Capítulo 19

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Castigo💉

—No has dicho ni media palabra desde que estamos aquí... —Habla Zeus viendo a la chica frente a él jugando con los alimentos servidos en su plato. —Sino tienes apetito, puedes dejar de comer —Toma su mano por encima de la mesa mostrándole su apoyo. —No tienes por qué forzarte —Sonríe de aquella forma especial que logra calmar a la mujer frente a él.

—Gracias —Suspira exhausta hasta recordar lo que sucedió esa mañana en el banco. —¿Por qué pagaste mi deuda? —Cuestiona rápidamente.

—Amy, solo quería ayudarte y sabía que si te lo decía no aceptarías.

—No, no lo haría porque no está bien que pagues mis deudas y menos las deudas familiares. No es tu obligación y nunca lo será...

—No digo que sea mi obligación, eres mi pareja...

—Lo soy y también soy una exitosa cirujana que es capaz de pagar sus deudas —Lo corta. —Eres mi novio, no mi sugardaddy o mi inversionista personal.

—Está bien, preciosa —Acaricia su mejilla. Lo último que desea es enojarla más. —¿Mesera, puede venir? —Le pregunta a una castaña de ojos mieles que se encuentra en el mostrador.

—¿Qué deseas? —Pregunta coquetamente viendo al rubio con ojos de lujuria. Acto que no pasa desapercibido por la castaña.

—Ya hemos terminado de comer, puedes retirar los platos —Le pide amablemente aunque su vista está fija en los ojos azules más hermosos que ha visto en toda su vida. —¿Y puedes traerle un café a mi novia?

—Claro, permiso —Recoge los platos y se marcha.

—¿Por qué todas las mujeres te miran de esa forma?

—¿De qué forma? —Pregunta coqueto.

—Sabes perfectamente de qué forma —Sus mejillas se acaloran al sentir su mirada acosadora.

—Mmm... —Se acerca a ella por encima de la mesa. —Si es de la forma en que tú lo haces, deseando tenerme desnudo dentro de ti, solo me interesa que seas tú quien me vea así —Le guiña el ojo y se aleja nuevamente dejando a la castaña aún más avergonzada.

La mesera le entrega su taza de café y antes de que Zeus pueda pagar, Amethyst saca su tarjeta de crédito y se la entrega.

—Tú pagaste mi deuda, creo que es justo que pague nuestro almuerzo.

—Querrás decir mi almuerzo ya que tú no probaste nada —Le reprocha. —No es bueno que te saltes las comidas.

—Perdí el apetito —Sus miradas se encuentran y todo a su alrededor pasa a segundo plano. <<Él, el hombre que me atropelló y se mantuvo a mi lado en el hospital aun siendo desconocidos, el hombre que me envió flores para disculparse y me envió joyas costosas en forma de "regalo". No deseaba sentir esto que siento por él, pero justo ahora me maldigo porque esto se salió de mis manos y pasó. Pasó lo que tanto temía, me enamoré de él>>. Suspira viendo al hombre más guapo y sexy de todos.

No es extraño para él atraer todas las miradas, incluso disfruta cuando esto pasa aunque la única mirada que le excita es de la mujer sentada frente a él. <<Entre creer y no creer, se encuentra el hilo delgado del destino. No creía en la vaga historia del hilo rojo, incluso esto me causó gracias cuando la abuela me lo contó, pero mira dónde estoy. Viendo los azulados ojos de la persona que está atada al otro lado de mi hilo>>. Sus miradas se ven interrumpidas por la mesera quien le entrega la tarjeta a la castaña.

—¿Algo más que deseen?

—No, muchas gracias —Responde el tatuado sin mirarla.

—Zeus, ya debo volver al hospital.

Cúrame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora