Los días pasaron con rapidez y cuando menos pensaron la fecha de la fiesta de caridad ya estaba en puerta. Las hermanas Lombardi eran reconocidas por su participación en dicha festividad, el viejo Lucio fue popular por sus dadivosas aportaciones en piezas únicas que donaba para las subastas, una tradición que sus hijas se encargaban de perpetuar.
Para Emilia aquello era algo nuevo. Hacer "caridad" de esa manera no era un gusto que compartía con Danielle. Era irónico que se organizara una fiesta tan ostentosa para ayudar a otros. Aún así, sabía que tendría que ir, se lo había prometido y no pensaba fallarle.
—Se le ve estupendo, señorita Navarro.
Emilia estaba frente al espejo de cuerpo completo, la modista le sonreía mientras le daba unos toques finales al hermoso vestido que Danielle personalmente había mandado a elaborar para ella. Se sentía como una princesa en un cuento de hadas. Estaba agradecida de que las flores se convirtieran en lujosos vestidos, podría acostumbrarse con facilidad.
Escuchó su teléfono, tomó su bolso de mano y caminó con su modista hasta la entrada del edificio de su departamento donde Danielle ya la esperaba. Llevaba un lujoso traje color vino con una camisa negra y lustrosos zapatos tipo mocasín. Estaba recargada sobre el increíble Mustang 69 que le había heredado su padre.
—Por Dios, Diciembre... —Se aproximó hasta ellas con los brazos abiertos, para rodear por completo el cuerpo de Emilia—. Excelente trabajo, Dina.
La mujer hizo una reverencia y se marchó.
Danielle tomó la mano de Emilia, llevándola personalmente al auto para abrirle la puerta. La rubia miró a su alrededor, habría jurado que un par de sujetos acababan de tomarles algunas fotos pero decidió ignorarlo y continuar con la alegría que la tarde-noche les deparaba.
Llegaron al elegante recinto, Emilia no se había equivocado. Aquellas fiestas de caridad eran solamente un pretexto para que la gente de élite se regodeara con su propia riqueza. No le sorprendió ver que la prensa les esperaba ya en la entrada. Ella personalmente había enviado a un reportero para cubrir la nota de ese evento. Después de todo, grandes celebridades estarían presentes en ese lugar, la subasta era un evento magnánimo.
Danielle estacionó el Mustang y Emilia vio al grupo de personas que les esperaban. Estaba nerviosa pero no lo suficiente como para dejar de disfrutar la repentina atención. Esta vez compartiría las miradas con ella. Y por fin, todas las sospechas y rumores quedarían más que claras. Ambas estaban saliendo en una relación formal.
—Puedo caminar más delante o detrás si te incomoda.
Escuchó decir a Danielle, una vez que había ido hasta su puerta para abrirle caballerosamente. Emilia sonrió tranquila. Sabía que estaba recordando su nerviosismo en la fiesta de aniversario del 24/7. Pero esta vez no había temor que la abordara así que se aferró a su mano y finalmente bajó.
—Y yo que creí que querías aprovechar las cámaras para dejarles en claro que oficialmente soy tu novia —contestó esbozando una sonrisa mientras los flash comenzaban a dispararse.
Danielle le devolvió el gesto y continuaron caminando entre la marea de medios que de inmediato intentaron interrogarlas.
—¡Señoritas, posen para la revista GayPride!
Emilia aceptó, aferró a su compañera por la cintura mientras las cámaras estaban fijas en ellas. Aquello había sorprendido ligeramente a Danielle que ahora correspondía y en ocasiones se inclinaba para besar sus mejillas o hablarle al oído. La prensa estaba loca, ambas estaban afirmando la relación de la que se había especulado durante meses en redes sociales. El hashtag de #Danecia había desaparecido y ahora la tendencia era #Emielle como la pareja del año.

ESTÁS LEYENDO
Adiós, Diciembre
Romansa"Hay que aprender que para sanar una herida, tienes que dejar de tocarla" Emilia Navarro es la presidenta del prestigioso corporativo 24/7. Hija de una relación extramarital, tiene que aprender a sobrevivir bajo el yugo familiar de quienes intentará...