad. Desde hace semanas que ninguno de nuestros padres figura en la lista de personajes activos en la historia y prefiero que siga así.

—Necesito un familiar. —Replica, de nuevo. Usando un tono autoritario.

—Yo soy familiar y él es técnicamente un adulto.

—Pero no tienes edad y no puedes hacerlo venir a firmar los papeles con una bala atravesada en el pecho, ¿O si? —Ahora está siendo sarcástica y apreto mis manos fuerte a mis costados para no lanzarle una silla en la cabeza.

—Escucha. —Empieza a hablar con voz cansada. —Si no hay adultos y existe abandono por parte del representante legal, tendré que llamar a servicios infantiles así que esto se pondrá muy feo para ustedes y para mí. —Hace una pausa para asegurarse de que estoy entendiendo antes de proseguir. —No quiero ayudarte, pero mi turno está a punto de acabar y tengo mejores planes que pasar mi tarde aquí con la policía y contigo, así que voy a omitir esa firma un par de horas mientras está en el quirófano y en recuperación, pero por tu bien espero que haya un adulto para cuando le den el alta. ¿Entendido?

Casi quiero decir que me cae bien ahora y que siento cierta complicidad entre nosotras, pero lo cierto es que nos está ayudando por razones completamente egoístas y vanas, además de que sigue siendo una completa hija de puta, pero elijo guardarme mis comentarios y darle las gracias antes de girarme sobre mis talones.

Camino de vuelta a la sala de espera y me encuentro con Dustin quien se encuentra tecleando en su móvil, pero apenas me ve lo guarda rápidamente en sus bolsillos.

—¿Cómo fue? —Pregunta y fábrica una sonrisa.

Esta ocultándome algo.

—Van a dejarlo quedar sin la firma de un adulto, pero quieren que alguien venga cuando le den el alta. ¿Podríamos llamar a tu madre? —Pregunto echándole un vistazo por el rabillo del ojo.

—¿Estás de coña? Si se entera que no estoy en el campamento evangélico que le dije me echará de casa como a un perro. —Resopla.

Su negativa me decepciona un poco y siento que estoy quedándome sin opciones, su madre no nos ayudará, Gasper solo vendrá si ponemos a su disposición un par de cientos de dólares, mi madre probablemente se alegraría de verlo muerto y su verdadero padre debe estar en prisión en este momento.

Joder.

—Tal vez... deberías decirle a Nora. —Propone con un hilo de voz, mirándome como si estuviera asustado de mi respuesta.

—Jamás. —Me oigo decir con contundencia, él retrocede, asustado.

Nos siguen un par de minutos en un silencio incómodo. Sé que tiene razón, que tarde o temprano tendré que verla de nuevo después de lo que ha pasado, pero no me siento lista para eso. No ahora.

—¿Qué tal las cosas con Farah? —Pregunto para distraerme y parece funcionar porque segundos después nos encontramos hablando de como v así relación; ya ha conocido a sus padres y se las han apañado para verse en las tardes después de la escuela, lo cual me sorprende porque su madre es una loca controladora. Supongo que se debe a la fuerza del amor.

Mientras me cuenta sus pequeñas aventuras de cada tarde y los planes que tienen para ir de excursión al parque nacional durante la semana de receso de octubre, me encuentro de nuevo sintiendo celos de él y de su relación con Farah, de la facilidad con la que se les han dado las cosas, de la paz que transmite su voz, de lo poco complicado que suena su relación a pesar de la adrenalina inocente de esconder su creciente amor a su madre loca.

No puedo evitarlo, me gustaría que esos fuéramos Caleb y yo, me gustaría que lo nuestro fuera así de tranquilo, así de normal. Siento una punzada de culpa por sentirme de esta manera y me reprendo con palabras poco amistosas para obligarme a deshacerme de esos sentimientos para poder apoyar a mi amigo abiertamente. Sé que se merece ser feliz y me alegra que sea con Farah.

—No sabes lo mucho que me alegro por ustedes, Dustin, sé ven tan bien juntos. —Me las arreglo para decir y aunque pretendo darle una sonrisa amistosa, una mueca distorsionada sale en su lugar, él no la deja escapar.

—Oh, linda. Ven aquí. —Me dice, como si pudiera leerme la mente y me abraza con una calidez que solo me hace sentir peor por ser tan egoísta.

Me largo a llorar.

Suaves lloriqueos dejan mis labios y mis hombros se sacuden una y otra vez mientras saco con lágrimas la frustración que me produce todo el asunto y sobre todo porque a pesar de todo solo quiero estar con Caleb, sé que es él y solo él, nadie más me podrá hacer sentir de esta manera jamás y puede que tengamos cincuenta mil cosas en contra, pero si al final puedo tenerlo, todo vale la pena.

C O U S I N S [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora