JOSHUA
Luego de salir del hospital pedí un taxi para ir hacia el lago. Necesitaba un lugar tranquilo para hablar con Enzo y nada mejor que aquel.
Para ser sinceros, este lugar lo descubrí gracias a él, es donde veníamos para escondernos y para descansar después de un día tan largo del trabajo o del instituto en mi caso.
Enzo, él vino hace unos años gracias a un programa de intercambio para trabajar y vivir con una familia, así llegó con nosotros. Mamá había ofrecido nuestra casa para darle un cambio, para que haya un poco más de alegría.
Él fue mi primer amor, estuvimos juntos todo ese año que él vivió con nosotros, nadie supo de lo nuestro, ni siquiera Olivia o mamá.
A él le debo mucho, le tengo que agradecer por ayudarme a descubrir quien realmente soy. De verdad que lo quise y lo valoré muchísimo, tenía la esperanza de que podíamos lograrlo y estar juntos por mucho tiempo.
Pero desgraciadamente llegó ese día en el que tuvo que dejarnos para volver a Italia, no volvimos a contactarnos, quedé devastado sabiendo que no lo volvería a ver en un tiempo muy largo. Lo extrañé muchísimo, lo necesitaba.
Haberlo visto en el hospital hizo que volviera a sentirme de la misma manera que cuando lo vi la primera vez al llegar a casa con sus valijas y presentándose con su sonrisa y su carisma.
—Enzo Cortese —me sonríe y me pasa la mano—. Un gusto.
—Joshua McAllen —le devuelvo la sonrisa y el saludo—. El placer es mío.
Llegamos al lago y nos sentamos en la banca que siempre solíamos usar, la más recluida. La misma de aquella madrugada con Adrien.
Enzo prendió un cigarrillo y se quitó su chaqueta dejando a la vista sus brazos. En el derecho tenía un tatuaje.
— ¿Cuándo te lo hiciste? —toqué el contorno del tatuaje.
—A las semanas de irme de aquí —suelta el humo del cigarro.
Me quedé embobado viéndolo, su tatuaje me hizo recordar a la manera en la que él solía llamarme.
—Angelo —dice como si leyera mi mente—. Me lo hice por ti.
Lo miró fijamente y vuelve su vista al tatuaje.
—Se me hizo imposible olvidarte, Vita mía.
Él suspira y suelta humo.
—Y yo tampoco quería soltarte, era imposible saber si nos volveríamos a ver, así que lo hice para recordarte.
Él pone su mano sobre la mía y acaricia el dorso, eso me calma y me recuerda a las veces que lo hacía cuando estábamos en el sofá de casa para ayudarme a relajarme.
¿Lo necesitaba? ¿Por qué mi corazón late tan rápido?
— ¿Qué sucede Angelo? —me mira a los ojos fijamente.
—Gracias... —suelto y mi visión se torna borrosa—. Aunque hayas venido en vano hasta aquí, gracias por hacerlo.
—Josh —toma mi rostro—. Sabes que por ti haría lo que fuera —me sonríe.
Una lágrima cae por mi mejilla y él la limpia con su pulgar.
—Enzo, yo...
—No hace falta que digas nada, tu madre me lo dijo todo.
Espera, ¿mi madre? ¿habló con ella?
—Cuando me dijeron que estabas ingresado me preocupé y la llamé —le da una calada a su cigarro—. Me contó lo de Adrien, quise llamarte pero cambiaste tu número, tu madre aún tiene el mismo —soltó el humo.
—Yo... Pero... ¿Por qué? —Estoy confundido y no puedo formar palabras.
—Pensé que necesitarías compañía en un momento como este, Amore —me da una sonrisa de boca abierta lo cual me deja ver sus dientes.
¿Por qué este ser tan perfecto, guapo y cariñoso tiene que volver justamente ahora?
Mira lo que tenías escondido, traviesillo.
Ahora no, cállate.
—Gracias Enzo —le doy una sonrisa de boca cerrada y él besa mi mejilla.
Me sonrojo y él lo nota, suelta una risita por lo bajo.
— ¡Merda Angelo! —se pasa las manos por el rostro—. Te extrañe demasiado, tu piel sigue igual de suave. —me acaricia con su pulgar.
—Yo también te extrañé, Enzo —le doy un beso corto en los labios.
Él pareció igual de sorprendido que yo, actué por puro impulso y no me arrepiento. Extrañaba muchísimo sus labios.
— ¡Mierda! —suelto y me cubro la boca—. Me confundes, pero te extrañé muchísimo.
Nos reímos y nos abrazamos de lado viendo en dirección al lago.
—Está mejor de lo que recordaba. —da una última calada y arroja la colilla—. Es más tranquilo.
— Y eso que no has venido de noche —me rio.
— ¿A qué vienes a esas horas tú? —me mira con una ceja enarcada.
— ¿Celoso, Cortese? —vuelvo a reír.
—Si... —eso me sorprende—. Pero no puedo hacer nada al respecto.
De verdad me sorprende bastante, es la primera vez que me lo dicen directamente.
— ¿De verdad solo viniste por mí?
—Angelo... dejé el trabajo y me subí al avión hasta aquí.
—Es que no lo entiendo, Enzo.
—No hace falta, necesitaba verte y asegurarme que estuvieras bien y que no te lastimen —acaricia mi cabello.
Que diga eso hace que aquella golpiza vuelva a mi mente, él no sabe nada de eso, ¿debería decirlo? En otro momento quizás, no quiero arruinarlo ahora.
— ¿Vamos a casa? —me abrazo a mí mismo—. Está haciendo frío.
—Ten —me pone su chaqueta— ¿Mejor?
—Podré vivir —nos reímos y caminamos en dirección a casa.
Debería explicarle a mamá que él se quedará en casa un tiempo, aunque seguro ya lo sabe.
—Josh... ¿Sabes que me quedaré el tiempo que necesites para estar mejor, no?
— ¿Lo harías? —me frenó delante de él—. Es decir, no es necesario, pero ¿De verdad harías eso por mí?
Él se ríe y me toma del rostro con ambas manos, puedo ver el deseo y la ilusión en sus ojos, hace mucho no veía unos ojos tan negros.
— ¿Aún no lo entiendes?
Él me da un beso corto y deja su rostro muy cerca del mío uniendo nuestras fuentes, sus ojos se ven incluso más negros de cerca.
—Haría lo que fuera por ti, Angelo.
***********************************************************************************************
Nota del Autor:
Buenass.
Les quiero agradecer por todo el apoyo que estoy recibiendo, sé que lo repito mucho pero de verdad estoy muy agradecido con ustedes.
Quiero saber que piensan sobre Enzo. ¿Les gusta?
Sigan votando, compartiendo y comentando, me ayudan muchísimo.
Los quiero <3.
E.A.H

ESTÁS LEYENDO
Extraño
RomantizmJoshua estuvo enamorado toda su vida de su mejor amigo Adrien, pero el destino les impedirá obtener su libertad. ¿Qué harías Si el amor de tu vida se olvida de tí?