—Buenas noches. —Saludo al aire cuando atravieso el portón, pero no escucho ninguna respuesta, así que supongo que mi madre no está, de nuevo. Esto se está volviendo su costumbre y empiezo a preocuparme, digo, yo soy la hija, yo soy quien debería estar dándole dolores de cabeza, no al revés.
No hay ninguna nota, nada que me ayude a saber dónde está, pero no supongo nada bueno; son la una de la mañana del jueves y dudo mucho que su ausencia se deba al trabajo.
Decido ignorar el curso de pensamientos que sigue mi cerebro respecto de mi madre y sus aventuras nocturnas, y decido irme a descansar por mi bien, haciendo una parada rápida en la cocina por algo de comer sin encender ninguna luz pues no lo considero necesario.
La casa se siente extrañamente vacía y un repentino escalofrío me eriza los vellos de la nuca, como si algo estuviera fuera de orden. Me fijo en las ventanas y en las puertas, todo está cerrado pero me aseguro de que los pasadores y los seguros estén puestos. Nunca me había preocupado por eso antes de hoy, gracias a la conversación que tuve con Dustin y la extraña sensación que tengo en el estómago.
Camino hacia la habitación de Caleb tratando de reconfortarme con su presencia, pero al empujar discretamente la puerta me sorprende encontrarme con su habitación vacía, él tampoco está y la sensación de angustia y de peligro sigue creciendo dentro de mí.
Pienso que se trata de una mala jugada de mi mente, de un truco siniestro de mi corteza cerebral por el cansancio del día y la desventura de los acontecimientos recientes, hasta que un ruido sordo me sacude desde la primera planta.
—Es mi imaginación. —Mascullo para mí pero mis manos temblorosas y mi respiración agitada después de una seguidilla de ruidos que vienen de abajo, me confirman que no se acaban de creer lo que acabo de decir.
Camino lentamente escaleras abajo escuchando mi propia respiración agitada y mi corazón latiendo en mis orejas mientras los golpeteos que han empezado a sonar como pasos pesados y decididos se hacen más fuertes y contundentes. Escaneo con mi cabeza salidas de emergencia y armas que pueda usar en mi defensa personal, pero al tiempo me repito que pueden no ser más que mapaches o una rata gigante.
Cuando finalmente llego a la estancia me percato de las manchas de tierra mojada que dejan rastro sobre el piso laminado y que se dirigen hacia el fondo de la casa hacia el estudio. Deduzco que el invasor no conoce la casa y muy seguramente la está explorando en busca de algo o alguien.
Cómo puedo camino a la cocina tratando de no hacer el más mínimo ruido y me adueño de un cuchillo de carne, lo suficientemente grande para atravesar a lo que sea que se haya colado sin permiso, en caso de ser necesario.
Me encuentro de frente a la puerta de la cocina, apunto de salir de nuevo a la sala de estar cuando veo una sombra alta y oscura entrando con sigilo en la sala y agradezco que haya conservado las luces apagadas, pues de lo contrario me hubiera visto de pie a través de la ventana de la puerta.
En un acto reflejo me aparto de su campo visual y me ocultó tras la nevera.
Cálmate, cálmate ahora, maldita sea.
Me susurro a mí misma y cubro mi boca con una de mis manos temblorosas tratando de silenciar mi respiración agitada.
—¿Hola? —Pregunta una voz grave y amenazante desde la sala.
—Sé que estás aquí maldita. —No puedo verlo y no sé a ciencia cierta en dónde está, pero su voz aún se escucha apagada y un poco lejos, así que sé que aún no ha entrado a la cocina y muy posiblemente esté mirando hacia la ventana así que asomando un poco mi cabeza para confirmar mi teoría empiezo a buscar un mejor lugar para esconderme.
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C O U S I N S [TERMINADA]
Novela JuvenilNo saben en qué parte de la biblia está escrito, que su amor está prohibido e incluso aunque lo intenten no pueden evitarlo, así se caiga el cielo, así se vayan al infierno. Saben que los pecados nos condenan a la desgracia y ellos ya tienen un asie...