Papá...

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"Te espero en la paralela" mensaje de Lexa.

Caminé hacia esa calle, no quería que la vieran conmigo otra vez y lo entendía, tenía una reputación que conservar supongo.

-Hey rubia, ¿y ese cambio repentino de opinión?-preguntó cuando me vio llegar.

-Nada es solo que...Raven y Octavia se tenían que ir y...bueno, ya sabes...

No quería decirle que habíamos discutido por ella, no tenía porque saberlo, no quería que lo supiera y acabase sintiéndose culpable o algo por el estilo.

-Claro y tenían que irse las dos juntas sin ti ¿no? no cuela rubia ¿qué pasa?

-Solo hemos discutido Lexa, no pasa nada.

-En años no he presenciado ninguna pelea vuestra.

-Pues ha habido unas cuantas.

-Vamos Clarke, se porque ha sido.

-Déjalo Lexa, me da igual.

-Mira Clarke, no voy a obligarte a hablar pero creo que lo mejor será que...

-No, claro que no, me prometiste que no lo harías Lexa, me da igual que se enfaden conmigo, que estén semanas o lo que quieran sin hablarme, me da exactamente igual pero no podría soportar otras cuatro semanas como las que me dejaste de hablar tú, pídeme cualquier cosa menos que me aleje de ti, te lo suplico- dije con la voz rota.

-Solo iba a decirte que igual era mejor llevarte ya a casa, hace media hora que has salido de clase y tu madre debe estar preocupada- respondió intentando no reír.

Le acaba de soltar toda esa cursilada y me la podría haber ahorrado, increíble Clarke, increíble.

-Oh...em...esto...pues...- estaba muy avergonzada.

-Sube y ponte esto- rió dándome un casco.

Toda roja subí a la moto y me agarré fuerte a su cintura, la verdad, me aterraban las motos pero era subirme con ella a una y notar como, mágicamente, todo ese miedo desparecía, me hacía sentir segura.

-Ah y, yo siempre cumplo mis promesas.

Sonreí.

Lexa arrancó y tras unos quince minutos llegamos, tardamos más de lo normal ya que Lexa fue despacio, sabía que me aterraban las motos, se notaba, por eso lo hacía.

Llegamos y lo primero que vi tras poner un pie en el suelo fue un coche que me resultaba familiar, pero que nunca estaba aparcado en mi casa. Estuve observándolo por unos segundos cuando un peluche que se encontraba en su interior me dio la respuesta que buscaba.

Mi padre, era el coche de mi padre.

Pero...era imposible, era totalmente imposible ¿verdad?

-Hey rubia ¿estás bien?- preguntó Lexa consiguiendo sacarme de mis pensamientos.

-No, no es...no es posible.

-¿El que no es posible?

-Lex sácame de aquí, por favor- dije volteando la cabeza hacia ella.

En cuanto me vio con los ojos llorosos volvió a darme el casco, que me puse al instante, y arrancó de nuevo la moto.

-Sube.

Subí y nada más Lexa notó mis manos temblorosas sobre su abdomen, las apretó con fuerza por unos segundos para después volver a posar sus manos sobre el manillar y manejarlo sin rumbo alguno, no tenía ni idea de hacía donde me estaba llevando pero me bastaba con tenerla allí, conmigo.

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