Capitulo 34: La belleza

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— Hoy hablaremos de la belleza. ¿Que es la belleza para ustedes? — preguntó Merlí.

— Una tía buena — dijo Joan.

— O un tío bueno — gritó Berta, Oliver estuvo de acuerdo con ella

— Pero supongo que se puede hablar sobre la belleza interior — sugerí.

— Bien, Zoe. El filósofo que veremos hoy, Plotino, habla sobre eso; La belleza se da principalmente en el ámbito de la vista.Porque hay cosas, como los cuerpos, que son bellas no por su misma esencia, sino por participación, mientras que otras son bellezas ellas mismas, por ejemplo la naturaleza de la virtud.

— Osea que, según Plotino, la belleza exterior como un buen cuerpo no es tan importante como la belleza interior de una persona.

— Exactamente, Mónica.

— Tiene razón — dije.

Claro que la belleza interior vale más que cualquier cuerpo sexy.

— Una lastima que en la actualidad nadie valore eso. ¿O no?— preguntó Oliver.

— Y ahí está la gran cuestión filosófica. Estoy más que seguro de que Plotino estaría retorciéndose en su tumba.

*

Estábamos en recreo hablando con Tània sobre el campamento de fin de curso que se había organizado.

— La pasaremos súper guay tía, beberemos como locos.

Sonreí ante su emoción — que va, recuerda que irán profesores a controlarnos.

—¿Quien irá? Seguro que Merlí y es tan cutre que se pondrá ebrio con nosotros.

Solté una carcajada — tienes razón, pero si, es una gran oportunidad para descansar del insti.

Íbamos subiendo las escaleras y de pronto Tània quedó inmóvil.

— ¿Qu-? — me hizo una señal de silencio y me señaló a la otra escalera, espíe un poco sin que nadie me vea y entendí la razón; Pol, Uri y Ernest estaban hablando.

¿Que es lo que quería escuchar? Se encontraba muy concentrada.

— ¡Ni loco! Solo somos amigos — casi gritó Pol.

— Si pasara no me molestaría, Tània es genial.

Ahora entendía, estaban hablando de la cercana relación entre Pol y Tania. De pronto me sentí fuertemente atraída a escuchar más de lo que decían los tíos.

—Si, pero somos compañeros. No pasa nada entre nosotros — se negó rotundamente Pol antes de soltar una risilla — Si saben que a mí no me gustan las curvas.

¿Qué? ¿Acaso se estaba burlando del físico de ella? Sabía que no era sano que esté escuchando todo esto, cómo amiga me sentía con la obligación de sacarla de ahí ahora mismo. Pero ella se negaría.

Uri río — Lo sabemos, pero como te diste por vencido con Zoe, creímos que te habías resignado, que te conformarias con Tània.

No tenía palabras, sabía lo que significa que yo haya entrado en la conversación. Tània, con los ojos cristalinos me miró pidiéndome una explicación que claro yo no pude darle.

— ¡Si Tania se te sube arriba te aplasta, macho! — Oh no Pol Rubio, no acabas de decir eso.

— ¡Hostias que bajo! ¡Adelgazó! — dijo Ernest.

— ¿Adelgazar? Tal vez perdió un kilo de la vez que olvidó comer un pastel.

Con eso coronó toda la charla mientras los tres idiotas se reían, Tania ya llorando bajó rápido las escaleras y se fue corriendo. Me moría de ganas por subir y decirle cuatro cosas a Pol, pero tenía que ir por mí amiga y consolarla.

Intenté correr pero era demasiado tarde, ella ya había salido del instituto vaya a saber dónde. Me encontraba colerica, no podía defender la idea de que él esté usando a mí amiga para divertirse.

No tenía nada por hacer, con toda mí bronca volví al salón y estaba segura, le diría a Pol todo lo que se merece escuchar.
Caminé con ira, casi no me di cuenta que chocaría tan fuerte con alguien.

— Ostras Gabi, discúlpame — que vergüenza, le había tirado todos los papeles. Me agaché para ayudarlo a recogerlos.

— Oh, tranquila Zoe, confieso que venía distraído.

— Si.. yo igual — miré de reojo que Pol y su grupito entraban al curso. — Toma Gabi, debo irme, hasta luego.

— Si, hasta luego...

Entré al curso, el profesor todavía no había llegado y me concentre en Pol que hablaba muy animadamente con Joan.

— ¿Tú estás idiota o que te pasa? — dije encarandolo.

Me miró alarmado— ¿Que hice?

—¿Que hiciste? ¿Te parece bien jugar con los sentimientos de las personas? —a este punto ya estaba casi gritando.

—¿Zoe? — me llamó Mónica.

Fue cuando me di vuelta y reconocí con algo de sorpresa que Tània estaba entrando al salón.. caminando a nuestra dirección ¿Con un gran pastel en la mano?.
Tenía una sonrisa sádica, y por dónde miraba supuse que se dirigía a Pol, me aparté un poco.

La escena fue rápida, concisa y sencilla.. el gran pastel terminó estrellado en la cara de Pol Rubio.
En otra circunstancia me hubiese destartalado de la risa como lo hacía Berta, pero estaba tan iracunda que mí única reacción fue tomar un trozo del pastel que se había caído en una mesa y embarrarle la cara aún más, si era posible.

Tània salió del salón, y yo hice lo mismo siguiéndola.

—¿Tània? — cuando llegue a su lado vi que su cara aún tenía un rastro de lágrimas.

Me sorprendió cuando me tomó del brazo y lo juntó con el suyo —¿ Cómo estuve?

— ¿Qué? — pregunté confundida.

—¿Lo hice bien?

Entendí que se refería a la cercana escena — Si, estuviste más que bien. Sin duda se lo merecía.

Respiró con autosuficiencia — Si, maldito engreído.
Ahí está el puto pastel que olvidé comerme Pol Rubio, estrellado en tu cara y en parte de tu ropa.

Reímos y seguimos caminando del brazo por los pasillos del Ángel Guimerà. En una misma ocasión, nos dimos cuenta lo psicológico que podía ser lanzarle un pastel al gran Pol Rubio.

La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora