Capítulo 11

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Carla

El día de Spa había sido agradable, había podido relajarme por un momento y olvidar el bochorno de la noche anterior, además en la reservación que Samuel había hecho para mí había especificado que quería una excelente atención para su novia, por una extraña razón, eso me había hecho sonreír, aunque sabía perfectamente que todo era una farsa.

Todas las personas habían sido extremadamente atentas conmigo, era algo inusual, normalmente las personas eran rudas conmigo, siempre me veían por encima del hombro, así que por una vez fue agradable ser el centro de atención, pero en una buena manera, casi siempre era el centro de atención de hombres lujuriosos que querían desfogar sus deseos carnales, pero que fuera tratada como una dama y que nadie me negara nada era algo nuevo, me gustaba esto de ser la novia de Samuel García.

Para mi decepción la hora del almuerzo llegó y me encontré solamente con Omar esperándome afuera del edificio, Samuel no había aparecido, Omar tenía instrucciones explícitas de llevarme de nuevo al piso de Cayetana y al parecer también tenía órdenes explícitas de no dirigirme la palabra, la verdad no entendía esta estúpida regla de Samuel, ¿qué conspiración podíamos hacer una prostituta y un chofer?, igual no rebatí y guardé silencio todo el camino.

"Hola querida" dijo Cayetana cuando abrió la puerta, correspondí su saludo e ingresamos, había una larga mesa con diferentes platillos, "este es Philippe" dijo señalando a un excéntrico hombre, usaba únicamente una chaqueta color turquesa con el pecho al descubierto y unos pantalones bastante femeninos, además de mucha joyería, Philippe tomó mi mano con delicadeza y besó mis nudillos, luego me condujo hasta la mesa y retiró la silla para que pudiera sentarme.

La clase empezó, Samuel había preparado todo, era una clase de etiqueta, los distintos platillos eran para que Philippe y Cayetana me enseñaran las formas apropiadas de comerlos, había demasiados tenedores y todo era tan confuso, pero después de varias horas tenía el tema dominado, "repítelo niña" dijo Philippe una vez más, rodé los ojos y recité lo que me había enseñado, "el tenedor se toma con la derecha entre los dedos pulgar, índice y anular"

Él respiró aliviado, como si hubiera desactivado una bomba, seguí recitando sus enseñanzas, Omar solamente miraba de reojo divertido, "debo presionar el cuchillo suavemente con el índice" dije tomándolo y cortando un trozo de filete, "parfait" dijo Philippe y Cayetana asintió orgullosa, el marisco fue lo más complicado, pero después de sufrir había dominado el arte, incluso el pico de langostas era pan comido.

Luego de no disfrutar para nada la comida pero haber cumplido con el objetivo de aprender la etiqueta al comer, Omar me llevó devuelta al apartamento, Samuel estaba en el balcón con una llamada, parecía enfadado, caminaba de un lado a otro, utilizaba únicamente un pants color gris, estaba descalzo y podía ver su perfecto torso, había un tatuaje en un costado, parecían letras, pero no logré descifrar lo que decía, caminé hacia la cocina y busqué algo de comer, aunque la mesa estaba llena de platillos no había podido comer realmente, todo era para practicar.

Samuel

Dejé a Carla en el Spa y me dirigí de vuelta al apartamento, encendí mi laptop y me dediqué a trabajar, o al menos eso intentaba, con todas las vueltas que habíamos dado no había podido ponerme al día con las cosas de trabajo, mi secretaria me había llamado varias veces para que atendiera varios pendientes, mi bandeja de entrada estaba completamente abarrotada de correos que debía responder, al menos eso alejaría de mi mente lo que había sucedido anoche.

Esperaba que el día de Spa fuera relajante y agradable para Carla, había dado órdenes explícitas que la trataran como a una reina, cuando les dije que la reservación era para mi novia, la dueña del lugar enmudeció, pero me aseguró que la estadía de Carla sería inolvidable, estaba feliz por eso, anoche había sido todo un gilipollas con ella y quería de cierto modo compensar mi rudeza y las cosas caras eran la única cosa que podía ofrecerle.

Además, necesitaría estar totalmente relajada para lo que vendría después, Philippe no es fácil de manejar, ese francesito engreído puede ser un verdadero dolor en el culo, pero no puedo negar que es el mejor, todos los chicos y chicas de sociedad habíamos pasado por sus tortuosas clases de etiqueta, las madres se jactaban de eso, decían frases como mi hijo estudió con Philippe, como si eso fuera importante, su hijo posiblemente era un patán, pero las apariencias siempre eran primero, por eso, si quería impresionar a mi familia con Carla, debía guardar las apariencias.

Me preparé un sándwich, encendí un cigarrillo y me serví tres dedos de whisky para seguir revisando toda la documentación que mi secretaria me había enviado y que debía atender de inmediato, era un mal hábito, mi madre lo odiaba, pero hacía tiempo que estaba lejos de sus garras, así que hacía lo que me venía en gana, Carla seguía en mi mente, la suave sensación de sus piernas sobre mi piel seguía quemándome, al igual que su mano en mi pecho y su dulce boca en mi oreja, su aliento era fresco, como a menta y su aroma era dulce como a vainilla.

Una llamada intervino con mis pensamientos, en el momento agradecí la interrupción, no quería seguir divagando en el mar de Carla y el oleaje de sentimientos que arremetían en mi interior, pero al ver en la pantalla el nombre de Marina, la sangre me hirvió y deseé seguir en donde mis pensamientos estaban antes del timbre del móvil, "¿qué quieres?" pregunté molesto y me levanté para hablar al balcón con el cigarro en mano, era tarde así que había cambiado mi ropa por algo más cómodo.

"Lo siento Samuel, no quiero importunarte... solo quiero confirmar si estás en Madrid" dijo con su fingida inocencia, esa mujer me tocaba los cojones, la repudiaba con todas mis fuerzas, "eso no te importa" respondí mientras le daba otra calada al cigarro, escuché cómo la puerta se abría, era Omar quitando el seguro y abriendo para que Carla ingresara, en ese momento ni siquiera pude concentrarme en ella pues la voz de Marina volvió a taladrarme el sentido.

"Es importante para Nano, solamente por eso he llamado" dijo, en eso tenía razón, mi presencia era importante para él y lo sabía, esa era la única razón por la que había accedido y montado este circo. "Estoy en Madrid, nos veremos mañana" dije sin darle espacio para una respuesta, inmediatamente colgué la llamada y caminé hacia adentro, Carla ya no estaba, pero la luz de la cocina estaba encendida, así que avancé hacia ella, tal vez era una mala idea, pero era un imán que me atraía constantemente.

Dama de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora