Capítulo 21

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Carla

Samuel no había salido de la habitación como era costumbre, lo normal era encontrarlo en la sala del apartamento, viendo el futbol, revisando algunas cosas en su computadora mientras comía un sándwich o solamente pasando el tiempo con su teléfono, había desplegado todo mi atuendo en la cama para cambiarme en el momento adecuado, la cena empezaba a las siete, apenas eran las tres de la tarde, así que debía matar el tiempo.

Decidí que tal vez podía cocinar algo ligero, Samuel siempre parecía tener hambre y la verdad era que en el estadio apenas había probado la comida que él y Omar habían llevado, tal vez una ensalada sería una buena idea, era ligera y fácil de hacer, abrí el refrigerador, tomé algunos vegetales que lavé en el lavatrastos y luego me dispuse a cortarlos para armar los dos platos, uno para Samuel y otro para mí.

De seguro saldría en cualquier momento y esperaba que ya hubiera pasado página sobre lo sucedido con Guzmán unas horas atrás, pero Samuel no apareció, nunca cruzó esa puerta y eso empezó a preocuparme, pero decidí que debía darle su espacio, tomé mi plato de ensalada y guardé el de Samuel en el refrigerador esperando que no se echara a perder, me dirigí de nuevo al sillón y encendí el televisor para ver uno de los capítulos de la serie que había dejado a medias y comer en silencio.

Luego de comer y dejar todo limpio y ordenado decidí que lo mejor era arreglarme para la cena, así es que avancé de vuelta a la habitación y me hice el maquillaje tal y como Cayetana me había instruido, me coloqué el vestido y la joyería apropiada, amarré las cuerdas de los tacones alrededor de mis piernas y volví a la sala, a sentarme sola de nuevo en el sillón y a esperar por él, no sin antes pasar por la habitación de visitas y pegar mi oído en la puerta, se escuchaban algunos sonidos de alguien moviéndose así es que sabía que estaba despierto, tal vez solo había tomado una siesta y ahora estaba alistándose para la cena, así como yo lo había hecho unos minutos atrás.

Samuel

Había dormido por poco más de dos horas aproximadamente, gracias al cielo la conciencia me había llegado justo a tiempo para prepararme, esperaba que Carla estuviera ya lista, las mujeres tardan mucho tiempo en arreglarse, yo tenía todo preparado, únicamente debía colocármelo, no había mucho que hacer, me había afeitado de nuevo en la ducha, así es que solo acomodé mi cabello y me coloqué el traje, hice el moño frente al espejo de forma prolija y exacta y salí de la habitación.

Lo primero que hice fue dirigirme a la habitación que compartíamos con Carla para corroborar que ella estuviera lista, la puerta estaba abierta y ella no se encontraba adentro, así es que me dirigí a la sala con un poco de miedo, esperaba que no se hubiera arrepentido y me hubiera dejado, pero ahí estaba, mordía nerviosamente su uña del dedo índice y movía repetidas veces su pie haciendo sus tacones replicar en el suelo de madera, sonreí por lo adorable que era y también suspiré aliviado de saber que seguía ahí conmigo.

Su vestido era negro y con un corsé de cuero ceñido, una pequeña transparencia hacía que pudiera ver la división entre sus senos, el vestido tenía una sensual abertura en la pierna que llegaba casi a la altura de su cadera y dejaba a la vista un estampado interno, sus piernas estaban rodeadas por las cintas fucsia de sus zapatos de tacón, la había visto con ese atuendo en el apartamento de Cayetana y tal como ahora me había dejado sin aliento y con la polla dura.

Usaba también ese brazalete con diseño de serpiente que tanto le había gustado, su cabello dorado como el sol caía sobre su espalda como una cascada perpetua, lo había alisado y se veía aún más largo de lo que era, solo quería enrollarlo en mi mano y envestirla por detrás, "¿estás lista?" pregunté haciéndome el duro, necesitaría de todo mi autocontrol esta noche, no solo por lo deslumbrante de mi acompañante, sino por la cena con mi familia y el lugar que habían escogido, había recibido la ubicación y no me había hecho nada de gracia el que hubieran elegido ese maldito lugar, definitivamente sería una noche larga, solo esperaba que Carla la hiciera un poco tolerable.

Dama de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora