JOSHUA
Este será el último fin de semana que pasaré en casa, el lunes ya debo volver al instituto, Olivia me ha estado ayudando a ponerme al día. Por suerte no nos han dado demasiada tarea, más que nada hacer resúmenes y estudiar para los exámenes que empiezan en poco tiempo.
—La profesora Orus ha preguntado por ti —me dice Olivia del otro lado de la línea.
Si, aún no me atrevo a decirle a Olivia que venga a casa y vea que Enzo está aquí, ella ya lo conoció cuando vino la primera vez hace unos años, pero no sabe de lo que tuvimos y me gustaría que siguiera así, al menos un tiempo más, hasta definir lo que tenemos ahora.
—Dice que extraña a su mejor estudiante —ella ríe.
—Para ser el único que le presta atención en las clases —suelto una carcajada.
Hago una pausa por un momento y suelto un suspiro.
—Josh... ¿Hay algo que no me estás diciendo? —vuelve a hablar.
—Nunca podré ocultarte nada ¿verdad?
—Puedes... —hace una pausa—. Pero tarde o temprano lo descubriré.
Hago un silencio por un momento y vuelvo a hablar.
—No es nada Liv, solo estoy un poco cansado... —dudo un momento—. Y confundido.
— ¿Confundido? ¿Por qué?
Enzo se abre paso a mi cuarto bailando y tarareando una canción.
—Hablamos luego, Liv, tengo que irme —cuelgo la llamada.
— ¿Por qué le cortas? —ladea su cabeza como un perro.
—Luego le explicaré, no te preocupes —le sonrió.
Me acerco a él y lo abrazo descansando mi cabeza en su pecho, el me devuelve el abrazo y apoya su cabeza en la mía. Me rodea completamente con sus brazos. Él se volvió mi refugio. Me separo de él y le doy un beso corto en los labios.
— ¿Qué hacías? —me pregunta echando un vistazo a mi escritorio.
—Solo terminaba cosas del instituto, ¿tu?
—Planeaba algunas cosas con tu madre...
Nos quedamos abrazados por un rato más, en silencio, hasta que él vuelve a hablar para preguntarme.
— ¿Quieres que vayamos de acampada?
Me separo de él y lo miró fijamente, sus ojos negros están iluminados, puedo ver ilusión en ellos, de verdad quiere hacer esto conmigo.
Las personas podrán mentir, pero los ojos terminan delatándolos. Literalmente son las ventanas del alma.
—En tres días tienes que volver al instituto y como pasaremos poco tiempo juntos, me pareció buena idea tomarnos unos días solo nosotros dos.
Esto me toma por sorpresa, pero tiene razón, no hemos tenido nuestros momentos a solas, solo aquel día aquí en mi cuarto, y nos vendría bien un respiro. Tener un tiempo a solas.
— ¿A dónde quieres ir?
—Estaba pensando en el campo que está cerca de aquí, aquel que tiene un bosque, sé que te gustan esos lugares.
Le sonrió y vuelvo a besarlo.
—Me conoces tan bien... —pauso—. Pero ¿Estás seguro de querer ir allí?
—Nos lo debemos amor —hace una pausa y besa mi frente—. Y tú te mereces despejar un poco la mente, ¿quieres ir?
No necesito pensarlo mucho tiempo, él tiene razón.

ESTÁS LEYENDO
Extraño
RomanceJoshua estuvo enamorado toda su vida de su mejor amigo Adrien, pero el destino les impedirá obtener su libertad. ¿Qué harías Si el amor de tu vida se olvida de tí?