Capítulo 19: Las mentiras

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— Hoy hablaremos de las mentiras, y de lo útiles que pueden resultar en la vida cotidiana — comenzó Merlí la clase con una sonrisa — Vamos a ver a un autor, Emmanuel Kant, el consideraba que las mentiras no se podían dar, que mentir estaba mal, no importa bajo que circunstancia se diga.

Bufé — Eso es una estupidez. Todos mentimos, siempre mentimos y a veces con necesidad.

— Si, es cierto, además, nos dicen de pequeños "niña no digas mentiras" pero sin embargo nos meten la historia de que tres reyes vienen desde el Oriente para traernos regalos — largamos una carcajada.

Gerard estaba muy distinto a los días anteriores, de mejor humor, animado y sonriendo. El tema de Mónica lo tenía mal, pero yo creo que algo lo había animado, mejor dicho, alguien.

Levantó la mano con una media sonrisa — Papá.

—¿¡Qué?! — preguntó Merlí Horrorizado. Gery también, de pronto había aceptado casi con emoción la relación que llevaban el profesor y su mamá.

— Bueno no.. yo solo quería decir que.. a veces nos mentimos a nosotros mismos.

— ¡Toma Gery! — dije riendo.

Bruno tomó del brazo a su padre — Mira papá, al fin alguien inteligente en la familia.

— Muy bien Gerard — Dijo Mónica sonriente, me pareció ver a Joan tensar la mandíbula. No era novedad para nadie que últimamente estaba actuando un poco posesivo respecto a la castaña.

— Quiero que reflexionen sobre la mentira y sobre Kant para la próxima clase.

Había quedado en encontrarme con Pol a la salida de la escuela, para conversar, otro que también estaba de mucho mejor humor gracias a qué había conseguido un empleo por las tardes.

— ¿Que pasa tío? — pregunté.

— Zoe, guapa — me ofreció un cigarro.

— No gracias, no fumo. ¡Pero a ver! Cuéntame cómo va con el empleo, que detallazo el de Iván de decirle a su madre para que trabajes en su bar.

— Si, la verdad que estoy contento. Y la mamá de Iván está muy buena.

Abrí mucho los ojos — Pol...

Bruno pasó por delante nuestro y nos saludó para, después, ponerse los auriculares.

— A él le cae bien Coralina — dije como confundida.

— Bruno es la bomba — contestó Pol mirando al chico irse. Estaba tan enamorado y no lo demostraba, sonreí disimuladamente.

— ¿Que harás hoy? — me acaricio la mejilla, ya sabía sus intenciones.

— Nada, y tu tampoco harás nada conmigo — le quité la mano suavemente.

— Pero... molaría.

Negué reiteradamente, pero sin borrar la sonrisa de mí rostro.

— Sigues pillada por Joan — afirmó, más que preguntar.

— No, que va, él está con Mónica y listo.

Era verdad, yo no sentía nada por Joan, a lo mejor estar con Mónica hizo que yo dejara de sentir lo que sentía por el, ¿Me siento decepcionada? Un poco, muchas me dirán tonta por rechazar a alguien como Pol. Pero sé que lo nuestro no iría encerio, además a Bruno le gusta Pol y qué clase de amiga sería si estoy con él.

— Debo irme al bar, ya toca mí horario — me besó la mejilla.

— Tira, mucha suerte y cuidado con la madre de tu compañero de curso — dije como advertencia y nos despedimos.

Yo me fui directamente a mí casa, elegí caminar mientras escuchaba música. ¿No creen que las mentiras son muy necesarias?

La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora