Capítulo 14

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Carla

Me aferré a la mano de Samuel con fuerza, mis nervios estaban dominándome así que agradecí que él sujetara mi mano con la misma intensidad, sentía que todo daba vueltas, quería vomitar y desmayarme, todo al mismo tiempo, el corazón me palpitaba con fuerza y por un momento pensé que se saldría de mi pecho, mis latidos retumbaban con fuerza en mis oídos, solo habían pasado segundos y habíamos avanzado un par de metros únicamente.

Al llegar al interior me sentí más segura y tranquila, no había más cámaras apuntando en nuestra dirección ni más personas eufóricas lanzando preguntas que ni siquiera había logrado entender, Samuel se detuvo y yo aproveché para observar el lugar y tratar de estabilizar mi respiración, el show estaba por comenzar y yo tenía el estelar, el papel principal se me había dado por un golpe de suerte, al menos eso había creído.

Debía hacer todo perfecto, no había oportunidad para segundas tomas, esto era la vida real y ambos teníamos mucho que perder si no hacía lo debido, una metida de pata y ambos nos hundiríamos, Samuel contaba conmigo y yo contaba con él, eran distintos motivos, pero el objetivo de vencer era el mismo, "¿estás bien?" preguntó mirándome fijamente a los ojos, su mirada era de sincera preocupación.

Sus enormes ojos de cachorro y su ceño fruncido me llenaron de ternura y me dieron el empujón de valor que necesitaba, él me necesitaba y yo lo necesitaba a él "estoy bien... todo va a salir bien" dije con seguridad y con una sonrisa mientras me soltaba de su agarre y ajustaba su corbata, él sonrió y asintió complacido, después de enderezar el nudo, lo tomé de la mano y di el primer paso, Samuel me siguió inmediatamente.

Era la primera vez que no era arrastrada por Samuel, era la primera vez que lideraba el paso, por primera vez caminábamos a mi ritmo y eso me hizo sentir más segura aún, además, en mi mente estaba su promesa de no dejarme sola, de permanecer siempre juntos, Samuel era un hombre de palabra, sabía perfectamente que no iba a incumplir a ella.

Había personas elegantes y refinadas por todos lados, definitivamente todos eran ricos y poderosos, quizás la mitad de los presentes pertenecía a la familia de Samuel, en algunos podía ver el parecido, mientras seguía observando y avanzando lentamente pude ver a una imponente mujer vestida de Chanel aproximándose hacia nosotros, detuve el paso y Samuel también, "¿es tu madre?" le pregunté acercándome a su oído, "sí" respondió, "es intimidante" susurré de nuevo, "sí... lo es" dijo divertido y luego presionó mi mano para hacerme saber que él estaba conmigo y que no tenía de qué preocuparme.

"Samuel" dijo ella en un tono bastante frío, nada maternal o cariñoso, era extraño, no había visto a su hijo en años y eso era todo, "madre" respondió él en el mismo tono, ninguno bajó la vista, era un duelo a muerte, aclaré mi garganta para interrumpir el momento incómodo, además parecía que ninguno registraba mi presencia, inmediatamente Samuel me presentó ante su madre, "ella es Carla Rosón... mi novia" dijo y mi corazón dio un vueltegato.

Decir que debía actuar como su novia era una cosa, reservar un día de Spa para su novia era un poco más, pero escucharlo llamarme así frente a su madre era de otro mundo, "un placer señora García" dije con firmeza y extendiendo mi mano en su dirección. "Bien hecho Samuel" dijo sin siquiera mirarme y sin responder a mi saludo, un nuevo apretón de manos de Samuel me mantuvo a raya y me tranquilicé a pesar del desplante que había recibido de parte de su madre.

Aunque el "bien hecho Samuel" que había pronunciado sonaba a aprobación, tal vez era solamente el hecho de estar vestida de forma adecuada lo que ella resaltaba, nunca lo sabría, luego dirigió su vista hacia mí, era intimidante, como la de Samuel, la única diferencia eran sus ojos claros, "Samuel no suele presentarme a sus novias" dijo con una falsa sonrisa y haciendo énfasis en la palabra "sus", sonreí de vuelta.

"He escuchado maravillas de usted" dije amablemente, tal vez si la halagaba este extraño encuentro terminaría y podría beberme esa mimosa que tanto anhelaba y necesitaba, pero ella rio con sorna, "bella y educada... me agrada, pero no tienes que mentir querida, sé perfectamente lo que mi hijo piensa de mí" respondió sin inmutarse y luego se acercó a él para ajustar su corbata, aunque estaba perfectamente derecha, yo misma la había acomodado minutos atrás, pero Samuel se apartó de forma automática, huyendo del contacto de su madre.

"Suficiente" dijo con un tono molesto, pero bastante bajo para que solo nosotras pudiéramos escucharlo, no quería montar una escena y para ser honesta, yo tampoco quería que lo hiciera, "Carla y yo iremos a beber algo y a saludar al resto... nos vemos luego... madre" dijo arrastrándome hacia el bar, aquí vamos de nuevo pensé, al menos al fin bebería esa mimosa.

"Un whisky doble" dijo demandante, no estaba muy segura si beber algo tan fuerte a esa hora y en esas circunstancias era una buena idea, pero no dije nada, el hombre de la barra me preguntó si quería beber algo, "una mimosa" respondí, era lo clásico en un brunch ¿cierto?, Samuel sonrió y se acercó a mi sosteniéndome por la cintura, pegó sus labios en mi oído y me giró para que pudiera ver a todas las personas que estaban en el lugar.

"Aquel hombre de allá es Sebastián García, mi padre" dijo haciendo una seña discreta, "el hombre con quien conversa es Benjamín Blanco, uno de los jueces más influyentes y poderosos de España" dijo, al parecer estaba por recibir una cátedra de personalidades, Samuel pronto señalo a otra y a otra persona, siguiendo el mismo patrón, me mostraba su rostro, luego me decía su nombre y el puesto que ocupaba o el papel que desempeñaba en la sociedad o qué tan asquerosamente rica era esa persona.

En pocos minutos habíamos acabado con medio salón mientras bebíamos, yo había llegado mi copa hasta la mitad, mientras que el vaso de Samuel estaba completamente vacío, "y esos de allá, ¿quiénes son?" pregunté señalando a una muy atractiva pareja, eran jóvenes y muy elegantes, su felicidad y sonrisa contrastaban con el ambiente, parecía que no encajaban, pero al mismo tiempo lo hacían.

"Nano y la tonta Marina" dijo elevando su vaso en señal de que necesitaba ser llenado de nuevo, el mesero tomó una elegante botella y pronto ese líquido ámbar llenó la mitad del vaso de cristal, "¿por qué la odias tanto?" pregunté, pero él no contestó, bebió de golpe y azotó el vaso sobre la barra, "vamos a saludar" dijo y de nuevo me arrastró con él, tuve que balancear mi copa para no derramarla, "puedes ir un poco más lento" dije tirando hacia atrás su mano, estaba empezando a tocarme los ovarios eso de que Samuel me arrastrara como a una muñeca de trapo.

Él se detuvo y sus ojos de cachorro consternado aparecieron de nuevo, los amaba y los odiaba al mismo tiempo, "lo siento Carla" se disculpó de inmediato por su exabrupto, "está bien" respondí y le di un trago más a mi bebida, no había pasado ni media hora y ya estaba exhausta, "tu madre no ha apartado su vista de nosotros" dije, la verdad era que yo tampoco la había apartado de ella.

Pilar me inspeccionaba de pies a cabeza y eso me tenía descolocada y nerviosa, "vamos a obligarla a apartar esa mirada entonces" respondió, tomó mi copa y la dejó sobre la charola de un mesero que caminaba a nuestro lado, luego me tomó de la cintura y me atrajo hacia él, y sin darme cuenta de lo que sucedía, sus labios se estrellaron contra los míos, empezó a besarme desvergonzadamente delante de todos, estábamos justo en el medio, mi cara ardía pues sabía que los ojos de todos estaban clavados en la escena que estábamos montando.

Mi mente no lograba procesar nada, además no entendía como el hecho de que me besara así apartaría la mirada de su madre, pero su boca contra la mía se sentía tan bien que no me interesó si tenía lógica o no, le seguí el juego sin pensarlo, después de no sé cuánto tiempo me soltó y señaló hacia el lugar donde estaba su madre quien solo rodó los ojos y desvió su atención a la conversación que sostenía con otras dos damas igual de elegantes e intimidantes que ella.

"Ves... mi madre odia las escenas" dijo y ahora todo tenía sentido, lo comprendía, aunque me decepcionaba un poco, pensar que ese beso era solo un teatro era frustrante, pero era mejor mentalizarme desde ya, después de ese viaje al Caribe yo regresaría a mi vida como prostituta y él a su vida de millonario a hacer lo que fuera que hiciera un millonario.

Dama de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora