Capítulo 23

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Samuel

"No olvides tu lugar y recuérdaselo a tu amiga" dije con voz queda cerca de su oído, había colocado mi mano en su espalda para llamar su atención, la palma de mi mano se encendió en llamas al sentir su piel desnuda, era suave y cálida al tacto y su suave perfume invadía mis fosas nasales, no pretendía ser duro con mis palabras y esperaba que Carla las tomara de buena manera, pues mi única intención era que esta cena del demonio no terminara ardiendo, aunque tal vez me estaba adelantando a los hechos.

Ella asintió de inmediato entendiendo a lo que me refería, eso me aliviaba, en poco tiempo esta mujer había aprendido a leerme, era refrescante y un poco aterrador, nunca me involucraba más de lo debido y con eso me refería a que era una especie de casanova ermitaño, solo le daba a mi cuerpo lo que me pedía y luego me hundía en mi trabajo, a ninguna mujer le importaba, una noche con un millonario en Barcelona no era del desagrado de nadie, "me acompañas al baño" dijo en voz alta llamando la atención de su amiga que le sonreía a Guzmán mientras él seguía tocándole el culo.

Inmediatamente arrugó el ceño, pero siguió a Carla al baño, no sin antes recibir un palmetazo por parte de mi amigo que se escuchó hasta el último rincón del restaurante, palidecí de inmediato, no quería que nadie nos descubriera, no me importaban las consecuencias para mí, me importaba mi hermano, Marina no me agradaba, pero parecía hacerlo feliz, también me importaba Carla, ya tenía suficiente encima como para cargar con un escándalo como eso.

El idiota de Guzmán empezó a reír sin ninguna vergüenza, la morena solo lanzó un chillido pero volteó a verlo de forma sugerente, de inmediato ambas mujeres se alejaron de nosotros, negué con la cabeza, a pesar de su imprudencia me causaba gracia el descaro de mi amigo, de cierto modo lo envidiaba, a pesar de la posición de su familia, él podía hacer lo que quería, podía estar con quien quería. Sonreí y pedí dos vasos de whisky.

"Eres un imbécil" le hice saber, no era algo que él ignorara, las miradas pronto se desviaron de nosotros y todos se sumergieron de nuevo en sus propias conversaciones, Nano y Marina estaban retrasados, de seguro estaban follando en el apartamento que compartían o la tonta de Marina los estaba retrasando porque no tenía qué ponerse, "quita esa cara amigo y disfruta de la noche" dijo Guzmán sacándome de mis pensamientos, acabamos con nuestras bebidas y de inmediato teníamos nuestros vasos llenos de nuevo.

"Cuatro dedos más en cada vaso amigo" le dijo al pobre chico que atendía la barra y que no había dejado de llenar nuestros vasos en los escasos minutos que habían transcurrido desde nuestra llegada, en nuestro campo de visión aparecieron Carla y Lucrecia, "es tan caliente que siento que se me incendian las bolas" dijo el idiota, bufé sonriendo y negando con la cabeza, Carla pronto se acercó a mí y la ayudé a que se acomodara en la silla alta frente al bar, usar ese vestido y esos altos tacones no eran cosa sencilla.

"¿Todo bien muñeca?" le pregunté, no podía evitar llamarla así, a ella no parecía importarle, respondió de forma afirmativa y entrelazó mis dedos con los suyos, nuestras manos descansaban sobre su pierna y eso me hizo sonreír, el whisky siguió pasando por mi garganta y nos sumergimos en una conversación amena y divertida, Guzmán y Lucrecia eran frescos, descarados y divertidos, era una lástima que las cosas no fueran tan fáciles como aparentaban ser.

La feliz pareja arribó con casi una hora de retraso, mamá odiaba la impuntualidad, pero en el caso de Marina y Nano, parecía no importarle, o tal vez era el hecho de que algunas cámaras la enfocaban, había contratado a algunos fotógrafos que solamente publicarían lo que ella quería que el mundo viera, y eso era una mujer feliz por su hijo y celebrando el entrañable amor que se tenían con su prometida, no hacía más que producirme arcadas.

Una mujer con una libreta electrónica y unos audífonos con micrófono nos indicaba que debíamos tomar nuestros lugares en la mesa principal, todo el restaurante estaba a nuestra disposición, a pesar de que solamente la familia se encontraba ahí, era una larga hilera en forma de "U" para ubicarnos a todos, Nano y Marina estaban en el centro, al lado de Nano mis padres y al lado de Marina los padres de ella, para mi desgracia, nuestros asientos estaban justo al frente de mi hermano y mi cuñada.

Dama de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora