Feliz, ¿te vale?

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Después de pasar lo que nos quedaba de día entre palomitas, mantas y películas se nos hizo de noche.

-Deberíamos irnos a dormir ya Clarke, necesitas descansar-.

-No tengo sueño Lex, ves tú y luego iré yo, no me importa-.

-Clarke...-.

Sabia lo que iba a decir, los médicos le habían dicho que debía descansar, que alguien iba a tener que estar conmigo estos primeros días por si pasaba cualquier cosa y que en caso de que esto último ocurriera debería acudir a un profesional, lo sabia, sabia que me tomaban por una loca incapaz de controlar sus emociones y sentimientos, ya había pasado por esto antes, sabía que ya nadie confiaba en mi, ya nadie confiaba en que de repente no fuese a subirme a una cornisa con la intención tirarme, sabia que ahora todos me tratarían como a alguien diferente y no lo quería, yo no quería esto.

-Sé lo que me vas a decir, estoy bien, no necesito una niñera como te han dicho-.

-No, por ahí no vayas, esto no es ningún juego, no es algo que puedas elegir Clarke, entiendo que estes pasando por un momento difícil y entiendo que odies todo esto porque créeme que yo también lo hago, odio verte así pero no puedo simplemente confiar en la suerte y en que estarás bien y no puedo desobedecer a los médicos porque tú afirmes que vas a estarlo-.

¿Lexa tampoco? ella tampoco confiaba en mi, tampoco creía en mi y ella también me tomaba por una loca incapaz de controlarse. Me lo imaginé de todos, de todos menos de ella.

-¿Tú también?- la miré.

-¿Yo también qué, Clarke?-.

-Tú también me tomas por una loca incapaz de controlarse- afirmé apartando la mirada.

-¿Qué? no, claro que no, no eres ninguna loca Clarke, solo hago esto porque te quiero y quiero mantenerte a salvo-.

-¿A salvo de quien Lexa? ¿de mi?-.

-Hey no, Clarke no voy por...-

-Claro que vas por ahí, no confías en mi, no crees en mi, ya no y yo realmente he creído que sí, he creído que tú eras la única que jamás iba a juzgarme, la única que siempre iba a creer y confiar en mi pero está claro que me equivocaba, ¡como no vas a tratar diferente a una niñata que a estado a segundos de tirarse por una puta azotea solo por una egoísta de mierda!- grité interrumpiéndola.

-Mira ¿sabes qué Clarke? que no pienso discutir contigo sobre esto, me voy a la cama, no tardes- dijo tranquila mientras caminaba escaleras arriba.

Yo, en cambio, me levanté y fui al baño quedando frente al espejo, mirándome incapaz de reconocer lo que veía ante mis ojos, lo cambiada que estaba, no por fuera si no por dentro, podía notar cada pizca de tristeza brillar en mis ojos, me había convertido en alguien insensible e impenetrable y cada persona que intentaba salvarme de aquello, de mi propia toxicidad acababa igual o peor que yo porque me había convertido en un daño, un daño colateral, algo dañino para todo y todos los que me rodeaban, incluso para mi misma. Salí del baño y corrí hacia la habitación de Lexa frenando en seco en el marco, lo golpeé con todas mis fuerzas buscando llamar la atención de Lexa y lo hice.

-¿Por qué?-.

-¿Porqué qué? ¿Qué pasa ahora Clarke?- estaba cansada, podía notarlo en sus ojos, cansada de mi.

-Que porque lo único que se me da bien es hacer daño-.

Lexa se levantó de la cama y se acercó a mi cuanto pudo -Eso no es verdad- afirmó.

-¿No? entonces dime ¿qué lo es que te estoy haciendo a ti ahora mismo?- cada palabra la decía con la voz más rota.

-Feliz, ¿te vale?-.

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