XLI

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"Everything is temporary

everything will slide

love will never die, die, die"

Imagine Dragons. "Birds". Origins: Deluxe Version.



—Jefe, tenemos un problema.

—¿Qué sucede?

—Danielle Lombardi, está viva.

Gastón Espinoza llevaba varios meses buscando a Danielle. Había escuchado rumores de que se había recuperado por su cuenta y por eso sus rondines por sanatorios y hospitales habían sido un fracaso.

Se quedó inmóvil ante la noticia, mientras los golpes del periodista que tenían atado eran todo lo que podía escucharse. Gastón le hizo una señal al sujeto para que se detuviera. Dejando al hombre de cabeza, ensangrentado y respirando como una bestia cansada.

—¡No lo puedo creer! —exclamó, con un tono casi teatral—. ¡Qué increíble noticia, mi cuñada por fin apareció!

Uno de sus hombres le miró extrañado, caminando ligeramente hasta él con asombro.

—¿Lo dice en serio?

Gastón miró fervientemente al sujeto que tenía al lado, tomándolo por el cuello de la camisa y empujándolo directo a un montón de fierros viejos.

—¡Por supuesto que no, carajo! ¿¡Cómo es posible que esa maldita lesbiana siga viva!?

—No solo eso —intervino Rey, que de pronto se reunía con los otros—. La señorita Grecia ha estado con ella todo este tiempo.

—¿Qué mierda estás diciendo?

El hombre se acercó aún más a su jefe, mientras todos le miraban.

—Se estaban ocultando en una casa a las afueras de la ciudad, nos costó trabajo dar con ellas porque la propiedad no está a nombre de ninguna de las dos ni de usted.

—Seguramente consiguieron la ratonera hace poco.

Rey sonrió por dentro, la caída de Gastón era inminente. Su jefe estaría muy satisfecho con aquella noticia.

—En realidad, señor, ninguna de las propiedades que ha adquirido figura con el nombre de los prestamistas que están en las listas que la señorita Grecia nos dio.

La expresión de Gastón era incrédula y comenzó a caminar lentamente hasta llegar a Rey.

—Debe haber un error.

El hombre negó, manteniendo su rostro inexpresivo.

—La propiedad en la que están escondiéndose pertenece a Umberto Navarro.

Aquello fue como una línea de pólvora directo hacia él. Comenzó a caminar de un lado a otro, golpeándolo todo mientras se llevaba las manos a la cabeza. Parecía un loco, gimiendo y gritando fuera de sí.

—¡Esa maldita perra! ¡Voy a matarla! —Sus puños impactaron en una puerta de madera que se partió al contacto. Se detuvo para mirar el flujo de su sangre al tiempo que dibujaba una expresión demencial—. Pero primero tendrá que ver cómo me deshago de su asquerosa hermana. Prepara todo, vamos a hacerles una pequeña visita a las hermanas Lombardi.

—¿No le parece peligroso, jefe? Es propiedad de Navarro, creo que...

—¡No me interesa lo que creas! ¡Te dije que prepares todo!

Adiós, DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora