Capítulo 42

1.2K 89 4
                                    

Pequeña princesa💉

Una semana después...

—No me agrada que tengamos que regresar tan pronto a América —Refunfuña Amethyst mientras su marido prepara las maletas.

—Lo sé, mi cielo —Responde tratando de ocultar su nerviosismo. <<¿Cómo le digo que su mejor amiga está en el hospital y corre peligro al dar a luz a nuestra sobrina de 26 semanas y media?>>. —Pero, la empresa me necesita —Miente ingresando al baño para buscar sus pertenencias.

—¿Y por qué no se encarga tu papá o Ares?

—Porque no les dejé un poder firmado para tomar decisiones —Responde saliendo del cuarto de baño con algunas cremas de su esposa. —Sé que no quieres irte, pero tan pronto nuestro hijo pueda salir del país, regresaremos —Asegura. —Ahora necesito que me digas si se queda algo.

—¿Guardaste los chocolates que nos dieron mis abuelos? —Pregunta con ternura.

—Amor, vi como los guardaste en la primera maleta cuando creíste que no me había dado cuenta —Se acerca a ella quien se encuentra sentada en el filo de la cama dejando un beso en su frente. —¿Pero, se me queda algo más?

—No, amor. Te he visto meter todo dentro y no solo me refiero a la ropa —Bromea.

—¡Por Dios, Amy! —Una áspera carcajada sale de lo profundo de su garganta. —Pues, es hora de irnos —Toma las tres maletas que llevaron para luego irse con destino a recepción.

Elpízo i diamoní sas sto xenodocheío na ítan efcháristi —[Espero que vuestra estadía en el hotel haya sido placentera]. Habla la recepcionista cuando van a entregarle la llave de la habitación.

Kai elpízo na se plirónoun gia to lígo pou káneis kai óchi gia to ti skýla eísai —[Y yo espero que te paguen por lo poco que haces y no por lo perra que eres]. Gruñe la castaña furiosa.

—¡Amethyst! —Le reprocha su marido al entender claramente lo que acaba de decir su señora.

Tzi, korítsi mou! Elénxte tis kilótes sas —[¡Por Dios, chica! Contrólate las bragas]. Ignora a su marido. —Eímaste sto mína tou mélitos kai eímai énkyos, sévomai kai écho lígi axioprépeia —[Estamos de luna de miel y yo estoy embarazada, respeta y ten un poquito de dignidad]. Continua hablando con total desenvolvimiento. Cualquier que no la conoce diría que ha vivido toda la vida en Grecia.

Sygnómi i gynaíka mou kai nai, i diamoní mas ítan efcháristi ópos den boreíte na fantasteíte —[Disculpe a mi mujer y sí, nuestra estancia fue placentera como no se imagina]. Le guiña un ojo a su esposa dándole a entender a la recepcionista de que habla. —Vamos, cielo —La toma de la mano y salen del hotel con destino al muelle al que hace una semana atracaron. Mientras el vehículo se desliza sobre la carretera, el recuerdo de esa madrugada se hace presente en su memoria como flashes de una vieja cámara.

Flashback.

El sonido de su teléfono vibrando contra la madera pulida de la mesita de noche junto a él lo obliga a despertar, mira a su mujer y está sigue profundamente dormida lo que le da tranquilidad. Como puede se escapa de ella y sale al balcón de su habitación antes de contestar.

¿Hermano, por qué
llamas a esta hora?
¿Se te olvida que es
mi luna de miel y
debería estar cogiendo
con mi mujer?

¿Y lo estás haciendo?

No, pero tú no
deberías saberlo.

Cúrame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora