Capítulo 3

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Carla

"Joder Carla, esta es tu oportunidad de oro... tal vez todo sea como en Pretty Woman" me dijo Lu mientras maquillaba sus exuberantes labios, solamente rodé los ojos y seguí jugando con el anillo en mi dedo, estaba nerviosa, Samuel iba a recogerme en la agencia en cualquier momento, me había decidido por un vestido corto y ajustado color blanco, quería impresionar al millonario ese, Sandra me había dado una nueva oportunidad y si lo arruinaba, definitivamente no tendría otra.

"Deja de pasearte por el pasillo Carla que abrirás un agujero" me reclamó Sandra, la tenía ya mareada del constante vaivén que me estaba gastando frente a su oficina, "¡Oh vamos!, será divertido" me aseguró para que dejara el nerviosismo, "eres perfecta para este trabajo y lo harás bien" me dijo Lu quien esperaba a que Sandra le diera información de su próximo cliente.

El teléfono de Sandra sonó y ella solo se limitó a responder con un "ok", era el momento, Samuel había llegado a la agencia y esperaba en la recepción, eran las 4 de la tarde, hora en punto, tal y como se había acordado, ni un minuto más, ni un minuto menos, y luego de unos segundos que se me hicieron una eternidad, Samuel hizo su imponente entrada.

Vestía con un traje perfectamente ajustado color azul marino, una impecable camisa blanca con un par de botones abiertos que permitían ver su pecho adornado por una ancha cadena de plata, unos zapatos tan brillantes que podías verte reflejado en ellos, un rolex en su muñeca y una argolla colgando de su oreja, además de su cabello un poco alborotado.

"Si no quieres tú, con gusto me sacrifico yo" fue lo que me dijo Lu cuando lo vio atravesar el pasillo, era una vista gloriosa, yo ni siquiera podía articular palabra, Samuel era definitivamente mi tipo y lo peor de todo es que yo ni siquiera tenía un tipo, era un sueño y una pesadilla al mismo tiempo, era el hombre más hermoso que jamás había visto en mi vida.

Su piel morena y cabello castaño, sus ojos de un marrón achocolatado con destellos de caramelo, las pestañas más rizadas y largas que jamás hubiera visto y esos labios carnosos que me hacían tener muy malos pensamientos, "Señor García, un placer conocerlo" dije con la voz entrecortada y extendiendo mi mano para estrechar la suya, quería que me tocara, quería sentir su piel.

Samuel

"Espera aquí" le dije a Omar mientras bajaba del auto, no pensaba tardarme mucho así que no era necesario que ingresara al parqueo del edificio en donde se ubicaba la agencia de Sandra, solo iría a por Carla y luego nos iríamos devuelta a mi apartamento en Madrid, estas semanas no serían fáciles para ella y tenía que aprender en dos días a lidiar con el mismísimo demonio.

La morena que pasó a mi lado rozando mi cuerpo no estaba mal, definitivamente había mucho que podía hacer con esa boca voluptuosa, pero no era a eso a lo que había llegado, solo quería salir de allí lo más pronto posible sin que nadie lo notara, nadie podía saber que Carla era una dama de compañía, además la prensa solía acosar a mi familia constantemente, y si descubrían mi arribo a Madrid no me dejarían en paz.

Carla era mejor en persona, vestía un sexy vestido blanco que se ceñía perfectamente a su hermosa figura, tenía unos hermosos ojos felinos color verde con ciertos matices dorados, sus labios rojos y delineados, también había mucho que se me ocurría hacer con esa boca, y ese par de tetas exuberantes que me hacían reconsiderar lo del sexo.

"Señor García, un placer conocerlo" dijo con una voz seductora, pareció casi un susurro, extendí mi mano y estreché la de ella, su piel era suave y cálida, "el placer es todo mío" respondí sugerentemente, estaba a punto de tener una erección solo de pensar en todas las cosas que podría hacerle, pero pronto deseché esos pensamientos, la situación ya era bastante compleja como para añadirle el sexo.

"Nos vemos en unas semanas Sandra" le dije y extendí el sobre que contenía el cheque del adelanto, la madame solamente sonrió y respondió con un falso "diviértanse", era lo menos que haríamos, cuando se trataba de mi familia, la palabra diversión desaparecía del diccionario.

Tomé a Carla de la mano y la arrastré conmigo hacia la salida, se le dificultó un poco seguirme el paso con los altos tacones que llevaba, igual sería la última vez que le permitiría utilizar tacones de esa altura, odiaba cuando una mujer se veía más alta que yo, Nano solía decir que solamente era un complejo, fuera como fuera lo odiaba, además, yo era el dueño de Carla así que debía ponerse lo que a mí se me apeteciera.

"Señor... señorita" dijo Omar haciendo una reverencia, solamente rodé los ojos, nunca me llamaba señor, llevaba siendo mi chofer años y lo consideraba mi amigo, uno de los pocos, "ni siquiera lo pienses Omar, ella es mía" le respondí con firmeza, pude ver los ojos preocupados de Carla y eso me divirtió "y a ti te advierto que no quiero que fraternices con el chofer, no quiero que se forme un boicot en mi contra" le dije con voz fuerte, Carla solo asintió y subió al auto y unos minutos después estábamos frente mi edificio.

Dama de compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora