🔪 El asesino... caníbal 🍖 || Luberto [Luca × Alberto] || LUCA

Cap. 38 [TRAICIÓN🩸⚔️]

Luca y Verónica estaban dormidos en la cama, pues habían terminado de hacerlo, pero algo despertó a Luca de inmediato, una idea algo cruel pero justa para la chica, decidió fingir estar dormido para cuando ella despertara, porque si llamaba Martín y ella contestaba o ella le llamaba, podría atraparla en el acto y extorsionarla.

Verónica se levantó de la cama con tan solo un brasier que le cubría sus pechos, miró a Luca y evitó despertarlo, pues tenía cosas importantes que atender, eran alrededor de las 6am, pero Luca siguió a Verónica hasta donde se encontraba tan solo con un par de calzones puestos.

-Martín... todo está saliendo bien... pero no quisiera seguir en esto...- decía Verónica al teléfono, Luca estaba escuchando todo oculto en el baño cerca de la cocina, pues en la cocina estaba el único teléfono de la casa.
-Lo siento niña... tienes que terminar esto, así que espero que en menos de cinco meses tengas la noticia de que se van a casar... ¿¡OÍSTE!?...- dijo Martín al otro lado del teléfono.
-Si... adiós...- y colgó el teléfono.

Era el momento, se abrió la puerta del baño, Camille se asustó un poco, pero al no ver a nadie salir, se disponía a volver a la cama a dormir, pero entonces, Luca salió, se recargo en la pared fuera del baño y miró a Camille fijamente de una manera seria, ella se asustó y preguntó algo que la delató inmediatamente;

-¿Qué tanto escuchaste?...- preguntó demasiado preocupada y nerviosa Camille.
-No lo sé... lo suficiente como para saber que tu eres la golfa traidora que mató a Luigi, secuestro a mi hijo y se vendió al enemigo por unos cuantos billetes... pero hay más si quieres que te diga...- contestó Luca de manera segura, ella no podía mentir.
-Lo lamento... tenía problemas económicos y yo...-
-No me hables de tu miserable vida... ¿que pinches problemas económicos?... te pago demasiado como para que puedas incluso comprarte más de diez viajes alrededor del mundo y que te quedes en los mejores y más caros hoteles del mundo... no me hables de tu estúpida y miserable vida... eres una escoria y decepción para tus padres... para tus ancestros y demás... tal vez lo sacaste de ellos... eres una golfa de quinta que no conseguirá nada siendo puta barata de esquina... pero te perdono...- dijo Luca en tono algo calmado para lo que le había dicho a Verónica, quien lo miró con cierta esperanza, pero antes de que pudiera decir una sola palabra de agradecimiento, Luca tomó una jeringa con anestesia y se la clavó a esa perra traicionera en el cuello y rápidamente le inyectó todo el líquido, haciéndola caer al instante.

Verónica despertó de su largo y profundo sueño, estaba en el lugar de reuniones, pero algo andaba mal, estaba en el sótano de ese lugar, es posada de manos al techo con los pies atados al piso, mientras estaba toda desnuda, colgaban sus manos del techo, alguien le haría una tortura muy fuerte.

-Aquí esta la golfa de quinta perra traicionera de quien les hablé, esa que es una decepción para su familia, o tal vez el orgullo al ser tan zorra...- dijo Luca entrando a la habitación con todos los trabajadores y su hijo menor, la chica solamente se confundía y asustaba más y más al ver que todos se dirigían hacia ella con una mirada pervertida, pero no podía decir nada, pues también tenía la boca tapada.

-Eres una estúpida... golfa de quinta... perra traicionera... decepción u orgullo de tu familia... zorra...- decía Ryo, confundiendo a Verónica, mientras le azotaba con un látigo de cuero que tenía el en sus manos.
-Pendeja... que bueno que estas ahí colgada como la puta que eres...- dijo Camille mientras tomaba ese látigo de cuero y azotaba a Verónica, quien sangraba y se retorcía del dolor, ahogando sus gritos con lo que le taparon la boca.
-Puta de esquina mal pavimentada...- dijo Samuel mientras azotaba a Verónica en sus pechos.
-Traidora...- dijo Kahiko mientras azotaba a esa chica colgada.
-Descuida... sufrirás más de lo que crees...- dijo Camille mientras tomaba ese látigo, y con algo de fuerza azotaba a Verónica.
-¿Piensas que por el simple hecho de ser mujer... eres inmune a los golpes?... No es solo pensar con el culo querida... es usar el cerebro un poco... pero veo que ni siquiera el culo usas, mas bien piensas... con nada...- dijo Luca mientras azotaba a esa perra -...tal vez esta mal que todos te maltratemos aquí abajo... tal vez esta mal que nosotros los hombres te azotemos... pero...- Luca continuaba azotando con fuerza a Verónica mientras hablaba -... mataste a Luigi, el único sobreviviente de la masacre... arriesgaste mi vida... arriesgaste la vida de mi esposo, Alberto... arriesgaste la vida de Carlo... arriesgaste la vida de Cameron... arriesgaste la vida de Francesco... arriesgaste la vida de todos nosotros... ¿y todo... por unos simples dólares que ganas más del triple al año?... te mereces esto y mas perra...- dijo Luca mientras tomó fuerza, y le dio un gran azote a Verónica, tan fuerte que le abrió una gran herida que sangro demasiado, pero a nadie le preocupo eso, pues había puesto demasiadas vidas en riesgo, incluso la suya por nada ya que Martín podía traicionarla cuando todo acabara, pero no la matarían todavía, la harían sufrir más, y le sacarían información que los llevara a Alberto.

-Agh... esa estúpida no ha llamado en más de dos semanas...- maldecir Martín en el sótano con Alberto escuchándolo.
-Yo se que le pasó...- decía Alberto, pues era obvio, no daba señales de vida, había sido descubierta.
-Bueno... ella sufrió por ti... y tu sufrirás por ella...- después de haber dicho eso, Martín le tapó la boca a Alberto con un trapo de por ahí, fue a una mesa en la que tenía utensilios para operar, tomó un bisturí bastante filoso, y comenzó a abrir heridas en todo el brazo I derecho de Alberto, pero no haría eso nada más, sin previo aviso, le sacó el ojo al moreno, cosa que lo hizo ahogar sus gritos en ese trapo que le tapaba la boca, por suerte solo le quito un ojo y le hizo heridas, pero como Alberto no podía morir hasta ese día del que Martín hablaba tanto, el día en que todo se resolvería, le limpió las heridas a Alberto con alcohol etílico, evitó que su ojo sangrar a más, le puso una venda que cubría el ya limpio orificio del ojo faltante del moreno, Martín se largo de ahí sin decir nada y Alberto se durmió del dolor y cansancio de lo que le habían hecho.

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