🔪 El asesino... caníbal 🍖 || Luberto [Luca × Alberto] || LUCA

Cap. 32 [FRANCESCO🧊💉]

Francesco se sentía enojado por fuera para que su novio supiera que se sentía ser rechazado, pero por dentro se sentía del asco, ignorar a Cameron por varios días, le costaba mucho emocionalmente, pero decidió perdonarlo sin que nadie lo supiera, pues quería ver que tanto hacía por el, no por poner a prueba su amor hacia el, sino por saber que de verdad tuvo un cambio que le ayudara.

-Si, yo creo que lo perdonará- decía una voz por un teléfono.
-Bueno... si algo sale mal, morirás despiadadamente bajo la noche devorado por los lobos... ¿¡ENTENDISTE!?- se escuchó que una voz contestaba al otro lado del teléfono con un tono de enojo.
-Si claro, como digas Martín...-

Luca había estado teniendo días increíbles de sexo con su esposo Alberto, tenían todo el dinero que necesitaban, no les faltaba nada, Carlo atendía la pesquería, y tomó la decisión que pudo haber ayudado a sus padres desde hace muchísimo tiempo, poner un horario a la pesquería menos exigente, de esa manera, Carlo tenía tiempo de salir a pasear por las tardes o por las noches, de igual manera, lo disfrutaba al lado de Camille, por lo que comenzaron una relación algo a escondidas, ya que no le habían contado a nadie pero no cuidaban que no los atraparan.

Algo andaba extraño con Samuel, ya que parecía llegar algo temprano al lugar de reuniones y salir algo tarde, no parecía preocupante, porque tal vez no tenía mucho que hacer después del trabajo, así que lo dejaron pasar como si nada, pero a veces se quedaba un poco de más, porque se veía que llevaba a alguien.

Ryo había formado un gran lazo de amistad y confianza con Carlo, pero eso no lograría que Ryo supiera del arrecife secreto. Ambos en veces salían a platicar de que tal estaban pasando sus días, que tan mal estaban, a veces ni siquiera iban al trabajo por saber que le pasaba al otro, y Ryo respetaba la relación de Camille y Carlo, ya que al verlos por un par de horas, lo que tenían era más que evidente.

Francesco tenía un encargo, el primero sin ayuda, pues todavía esperaba la respuesta de Cameron sobre su cambio, Verónica estaría ocupada, Ryo estaba en unas entregas, Samuel debía encargarse de otros asuntos, Camille tenía el día libre y salió con Carlo, y su hermano pues estaría con Camille en quien sabe que lugar, por lo que estaba solo Francesco;
-Ok... y la persona es...- preguntaba Francesco por el teléfono al cliente.
-Se llama Ciccio, al parecer ha estado haciendo las cosas mal en su trabajo... y ya no lo necesito...- contestó esa voz  lo que le parecía raro a Francesco, pues sospecho mil cosas, pero aceptó y colgó el teléfono.

Ya en el lugar, Ciccio no esperaba visitas, pero decidió salir con Francesco, pues el Ciccio estaba algo deprimido por lo de Guido incluso si había sido hace años, y Francesco le pidió que se cubriera los ojos, ambos saltaron, el rubio no sabía en dónde caerían, por lo que se asustó mucho, cayó al agua, y quiso desatarse los ojos, pero ya era tarde, pues Francesco uso anestesia fuerte en el, por lo que se ahogaba en lo más profundo mientras ya estaba casi apuntó de desmayarse, soltó un último quejido y palabras;
-Por fin podré volver a ver a Guido... adiós...- dijo Ciccio, agradeciendo lo que hizo Francesco por el.

Francesco quedó de ver al cliente en la estación del tren a medianoche, todo estaba arreglado perfectamente para que nadie los viera, era una figura femenina la que se veía en lo oscuro de la estación, Francesco pensó que el cliente envió a otra persona, lo pensó por unos momentos, pero era la única persona ahí, no había forma de que fuera alguien de la policía, la chica se acercaba misteriosamente al chico, y lo abrazo, cosa que se le hizo rara a Francesco, pero correspondió el abrazo;
-Lo siento...- dijo la chica, Francesco abrió los ojos como platos al reconocer la voz.
-No... tu no...- fueron sus últimas palabras antes de que ella le inyectara anestesia, el chico comenzó a sentirse mareado, trató de correr, y no vio que lo siguieran, nadie iba tras el, lo que solo le daba más nervios, y comenzó a sentir náuseas, vomitó cerca de la plaza, ya no podía más, y vio otra vez a esa chica, no pensó jamás que una amiga confiable podría traicionarlo, pero como dicen, mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca aún, y Francesco se desmayó.