Capítulo 30: Noche de botellón

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— Apuntes de literatura recién hechos — dijo con una sonrisa Joan entregándoselos a Gerard— 20 euros.

— Que no, 15, tu me debes 5 del otro día.

— Ah cierto.

Me metí en su absurda conversación — ¿Veinte euros por esos apuntes? Cómo te pasas tío.

— Que vaa, es todo un sacrificio y además va por beneficio ajeno. ¿Tu lo harias mejor acaso, sabelotodo?

Me crucé de brazos — Por supuesto que sí, mis apuntes son mucho mejor que eso. Solo que elijo no venderlos, debo ser la única que no hace comercio con algo como esto.

— Por eso cállate, Lorca.

Gerard nos interrumpió — Tranquilizaos, mira Zoe, ahora con mi nueva portátil yo venderé mis apuntes a mucho menos precio que Joan.

Sacó una portátil color gris, de las nuevas. Solo él sabrá el dinero que costó eso, pero cómo dice siempre, es su padre el que lo paga.

— ¿Cuanto salió eso Gery? — preguntó Tània sorprendida mirándolo.

— No, no mola decir costos.

Mónica le insistió — No seas capullo Gery, dinos.

— 1800 euros — dijo finalmente con un tono increíblemente soberbio.

— Ah tías, esta noche iremos de botellón con los demás  ¿Se apuntan? — preguntó Joan.

— No lo sé.. es que es día de semana y..

— Vamos, mañana no hay ningún examen, será divertido. Lo haremos a unas pocas calles con un sofá que yo encontré abandonado.

A Tània y a Mónica les gustó la idea, realmente no era mala.

— Vale está bien. — contesté.

*

Finalmente todo el curso había salido de botellón en esa calle oscura con el sofá color verde en el que apenas entraban cuatro personas.

Ivan se acercó con un refresco — ¿Quieren?

— Gracias, Iván.

Tània estaba especialmente feliz — Ay no sé Zoe, ¿viste que esto resultó divertido? Además la noche está preciosa.

— Admito que no está nada mal, nunca había salido de botellón.

— Ni yo — su vista quedó fija detrás de mi, no tenía que ser experta para saber que ahí estaba Pol. Cada vez le creía menos lo de que no estaba enamorada de él.

— Oye — chasqueé mis dedos frente a ella — ¿Ves como te gusta?

Tomó de golpe el contenido en su vaso — No hables Zoe Lorca.
Cómo se la curró Joan.

Empezaron a prender una fogata frente al sofá.

— Si, al final fue encerio lo de la fogata. Me siento en una película de los Estados Unidos.

Los tíos empezaron a repartir cervezas y a cantar frente a la fogata, alguien se fue acercando a lo lejos y nos sorprendió ver quién era.

— ¡Estimados alumnos! — era nada más ni nada menos que Gabi. Pol se acercó a saludarlo — recién salgo de una fiesta y decidí pasar por aquí.

— Por favor Gabi, únete a nosotros — dijo Joan entregándole una cerveza.

— Tus clases son muy entretenidas de verdad — lo halagó Tània con una sonrisa.

— Se hace lo que se pue-de.— contestó con un tono muy divertido.

De repente al final de la calle, visualicé un grupo de hombres que no se veían para nada agradables y se acercaban a nosotros.

—¿Quienes son esos? — pregunté llamando la atención de todos.

Uno de los hombres se adelantó más — ¿Quienes son ustedes maricas? Yo vine a buscar mi sofá.

Joan lo encaró con fastidio — ¿Quien eres tú?

Maldición Joan, de dónde habías sacado este sofá. Era medio extraño encontrarlo abandonado así porque si en el medio de la calle.

— Este es mi sofá, ustedes lo robaron — volvió a decir el hombre, con un acento extranjero — No me iré sin él.

— Yo lo encontré en la calle y no tenía dueño, así que lo agarré, ¿Hay algún problema? — volvió a contraatacar Joan.

Otro de los hombres que estaba repleto de tatuajes se acercó — El problema es que este sofá es nuestro,

— Tenemos hierba si quieren— dijo Gerard con una voz casi tímida.

— No — el hombre levantó la voz — vayanse de este lugar, el sofá es nuestro, es mío.

Gabi, quien estaba muy silencioso al fondo se acercó a los hombres con una sonrisa divertida.

— A ver, mío, mío, mío, que obsesión tienen con el pronombre posesivo.

Y supe que todo se descontroló cuando el puño del hombre fue a parar a la nariz de Gabi, haciendo que este se tambaleara hacia atrás y cayera.

—¡Gabi! — Murmuré agachándome a su lado, de su nariz brotaba mucha sangre. —¿Estás bien?

— No te preocupes Zoe, solo con mucha sangre saliendo de mi nariz — me tomó de la muñeca con suavidad.

Una fuerte pelea comenzó entre la banda de hombres y algunos de los nuestros. En especial Joan, que estaba descontrolado.
El sonido de una sirena empezó a sonar en la lejanía, era el momento de apartarnos de ahí para que no nos atrapen.

Gabi me soltó — Llamaré a Merlí para que venga, el estuvo conmigo hace un rato.

La policía llegó, y demonios, el único que había quedado peleando con los hombres era Joan.

— Ay no, Joan — susurramos todos lastimosamente.

Vimos como los oficiales arrestaban a Joan y se lo llevaban, junto a todos los hombres. No había duda de que pasaría el resto de la noche detenido.

***

La mañana siguiente a la noche accidentada era reproches por todos lados. Al principio, decíamos que nadie se había quedado con Joan para ayudarlo.
Joan estuvo efectivamente detenido, y hubo muchos problemas con Merlí y sus padres. De nuevo. Además terminó con una hostia en la cara.

Merlí se encontraba especialmente decepcionado de nosotros, era cierto que lo que pasó ayer no podía volver a repetirse.
Pero al final éramos los peripatéticos, nada podría volver a salir mal.

Merlí entró al salón algo frustrado con Gerard detrás de él — A ver chicos, después del espectáculo que nos ofrecisteis anoche llega el capítulo titulado "Me robaron el ordenador"

O... Tal vez si.

La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora