Capítulo 7: Shakespeare

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— ¡Tània estás guapísima! — dije viendo a mi amiga con el cabello alisado, ella se sentía bien con su cambio y se notaba en su cara.

— Mónica hizo un buen trabajo, a qué sí.

Miré a la castaña que sonreía —A ver cuándo me haces algo a mi, tienes buena mano.

— Cuando tú quieras Zoe, vienes a mi casa y te hago algo en tu cabello.

— Oye Tània que viene Marc, se va a sorprender con tu cambio.

Mi amiga se puso toda colorada e intentó disimular, aunque fue algo bastante evidente. Marc Vilaseca se acercó a nosotras tres con una usual sonrisa.

—Tània, estás guapísima, ¡Que cambio tía!

— Gracias, todo mérito de Mónica, ella lo hizo.

— Eres buena eh, deberías abrir un centro de belleza. Mónica tu también estas hermosa, tú igual Zoe, ¡Las tres son formas bellas de la naturaleza!

Reímos — Ay Marc, me encanta cuando recitas a Shakespeare.

Con Mónica nos miramos y coincidimos que teníamos que sacar a Tània de ahí, antes que empiece a hablar de más frente al chico y luego se arrepienta. La tomamos ambas del brazo para dirigirnos al salón de clases.

— Algún día me encantaría oír uno de tus monólogos — seguía a pesar de que ya estaban lejos.

— Claro.. me encantaría, tu Julieta

— Y tú Romeo.. ya sabes.

Ahora tocaba filosofía, Merlí nos entregaba los exámenes de la semana pasada, que no estuvieron nada fáciles.

— Que mierda de exámenes habéis echo, no no, no se merecen el nombre de peripatéticos. Tània un cuatro lastima, Zoe un seis, Marc un cinco, Mónica un siete. Gerard, te mereces un tres pero te he puesto un cuatro. ¡No vuelvas a poner que Socrates era el padre de Platón!

Gery se veía algo confundido — Pero tú has dicho eso.

— Que va, discípulo. No te baje puntos por eso, los conceptos están mal.

De repente Pol, Bruno y Joan entraron al salón, habían vuelto de la expulsión por el examen de literatura robado. Aún no entendía porqué Joan se había acusado, él no tenía nada que ver.

— Ustedes harán el examen la semana que viene.

Mi vista seguía en Joan, aunque él estaba concentrado en sus cuadernos, no me había atrevido a enviarle un mensaje. De alguna forma me siento culpable de que el haya sido expulsado, no es novedad de que sus padres eran muy estrictos, el pobre se habrá llevado una buena hostia.

.

Durante el almuerzo estuve con Berta, Tània y Mónica, que va, físicamente estaba con ellas porque mentalmente estaba en la mesa de enfrente mirando comer a Joan Capdevila.

— Esta tía se ha fumado algo — dijo Berta mirándome.

— Yo creo que se fumó algo llamado Joan— Susurró Tània.

— No entiendo por qué lo hizo.

Mónica me animó — Deberías ir y hablar con el, pregúntaselo.

— No, no puedo, que vergüenza.

— Zoe o vas a hablar con él o yo iré a decirle que no dejas de mirarlo — Amenazó Tània seria, a veces me daba un poco de miedo.

— Vale, iré.

Me acerqué a su mesa, estaba solo comiendo algo de un tupper, al verme sonrió un poco — Zoe.

— Joan — me senté tímidamente frente a él. ¿Que decía? ¿Cómo podía comenzar la conversación?

— ¿Está bueno? — pregunté refiriéndome a lo que estaba comiendo.

— Si, bastante, lo hizo mi madre.

Fui directo al grano — ¿Por qué lo hiciste Joan? Tu no robaste el examen.

— Tu tampoco lo robaste Zoe.

Me quedé pensando en lo que acababa de decir, no me dejó responder — Lo hice por mi.

— ¿Por ti?

— No quiero que echen a Merlí, soy una persona que piensa distinto desde que lo tenemos como profesor.

Una ola de ternura y decepción me atacó en ese momento, estaba bien, Joan era una persona muy amable.

— Está bien, lo entiendo, lamento mucho que hayas recibido el castigo.

— Da igual.

— Si quieres tengo los apuntes de lengua de ayer, a lo mejor te queda bien que te los deje.

Sonrió un poco — Claro Zoe, me encantaría.

Miré a las chicas que se iban levantando para dejar las bandejas e irse al patio. — Bueno, voy con las amigas, nos vemos al rato.

— Nos vemos.

No estuvo mal para ser una primera conversación, a ver a ver, por qué me pone nerviosa hablar con Joan Capdevila, ni que sintiera algo por él.

*

Estábamos en el patio del receso, Bruno pasó por al lado nuestro y Tània ni lo miró.

— ¿Ustedes dos están peleados?

La rubia refunfuñó —Pues si, me dijo que era una gorda pesada.

— ¿Por qué te dijo eso? — pregunté con los ojos muy abiertos.

— Pues porque le pregunté si Pol se había enterado sobre.. — murmuró mierda y se quedó callada, ¿Que me ocultaban estos dos?

— Sobre...

— Perdona Zoe, no puedo decírtelo, es algo de Bruno.

— Pero.. desde cuándo hay secretos entre nosotros tres.

Se encogió de hombros — Le prometí que no diría nada.

— Tías — Mónica apareció con una manzana en mano.

— Mónica te vuelvo a agradecer por el pelo, estoy enamorada.

— No hay nada que agradecer, fue un placer.

— A tu noviecito le encantó — dije haciendo referencia a Marc.

— Es que ni me entero, cada vez que estoy en clase solo pienso en el.

Me gustaba ver cómo hablaba Tània sobre Marc, se notaba que estaba muy pillada de él.

Miré a Mónica — A ver cuándo nos cuentas sobre tus temas amorosos, ¿Tienes novio?

De pronto ella se quedó mirando hacia atrás, algo sería y nerviosa — Deberíamos ir adentro.

— ¿Que sucede?

Tània y yo, al mismo tiempo nos dimos vuelta. Que gran error. Berta y Marc estaban besándose descaradamente, en frente de todos.
Berta sabía lo enamorada que estaba Tania, y aún así lo hizo, abrí la boca un poco indignada, quise ir a decirle muchas cosas a los dos pero no tenía sentido. Seguí a mi amiga que entró llorando porque ya no quería ver más esa situación.

La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora