Capítulo 35

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Se desató el infierno💉

¿Amethyst, cielo,
cómo estás?

Hola, señora Celeste,
estoy bien. ¿Y usted?

Estoy bien, cielo. Te
llamaba porque he
estado llamando a
mi hijo, pero no
responde.

Debe estar en una
reunión o algo así.
¿Sucede algo?

Bueno, me llamó esta
mañana y me pidió
que organice una
cena, pero no sé
dónde o por qué.

Zeus desea que sea en
mi casa. Por lo que he
escuchado, Ares estará
todo el día allí así que
puede ayudarla en lo
que necesite.

Gracias, cariño.
¿Dónde estás?

Estoy desayunando
con Hera y Camila.

¡Oh! ¿Cómo está mi
nieto y las chicas?

Bueno, Camila ha
estado comiendo todo
lo que ve así que
supongo que su nieto
está hambriento.

Bromea ganando un golpe de parte de su mejor amiga.

Eso es bueno, querida.
Bueno, dejaré que
terminen de desayunar.

Gracias, nos vemos
esta noche.

Adiós.

Corta la llamada y continúa desayunando con sus amigas.

—¿A qué se debe esta cena? —Pregunta Hera curiosa.

—Zeus quiere informar formalmente nuestro compromiso aunque creo que todos lo saben...

—Sí, creo que todos lo sabemos o lo suponen —Bromea la rubia. Al cabo de unos minutos, las tres se despiden para ir a hacer sus actividades diarias.

—¿Anthony, sabes dónde está Zeus? —Pregunta viendo por la ventanilla la ciudad que la ha acogido por tantos años.

—Por lo que sé, el señor se encuentra en la empresa. ¿Pasa algo?

—No. ¿Puedes llevarme a casa de mi tío? Quiero ver a mi abuela.

—No tiene por qué preguntarlo, señorita —Responde con una sonrisa continuando con el viaje.

Al cabo de algunos minutos, el auto se detiene frente a la gran mansión que hace años anhelaba. Deseaba vivir en aquella mansión con sus padres y, tal vez, con un hermano o hermana, compartiendo amor y viviendo la magia de la armonía.  Deseaba tener la familia que tiene Sophie, deseaba tener esa estabilidad y esa paz que ella tenía, pero no la tuvo.

Camina hacia la puerta, toca el timbre y está se abre dejando ver a una de las empleadas.

—Buenos días, ¿En qué puedo ayudarla? —Saluda con una sonrisa.

—Buenos días, deseo ver a mi abuela.

—¿Y usted es?

—Amethyst Williams.

—Ok —Se hace a un lado dejándola entrar en la mansión. —La señora se encuentra en el jardín trasero, es por aquí...

—Sé muy bien dónde está el jardín, gracias —Responde cortante caminando hacia dicho lugar. De solo estar en aquella vivienda siente el amargo sabor de la vida miserable que vivió los últimos años del internado gracias a su tío.

Cúrame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora