C O U S I N S [TERMINADA]

Capitulo 18: "Chantaje mayúsculo" (Pt 2)

El ambiente es tenso mientras cenamos, casi puedo ver a Nora disparar rayos láser en mi dirección mientras le da una apretada risa a mamá y finge que todo está a las mil maravillas.

—¿Cuándo podremos ver a Cal? Lo he echado mucho de menos. —Susurra inocente mientras se lleva un par de judías verdes a la boca.

—El oficial Liver llamará en cualquier momento. —Dice mamá y se las arregla para parecer despreocupada.

—Pero podríamos ir ahora, todo puede ponerse peor si esa demente presenta cargos. —Sugiero dándole una mirada acusadora a mamá. —Me gustaría llevarle algo de comer y una sábana.

—Estoy segura de que es una comisaría, no un campo de concentración. —Protesta mamá.

—No, linda. Julie tiene razón, esos lugares deben ser terribles, deberíamos llevarle también un poco de sopa.

—De ninguna manera. —Sentencia mamá.

—Es una lástima. —Repongo y empiezo a sacar el sobre amarillo para ponerlo sobre la mesa mientras el corazón me late en la boca. Es una jugada sucia, pero espero que ella capte la indirecta. —Abuela, ¿Tal vez quieras...

—Iremos en cuanto acabe la cena. —Habla mamá antes de que pueda terminar la pregunta mirándome furibunda.

—No se diga más. —Dice la abuela y terminamos de comer en paz.

Después de la cena me ofrezco a ayudar a Nora con los trastes y la sigo a la cocina mientras la abuela acomoda sus cosas en la habitación de huéspedes. Cuando estoy segura de que no puede oírnos le digo:

—Lo quiero fuera mañana mismo.

—No puedo creer que hayas traído a mamá para esto.

—Y yo no puedo creer que quieras meter a Caleb a la cárcel para limpiar tu conciencia.

—Es tu hermano. —Sentencia y el hecho de saber la verdad no quita el retorcijón en mi estómago, provocado por la posibilidad de que en algún universo paralelo eso pudo haber sido verdad.

—Y ella era tu hermana, ¿Cómo fuiste capaz de hacerle eso? ¡Incluso en su maldito funeral! —Se sorprende de que esa información valiosa haya caído en mis manos y se echa para atrás.

—Él fue mío primero. —Se excusa.

—¿Y por eso tenias que cogértelo mientras la metían bajo tierra? ¡Joder! —Ahora estoy gritando y ella me implora con la mirada que baje la voz, echando miradas furtivas a la puerta de la cocina para asegurarse de que la abuela no nos este escuchando. —No te atrevas a reprocharme lo mío con Caleb si lo que aprendí del amor fraternal vino de ti. —Le apunto con el dedo.

—Son cosas diferentes. —Su voz es apenas un susurro.

—Lo quiero fuera hoy mismo.

—Habías dicho mañana, Jules. ¿Cómo se supone que lo voy a sacar hoy si es casi medianoche? —Pregunta pero estoy caminando hacia la puerta.

—No me interesa.

Camino a través de la sala hecha una furia y salgo por la puerta principal para encaramarme en el Dodge fucsia de mi abuela.

Ellas suben en tan solo un par de minutos y a pesar de que estoy segura que la abuela no nos escuchó, la tensión se puede sentir en el ambiente.

—¿Qué les parece si pasamos por un Wendy's después de que todo esto termine? —Pregunta con una nota de esperanza en la voz. Esperanza de volver a los buenos tiempos, a cuando éramos una familia de verdad.

—Tengo clase. —Farfullo y me arrellano aún más en mi asiento, con la esperanza de hacerme invisible.

—Mira quien empieza a preocuparse por su escuela de nuevo, después de tener el ciclo perdido. —Murmura mi madre con sarcasmo.

—Tu siempre has sido la mejor de la clase, Julie. ¿Está todo bien? Seguro es una equivocación.

—No es nada que no se pueda arreglar. —Me las arreglo para decir y me las arreglo para espantar el pensamiento de mis compañeros con togas y birretes mientras los observo desde la ventana de la sala de detención de mi mente.

El resto del trayecto transcurre en silencio y cuando finalmente llegamos, mis piernas temblorosas y la ansiedad rompecorazones de ver a Caleb tras unas frías barras de metal me impiden bajar del auto, así que luego de convencer a mis acompañantes de ir adelantando el camino, me quedo sentada en el asiento trasero, envuelta en un ataque de pánico de proporciones épicas. Respiro, o al menos eso intento, hasta que al fin me siento lo suficientemente fuerte como para salir del auto.