Capítulo 1: El padre de Bruno

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Entré al salón de clase que ya estaba prácticamente repleto, mi manía de llegar tarde nunca acababa. Pol y Berta morreaban como si no hubiera un mañana, le apreté el hombro a Geri en señal de saludo y este me contestó.
Tània me esperaba en el asiento contiguo al mío.

— Eh Tània — nos saludamos con dos besos en la mejilla.

— ¿Cómo estuvieron las prácticas de piano ayer, Zoe?

— Aburridas.

Mis padres me obligaban a, estrictamente practicar un instrumento diario. Aunque odiaba la idea, si tenía que elegir entre todos elegía el piano.
Bruno llegó y se sacó los auriculares, nos saludó a las dos con una cara de mala hostia.

— No puedo tener más buena suerte, no solo ahora vivo con mí padre sino que también con la pirada de mí abuela.

— No jodas — contestó Tània.

Marc se acercó a nosotros, yo sabía muy bien que a mí amiga le gustaba, aunque no quiera admitirlo.

— Zoe, Tània, ¡Bruno campeón! cómo pasaste de las clases ayer, ¿Estabas enfermo?

— Algo así — respondió.

Tomé mí hoja de horarios y frunci el ceño — ¿Hoy viene el nuevo de filo?

— Hostia es verdad, al fin tenemos profe nuevo, el anterior hacía que me duerma en las clases.

— ¿El nuevo de filo?— preguntó Bruno con algo de desconfianza, nosotras asentimos pero él seguía pensando.

— ¿Todo bien?

— Si si..

Un hombre de mediana estatura ingresó al salón, enseguida entendimos que era el profesor nuevo así que nos ubicamos en nuestros lugares. Bruno se puso pálido de repente y nos tomó a las dos del brazo.

— ¡Es mí padre! — Con Tània gritamos un "QUÉ", pero Bruno nos mandó a callar enseguida.

— Me llamo Merlí... ¡Y quiero que os empalméis con la filosofía!

Todos soltamos una risa general, buena forma de empezar la clase. Mí amigo estaba que se quería matar.

— Marc ya la tiene dura desde que sale de casa... — Agregó el chulito de Pol.

— Calla capullo.

El profesor continuó su "discurso de presentación"

— La filosofía sirve para reflexionar sobre el ser humano y para cuestionar las cosas. Quizá por eso es que quieren cargarsela, la encuentran peligrosa.

Era interesante como lo planteaba y se notaba que no sería un profesor de filo común y corriente. Bruno nos había descripto a su padre como un gilipollas, pero viéndolo en vivo y en directo hasta llega a caer bien.

— Como muchos creen, los adolescentes no son idiotas. Solo que están dormidos, ¡los quiero despiertos! Atentos a todo lo que suceda alrededor. Preparados para asumir las dudas y las contradicciones de la vida y para aprender de las derrotas —nos miraba a todos como si de a poco estuviera leyendonos — Yo sé un poco de esto, ayer mismo me echaron del piso que tenía alquilado.

Un barullo general acompañado con algunas risas. Con Tània nos miramos con algo de diversión.

— Me echaron de casa porque no pagaba. Vosotros y yo tenemos algo en común, vivimos en casa de mamá y no tenemos ni un euro. A ver a ver, quiero que me cuenten alguna derrota suya, pero riéndose.

Tània fue la primera en levantar la mano, claro, contó que a su padre lo habían pillado en el trabajo haciendo trampa. Merlí dijo que estaba bien pero que tal vez debería ser algo más personal. Yo levanté la mano.

— Mis padres me obligan a aprender piano cuando claramente odio hacerlo, así que suelo escaparme de las clases.

Merli dió una media sonrisa — Si no te gusta no tienes por qué hacerlo, nadie puede imponerte a hacer algo, solo hará que lo odies.

Tenía toda la razón pero claro, yo no me atrevía a decirselo a mis padres. Joder si podría gastar en libros lo que ellos gastan en la cuota mensual de piano. Pol Rubio levantó la mano.

— Vale ahora voy yo, no tomo apuntes, no coordino escuchar y escribir al mismo tiempo. Muchos profesores no lo entienden.

— No no, yo si lo entiendo. Mira en filosofía solo debes escuchar y aprender a pensar Pol Rubio.

— ¿Cómo sabes mí nombre?

Merlí se encogió de hombros — Me han dicho que te gusta tanto la escuela que sueles hacer los cursos dos veces.

Ahí si estuvo bien, solté una risotada que tapé con mí mano y hasta Pol reía. No era tan malo después de todo.

***

Teníamos 20 minutos para comer así que todos nos fuimos al patio del Guimerà y nos recostamos en el césped.

— Tíos — empezó Gery — necesito más horas con Merli, es de puta madre.

— No es un mal profesor, me cae mejor que el anterior — Agregué yo.

— No sé, para mí había consumido algo antes de dar la clase — Agregó Berta mientras aspiraba el humo del cigarro.

— Pues yo le dije que no tomaba apuntes y lo entendió.

— Yo te entiendo amor. —Berta pasó sus manos por el cuello de Pol.

Él la apartó sin ser brusco— No me llames amor.

Joan Capdevila habló mientras mordía el sándwich — A mí su clase me pareció interesante.

Reímos suavemente y yo le acaricié la mejilla — Que mono eres Joan.

Marc arranco pedazos de césped y se los tiró en la cara comenzando una pequeña guerra —A ti lo que te interesan son las tutorías y las horas extras de clases.

Bruno quien se había mantenido callado decidió romper el hielo.

— Merlí es mí padre.

Tània y yo que ya lo sabíamos nos quedamos esperando la reacción de los demás.

Berta habló — Anda ya, no era que tu no tenías padre?

— Claro que tengo idiota.

— Está diciendo la verdad — Acotó Pol también algo serio.

— Pero Bruno ¿Por qué te preguntó tu apellido en clase?

— Si cierto, era para hacerle una broma, Beerrgeron — Tània intentó imitar el acento francés.

— Ya déjalo Tània.

Sonreí mientras terminaba mí manzana verde y miré a mí amiga rubia, que también comía una manzana.

— Oye, vamos de compras ¿no?

— Ay Zoe me encantaría pero tengo que estudiar para el exámen de Lengua.

Me quedé pensando — ¿Y si vienes a mí casa y estudiamos juntas?

— Así si quiero estudiar. Vale, a eso de las cinco voy, te prometo que mañana vamos de compras.





La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora