La Playa

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Miré al frente como pude para comprobar que estaba pasando y vi a Lexa gritándole a aquel chico moreno, que salió corriendo sin más mientras el otro seguía agarrándome las manos, en shock y sin saber que hacer.

-¡¿No me has oído!?

El chico, aterrado le hizo caso para después salir corriendo detrás de su amigo.

Por otra parte, yo, cuando dejé de sentir su agarre me derrumbé cayendo al suelo y notando como las lágrimas corrían por mis mejillas, a toda velocidad sin control alguno, no me importaba que Lexa estuviera ahí, no me importaba nada más que lo que esos asquerosos habían intentado hacerme.

Ella caminó despacio hacia mí y se agachó para quedar a mi altura, después pasó sus manos por mi piel descubierta haciéndome temblar.

-Tranquila, no voy a hacerte daño.

No pude responder, lo intenté pero no tenía fuerzas para hacerlo, no tenía fuerzas si quiera para mirarla a los ojos, de hecho todo aquello me parecía extremadamente raro, ¿Lexa preocupándose por mi y prometiendo que no me haría daño? era surrealista.

-Clarke, dime que te han hecho- dijo acariciandome para calmarme.

Negué con la cabeza sintiendo la ansiedad tomar el control de nuevo. Empecé a temblar y enterré la cabeza entre mis piernas, para después balancearme sintiendo como cada vez podía menos con todo lo que estaba pasando.

-Vale, vale, escúchame, no hace falta que digas nada ¿vale? pero salgamos de aquí.

Fue ahí y tras aquellas palabras cuando por primera vez me atreví a mirarla, estaba preocupada, sabía que lo estaba pero ¿por qué por mi?

Cogió mi mano para levantarme pero no lo consiguió, no sentía nada sobre mis piernas, nada cubriendolas, lo único que sentía era la humedad que desprendía mi ropa interior.
Empecé a agobiarme de nuevo y Lexa pareció notarlo porque al instante su mirada se desvió quedando por debajo de mi cintura.

-Deja que te ayude con esto- despacio me subió los pantalones.

No sé ni cómo ni porqué pero antes de que siquiera pudiera terminar de abrocharlos me lancé a sus brazos, necesitaba a alguien, alguien que me dijese que todo iba a estar bien, no me importaba quien fuese y no me importaba que fuese ella, solo lo necesitaba.

Al principio no respondió pero poco después me rodeó con sus brazos dejando que mis lágrimas empaparan su hombro derecho, mientras tanto ella se limitó a acariciar mi pelo logrando tranquilizarme. No la reconocía pero lo agradecía.

-Todo va estar bien Clarke, te lo prometo.

Me abracé más fuerte a ella, sabía que luego me arrepentiría pero en ese momento no me importaba, lo necesitaba, de verdad que lo hacía.

-Vamos, larguémonos de aquí, necesitas desconectar- dijo separándome despacio de entre sus brazos.

-¿Por qué ahora te preocupas por mi?- hablé por primera vez entre temblores y tartamudeos.

-Me preocupo por ti igual que me habría preocupado por cualquier otra cría a la que le hubieran hecho esto, tú y yo no somos compatibles Clarke, para nada pero quizá yo no sea tan hija de puta como crees, se perfectamente que ahora mismo soy la única opción que tienes.

-Gra...gracias.

-Vamos, te llevaré a un sitio más tranquilo.

-Las...las clases.

-Clarke olvídate de las clases por una vez, no estás en condiciones de meterte en una ahora.

No dije nada más y deje que me guiara, no sabía muy bien a donde pero decidí confiar en ella. Salimos del instituto y nos acercamos a su moto, Lexa me dio un casco para que me lo pusiera mientras ella se ponía el suyo.

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