Tres de la tarde y estoy tirada en mi cama mientras mi padre toca la puerta de mi habitación.
Claramente quiere que me levante y tenga mi día "productivo", como dice él. Dudo en abrirle la puerta, al fin y al cabo se lo que me dirá y no quiero escuchar el mismo sermón de siempre así que sin mas dejo que siga insistiendo e intento seguir en lo que estaba haciendo, dormir. Pero la puerta se abre y entra preparado para darme la charla :— Hija, sabes perfectamente que detesto que te quedes hasta las tantas en tu cama haciendo nada.
— No estaba haciendo nada – me estiro perezosamente sentándome. – Estaba durmiendo, al menos hasta que entraste.
— Eso no me sirve como excusa. Quiero que hagas cosas productivas, juega con tus hermanos, ayuda a tu madre a hacer las cosas de casa...
— No es mi madre –interrumpo.–Entiende que no lo es, que sea tu esposa y tengan un hijo no es mi problema.
— Por favor no vayamos otra vez por allí – me advierte.
Mis padres se separaron cuando tenía 6 años y mi hermana pequeña tan solo 3. Cuando se divorciaron nosotras nos quedamos viviendo con mi madre y veíamos a mi padre solo algunos fines de semana.
Un domingo en la noche de camino a casa de mi madre, después de haber pasado el fin de semana con mi padre, no la encontramos en casa. Se había ido, sin nosotras. Ni siquiera se despidió, simplemente se fue.
Desde ese entonces vivimos con John, unos años después él conoció a una chica, ella era madre soltera igual que el en ese entonces. Acabaron casándose y hoy en día tienen un hijo.
— Solo déjame en paz, ahora bajaré – digo acabando lo que estaba a punto de convertirse en una discusión diaria a las nuestras.
Me ducho, me visto con unos shorts con un top ya que esta haciendo una calor infernal y finalmente bajo.
— Buenos días– dije en voz baja casi en susurro.
— Buenas tardes mejor dicho– responde Alex, mi hermanastro, omito lo dicho siguiendo mi camino al sofá.
—¡Ángela, no piensas comer algo?– me pregunta Sonia, mi madrastra.
Sonia no me cae mal, pero aunque yo la conocí cuando tenía unos 8 años nunca tuvimos como una buena relación por así decirlo ni nada por el estilo. Tampoco nunca hemos discutido, simplemente no hablamos mucho.
— ¡No piensas dejar el móvil Lucía o que?– pregunta papá a mi hermana, o mejor dicho reclama.
— Solo estoy viendo YouTube – responde ella.
— Ya verás, como sigas así te quitaré celular, estás todo el día pegada a él. Igual que tu hermana.
— Igual que yo e igual que Alex. – salto yo.
— Estoy hablando con Lucia, no te metas —me reprende.
— Si me meto porque en esta casa hay gente que está peor con su móvil y sus juegos y no les dices nada – insinúo, refiriéndome a Alex. – Mejor deja a Lucia en paz – digo yo, y así es como lo dejo callado.
No iba a dejar que como siempre esté castigando a mi hermana por nada. Desde que mi madre se fue yo me juré siempre cuidar y defenderla hasta de una mosca, y más desde que mi padre se casó, ahora su prioridad es su mujer y sus hijos, después estamos nosotras.
Con mi hermanastro me llevo bien, más que bien. Para mi es mi hermano, al fin y al cabo nos criamos juntos los tres hasta que mi hermano pequeño nació hace 4 años. No entiendo como Alex puede decirle sin dificultad "papá" a mi padre y yo ni siquiera puedo mantener una conversación con la suya sin sentirme incómoda.
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Por primera vez
RomanceSoy Ángela Collins, una chica normal que le gusta salir mucho de fiesta con sus amigos. No voy mentir, para muchos soy una inmadura que no aprende, pero la vedad es que me da igual lo que digan de mi. Nunca he creído en el amor, menos me he enamora...