¿Lo que sea?

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Ya era por la mañana y cuando escuché la alarma sonar de un golpe, la apagué con la intención de seguir durmiendo, con todo lo ocurrido la noche anterior, no había pegado ojo.

-Te dije que hoy no podrías ni tenerte en pie- espetó Lexa entrando por la puerta.

Por lo visto ella se había levantado antes.

-Cállate- dije tirándole un cojín.

-En diez minutos salimos, si no estás, te vas andando- concluyó devolviéndome el cojín.

-¡¿Diez minutos?!- grité.

Me levanté de la cama, a toda prisa consiguiendo caerme justo después de hacerlo.

Escuché las risas de Lexa y Natasha escaleras abajo y me sonrojé de la vergüenza que estaba pasando, ni siquiera me habían visto pero si me habían oído, en fin. Me levanté para ir al baño y asearme pero cuando quise darme cuenta estaba otra vez en el suelo.

-¡Joder!- exclamé.

De nuevo las risas de Lexa y Natasha se escuchaban escaleras abajo.

No quise darle importancia y me levanté el suelo, con éxito, para dirigirme al baño a hacer lo que tenía previsto, lavarme los dientes, la cara, peinarme, maquillarme un mínimo para al menos tapar las ojeras que me habían salido y vestirme con la misma ropa de la noche anterior ya que no tenía otra.

Una vez terminé, salí de la habitación dirigiéndome escaleras abajo al salón, donde Lexa, Natasha y para mi sorpresa, también Wanda, que habría llegado minutos atrás, me esperaban.

-¿De que os reíais?- pregunté haciéndome la tonta.

-Ah no, de nada de nada- respondió Lexa intentando no reir.

-Bueno vámonos-.

-Nosotras os vemos en el colegio chicas, que Natasha tiene el coche fuera- intervino Wanda.

Lexa y yo asentimos.

Cuando Wanda y Natasha ya se habían ido, caminé hacia la puerta con la intención de salir por esta, pero antes de que pudiera hacerlo Lexa me paró y agarrándome del brazo me arrastró de nuevo al interior de la casa.

-¿Qué...qué coño te pasa?- pregunté confundida.

Intenté zafarme de su agarre pero como siempre, no lo conseguí, que fuerza tenía esta chica, o bueno, que poca fuerza tenía yo.

-¿Me puedes explicar porque anoche no me llamaste?- preguntó ella sin soltarme de su agarre.

-Ya te lo dije, no quería molestarte-

-Muy bien, hasta ahora he hecho como que me lo creía pero se acabó, quiero la verdad Griffin-.

¿Cómo...? ¿porque sabía que estaba mintiendo? la verdad es que no entendía cómo pero Lexa había llegado al punto de conocerme incluso mejor que yo misma, aunque realmente no era algo demasiado difícil, pero bueno, de todas formas, no iba a contarle la verdad, no la había llamado porque en un principio me dio igual lo que pudiese pasarme ahí fuera, estaba harta, cansada, y en aquel momento ni siquiera Raven y Octavia me quitaron las cosas de la cabeza, pero eso ella no iba a saberlo.

-Es la verdad-

Sinceramente, aquellas palabras no consiguieron convencerme ni a mi misma.

-No nos vamos a ir hasta que me lo digas, a mi no me importa llegar tarde pero ¿a ti? a ti creo que te importa demasiado-.

Finalmente me soltó de su agarre y cerró la puerta con llave quedándosela.

-¿Qué mierda? abre la maldita puerta Lexa- exclamé molesta.

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