¿Amor o debilidad?

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Hacía un rato que habíamos llegado a casa de Lexa, ella había logrado calmarme y ya estábamos las dos juntas en su sofá, tapadas y viendo una película.

-Me hace mucha gracia que todavía te haga tanta ilusión ver Frozen- dijo Lexa riendo.

-Oye no te rías de mí- exclamé intentando parecer enfadada.

-No lo intentes Clarke, no se te da bien fingir- rió de nuevo.

Aquella risa resonaba una y otra vez en mi cabeza, me hacía feliz, infinitamente feliz.

-Cállate que quiero ver la peli-.

-¿Que tienes, cinco añitos, cariño?-.

-Pues la verdad es que sí, me cuidas tanto que parece que los tenga sí-.

-Me gusta cuidarte- dijo Lexa jugando con mi pelo.

-A mi me gusta que me cuides-.

Lexa no paraba de jugar con mi pelo, aquello me tranquilizaba así que decidí dar un paso más y me acurruqué sobre su pecho logrando que ella me rodeara con sus brazos para después volver de nuevo a mi pelo.

-Me gusta estar contigo-.

-A todo el mundo le gusta estar conmigo- dijo ella soltando una carcajada.

-Creída- hice lo posible por aguantar la risa pero no funcionó, me sobraron segundos para empezar a reir a carcajadas.

-Enana-.

-Me voy a ir al final eh-.

-Y si te echo yo primero, ¿qué?-.

-Ah no, pues que mejor me callo porque como que no tengo donde dormir esta noche- reí.

-A mi también me gusta estar contigo- dijo ella esbozando una bonita sonrisa, mi favorita.

Aquello que estaba sintiendo por Lexa realmente veía como cada día se iba haciendo más y más fuerte, ya no aguantaba más, no podía seguir como si nada, como si realmente aguantase el hecho de que para ella no fuese más que una amiga o ni siquiera eso y no pensé, no pensé dos veces y levanté la cabeza, separándome de su pecho, donde estaba recostada, la miré fijamente por unos segundos, dudando si realmente debía hacerlo o no, y finalmente y totalmente decidida, me lancé a sus labios atrapandolos con ansia y sintiendo como entonces todo cobraba un mínimo de sentido.

Maldita sea, cuánto lo había deseado, estaba feliz, estaba muy feliz...estábamos...dios estábamos besándonos, sus labios eran tan suaves y tan dulces, podría jurar que nuestras lenguas encajaban a la perfección. Todo era perfecto, todo era...dios ni siquiera sabía cómo describirlo, solo sabía que jamás me había sentido de aquella manera, jamás había sentido tanta felicidad como estaba sintiendo en ese momento, tanta paz y tanto placer.

Realmente creí que lo había conseguido, que había conseguido a Lexa, que después de todos estos meses al fin ella y yo...al fin íbamos a poder ser felices juntas, realmente me sentí totalmente llena por primera vez en mi vida, ella me llenaba y es que al fin todo cobraba sentido, yo...yo estaba inmersa en una gran nube de sentimientos que era incapaz de controlar, todo era perfecto, todo iba sobre ruedas pero entonces...entonces algo cambió, porque Lexa me separó de ella y no despacio como solía hacerlo.

¿Ella...? ¿yo...? nuestras lenguas habían encajado perfectamente, había...había sentido sus labios saborear los míos y mis labios habían saboreado los suyos, ella...ella...dios cómo pude creer que esto funcionaría yo...me sentía tan estúpida.

-Clarke no, te dije que no quería esto-.

-Pero...yo...lo...lo siento- dije cabizbaja.

-No Clarke esto no...esto no puede seguir así, yo no siento nada por ti y tú...maldita sea a quien quiero engañar, esto nunca tendría que haber empezado-.

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