Capítulo 2

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—Te prometo que me alejaré de él, solo... —dije jadeando del dolor— Solo déjame en paz por favor.

—Me parece bien —me tiró al piso y escupió a mi lado—. Pero te prometo que si te acercas a centímetros de él no lo cuentas ¿Entendiste?

—Lo haré —se me llenaron los ojos de lágrimas—. Aunque me duela, lo haré.

Me desperté de un salto y con los ojos llorosos, desde ese día que sueño con él, con su hermano, me atormenta todo lo que me dijo aquel día. Desde ese entonces no he vuelto a ver a Adrien, no puedo hacerlo, tengo miedo.

Alejandro, el hermano de Adrien, tiene fama de ser muy violento, siempre está involucrado en peleas callejeras, estuvo a punto de matar a un chico solo porque le dio una mirada a su novia, el pobre chico apenas y no la cuenta, si no fuera por Adrien, él no hubiese parado.

Solo mamá sabe qué sucedió, ni siquiera fui capaz de contárselo a Olivia, simplemente no puedo hacerlo.

— ¡Josh! —me dice Olivia haciendo chistar sus dedos frente a mí.

—Si... ¿Me decías?

— ¿En serio? ¿A caso no escuchaste nada de lo que dije? —se cruzó de brazos— ¿Qué te pasa últimamente?

— ¿A mí? Nada, solo estoy cansado, no dormí muy bien anoche.

Era verdad, me quedé toda la noche pensando en el mensaje de Adrien y cuando por fin conseguí dormir me desperté con el recuerdo de su hermano y no pude volver a pegar un ojo en toda la noche.

—Josh... te conozco de toda la vida, algo te pasa.

—Te juro que no es nada —le di una sonrisa—. No te preocupes, ¿sí?

—Está bien —puso cara pensativa— Entonces... ¿¡Te contestó!?

— Eh... si... —le dije jugando con mis dedos— Pero no le respondí. Aún tengo el mensaje sin abrir.

En ese instante antes de que ella pudiera volverme a hablar Adrien entraba al aula, y fue directo a sentarse con Bruce, como lo hizo el día anterior. Solo que antes de sentarse me dio una mirada y volvió su vista al frente rápidamente. La clase había comenzado minutos antes.

— ¿Qué fue eso? —preguntó ella.

— ¿Qué de qué?

— ¿Qué te ha contestado? ¿Me dejas verlo?

Me quede pensando en sus ojos, ese color miel que tanto me gusta y que he visto tantas veces, pero no me canso.

—Hey —Liv me quito el móvil de las manos al ver que no le respondía.

—Veamos —se puso a leer la conversación— ¡Pero!

—Shhhh —dijo todo el salón.

—Lo siento— se disculpó ella— ¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Es que no... —le dije en voz baja— No quería ilusionarme.

—Pues ahora tendrás que decirle algo, porque acabo de abrir su mensaje.

— ¿¡Pero, estas loca o qué!? —le dije en voz baja— ¿Ahora qué le digo?

—Tranquilo Josh —se río en voz baja—. Era broma, no lo abrí, solo quería ver tu reacción.

— Sabes que te odio, ¿no?

—Tú me amas y lo sabes – me dijo sacando la lengua.

Ya en el receso fuimos a comprar bocadillos a la máquina expendedora del pasillo y luego a nuestro lugar de siempre, nuestro árbol, tratando de evitar lo más posible a Adrien, quiero verlo, hablar con él, pero no puedo.

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