Samuel
Haber besado a Carla no fue muy inteligente, tenía las hormonas alborotadas y ni hablar del alcohol que corría a través de mi sistema, ni siquiera era medio día y todo parecía ya tan intenso, mi madre como siempre había sido fría y calculadora, había escaneado a Carla de pies a cabeza, la odiaba tanto, me había felicitado como si estuviera exhibiendo un trofeo, Carla no era un trofeo, era hermosa sí, pero era un ser humano con sentimientos, no un objeto.
Además, Carla no había sido otra cosa más que amable con ella, estaba comportándose a la altura de todo, incluso con el beso que le había dado había sabido reaccionar como era esperado, mi madre volteo con desagrado así que sonreí triunfante, lo menos que necesitábamos ahora era a Pilar siguiéndonos los pasos. "Vamos" le dije tomándola de la mano, esta vez lo hice con más delicadeza y caminé a paso lento, al parecer en otras ocasiones había estado arrastrando a Carla, ni siquiera lo había notado.
Mientras avanzábamos la confusión rondaba mi cabeza, ¿acaso esto de jalar a las mujeres era algo que siempre hacía?, ¿por qué nadie se había quejado antes?, odiaba que las personas me ocultaran las cosas solo por miedo a mi reacción, soy rico, no gilipollas. Me gustaba la honestidad de Carla, me gustaba el hecho de que no fuera otra cabeza hueca intentando complacerme, a pesar de que estaba pagando por eso, tomé dos copas de mimosas de la charola de un camarero que pasaba por nuestro lado, le di una a Carla y con mi mano libre la volví a tomar para avanzar hasta donde Marina y Nano estaban.
"Padrino reportándose" dije sonriendo y haciendo una señal militar frente a Fernando, estaba feliz de ver a mi hermano, tenía años en donde solo lo veía a través de una pantalla o en revistas y periódicos, "hermanito" dijo con entusiasmo y con una sonrisa de oreja a oreja, nos abrazamos con cuidado de no derramar las bebidas que cada uno tenía, "Marina" dije a modo de saludo luego de separarme de él, fui descortés, como siempre, pero me importaba una mierda, "hola Samuel" respondió ella de forma educada, me sorprendió de que no fuera una perra como siempre lo era.
"¿Y tú eres?" preguntó Nano dirigiéndose a Carla, "Carla, un placer" respondió con su sexy voz y extendiendo su delicada mano en dirección a la que mi hermano le extendía, "un placer Carla... y ahora, sé honesta... ¿cómo diablos caíste en las garras de este gilipollas?" dijo bromeando y golpeando mi espalda con un par de palmadas, "tuve suerte" fue su respuesta, su sonrisa era genuina, en verdad era una gran actriz, "me agradas" le dijo mi hermano dándole un guiño.
"Mucho gusto Carla, soy Marina" se presentó la arpía, ella sonrió y estrecho su mano, mi instinto protector se activó de inmediato, así que rodeé la cintura de Carla y la atraje hacia mi cuerpo, tenerla tan cerca siempre era mala idea, mi amigo allá abajo era un animal sin control cuando se trataba de ella, no sabía en qué momento habíamos perdido la sincronía entre cabezas, no pasaba eso desde que tenía 15, parecía un puto crío que acababa de entrar a la pubertad.
"Por cierto, enhorabuena por el compromiso y por la futura boda" dijo Carla, estaba siendo muy amable, era lo correcto de hacer, pero yo no me estaba sintiendo en mis cabales, odiaba la presencia de Marina y odiaba el bulto creciente en mis pantalones, "deberíamos brindar" dijo Nano con mucho entusiasmo, estaba también un poco pasado de copas, todos asentimos y elevamos nuestras bebidas, "por mi hermosa futura esposa y nuestra boda" dijo besando a Marina con fuerza en la mejilla, ella sólo sonrió, Carla también lo hizo, yo solo bebí de golpe.
"¿A qué te dedicas Carla?" preguntó Nano intentando hacer conversación, yo seguía con mi posesivo brazo sobre su cintura, necesitarían una ganzúa para alejarla de mí, quería protegerla de todo y de todos, la pregunta me dejó frío, me quedé en silencio esperando a que respondiera de forma correcta, habíamos ensayado todos esos detalles, instintivamente apreté mi agarre, a ella no pareció incomodarle, "estoy terminando mi carrera en psicología" respondido con absoluta confianza.
Sonreí complacido, además eso me hacía conocerla un poco, nunca había mencionado lo que había empezado a estudiar, siempre todo se había reducido al hecho de que había estudiado dos años en la universidad y nada más, ahora estaba seguro de que había sido psicología, la forma en la que lo había dicho con cierta nostalgia y anhelo me lo confirmaba, Carla era un enigma, uno que empezaba a gustarme descifrar, "interesante" respondió Marina sin ahondar en la conversación, lo mejor de su carrera era que todos en mi familia eran abogados, así que a nadie le interesaría una psicóloga, a ellos solo les interesa lo que infle sus egos.
Así fue, el tema quedó zanjado, nos despedimos con la excusa de comer algo y nos alejamos de ellos, la verdad si tenía un poco de hambre, además el alcohol estaba empezando a nublar mi juicio, "te mereces un 100" le dije muy cerca de su oído, mi cuerpo estaba pegado totalmente al de ella, podía sentir cada curva de su cuerpo, la piel que su vestido dejaba al descubierto estaba caliente y quemaba cuando entraba en contacto con mi mano ardiente.
"Gracias" respondió tímida mientras servía en su plato uno de esos tontos sándwiches de pepino, no entendía por qué diablos tenían que cortarlos tan pequeños, era más fáciles hacer uno de tamaño normal, "odio estos estúpidos sándwiches" dije cuando ella colocó un par en mi plato, ella sonrió, "yo también, no tiene sentido, si igual me comeré la cantidad exacta que haría uno de tamaño normal" sonreí de inmediato, era lo que estaba pensando en ese preciso momento, me encantaba esta mujer.
Después de pasar por todo el bufé y llenar nuestros platos, nos sentamos, Carla decidió que era hora de tomar un café, ni siquiera discutí, "Marina es un poco pesada, pero no entiendo por qué la odias tanto... tu hermano es agradable" dijo tomando una galleta con chispas de chocolate que estaba en mi plato, en realidad los platos estaban llenos con cosas que a ella le gustaban, no había escogido absolutamente nada, me gustaba no tener el control, las personas solían cedérmelo sin decir nada, solo asumían que yo debía tenerlo por el hecho de tener dinero.
"Ese es el problema, Nano es demasiado agradable y Marina..." dije sin querer insultarla, después de todo, soy un caballero, ella me escudriñó con esos enormes ojos color esmeralda, como queriendo decir que sabía que había algo más en esa historia y tenía razón, nunca apartó sus ojos de mí, rodeé los ojos y accedí a decirle la verdadera razón por la que odiaba tanto a Marina.
"Marina intentó seducirme antes que a Nano, desistió en el instante en que supo que yo era el menor de los García Domínguez, él era una mejor presa, así que toda su atención se volcó hacia él" dije y tome uno de esos mini sándwiches, estaba bueno aunque demasiado pequeño, así que inmediatamente tomé otro y seguí con mi relato, "le dije a Nano sobre lo sucedido, pero él decidió que no era tan grave, pero eso solo demuestra que es una caza fortunas" espeté molesto y comiendo lo que fuera que Carla hubiera puesto en mi plato.
"Pero se ven felices... además no es que lo hubiese engañado, ¿o sí?" preguntó, la verdad era que no, ni siquiera se conocían y lo nuestro había sido rollo de una noche, pero que desviara su atención a mi hermano era suficiente evidencia de sus intenciones, "termina de comer, debemos saludar a mi padre" dije sin responder a su pregunta, ella solo asintió y tomó otra galleta, esta era otra ola que debíamos sortear en este mar turbulento.
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Dama de compañía
FanficSamuel: Un solitario millonario Carla: Una dama de compañía Una boda y muchos secretos