Capítulo 19

51 8 0
                                        

JOSHUA

Desde la llegada de Enzo todo ha estado muy tranquilo. Mamá se alegró mucho con la idea de que se quedará, hasta arregló la habitación de invitados para él, para que tenga su espacio.

Yo en cambio casi no salgo de mi habitación, bajo de vez en cuando a hablar con él o con mamá y obviamente cenar y almorzar, pero no más que eso, no me sentí con ganas de volver al instituto.

— ¡Josh! —escucho ruidos al otro lado de la puerta— ¿Puedo entrar?

Desde que llegó aún no ha entrado a mi habitación, no como antes que solía hacerlo. Quise tener mi espacio unos días.

— ¡Pasa!

El entra y cierra la puerta detrás, ojea toda mi habitación de arriba abajo.

Merda Angelo, sí que la has cambiado.

—No tanto, la mayoría sigue en su lugar —suelto una risa.

Camina por toda la habitación y se detiene frente a mi corcho inspeccionando todas y cada una de las fotos y los recortes que tengo allí.

—No tienes nada conmigo —él se entristece.

Me levanto de la cama y me pongo a su lado para observar con él.

—Ahora que estás aquí nos podremos hacer miles, cariño. —Lo tomo desde atrás y anudo mis manos en su estómago.

Llamarlo de esa forma me sorprendió, pero solo me escondí en su espalda y él soltó una risita.

—Hecho —pone sus manos sobre las mías en su estómago y luego me gira para quedar de lado y seguir caminando por mi habitación.

Yo sigo caminando, no me di cuenta de que se detuvo en mi librero así que me detengo y me giro hacia él.

Cuando me doy cuenta tiene un libro entre sus manos, uno que conozco muy bien, él me lo regaló antes de irse.

—Aún tienes el libro que te regalé —se abraza a él— ¡Lo has marcado y todo! —chilla.

—Tienes buen gusto en esas cosas, para que mentirte.

Él me mira con una ilusión inconfundible en sus ojos.

—Suelo releerlo a veces —me acerco a él y tomo el libro—. Es muy bueno, ¿Sabes?

—Y tú sabes que te amo, ¿No? —Me tenso un poco, pero sus palabras me erizan la piel.

Enzo siempre fue así de directo y demostrativo, a mí me cuesta un poco, eso es lo que me gusta de él, además de su amor por los libros que es casi igual o superior al mío.

Ya nos imaginó viviendo juntos cada uno en un sofá leyendo un libro con un café.

Conciencia, no es momento.

— ¿Y tú sabes que yo lo hago aún más? —le suelto una sonrisa y su mandíbula cae.

—Eso sí que no me lo esperaba, Vita mía, me sorprendes más.

Me revuelve el cabello y me da un beso en la mejilla.

No sé qué haría sin él en estos momentos, está haciendo hasta lo imposible para apoyarme. No sabía lo mucho que lo necesitaba.

Olivia estuvo pasando toda esta semana con Bruce, presentándose a las familias y demás, por eso no está conmigo. Sigo sin creer lo serio que van, a estas alturas se casan y tienen hijos.

—Ah, por cierto —Enzo me devuelve a la realidad—. Tu madre ya tiene el almuerzo listo— pasa su mano por detrás de su cabeza—. Lo olvidé —me sonríe.

ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora