Capítulo 8: ¿Aristóteles usaría facebook?

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— Si Aristóteles estuviera vivo ¿Tendría un perfil en facebook?

Era la única pregunta del trabajo que nos había enviado Merlí para recuperar nota el examen, este trabajo era grupal. Le pediría a Tània o a Mónica que estén conmigo.

Merlí siguió dando la clase — Schopenhauer decía que el hombre es una criatura despreciable y que desear su inmortalidad es desear la perpetuación de un gran error.

— Pero Merlí — agregué — ¿Eso no es una contradicción? Digo, se estaría condenando a si mismo.

— Que no te enteras Zoe, Schopenhauer no era un humano, era un perro — Agregó Pol haciendo que todos nos riamos.

— No, no, pero tienes razón, tan solo mírale la cara de mala hostia que tenía — dijo Merlí señalando la pizarra dónde había una gran foto del filosofo, pues si, tenía una cara de que la pasaba mal — En fin, Schopenhauer decía que como nuestros deseos no se llegan a cumplir nunca, estamos condenados al sufrimiento. ¿Ustedes qué desean?

— Una moto.

— Dinero.

— Ser millonario.

— Yo deseo que dejes de ser mi profesor — dijo Berta, atrevida, masticando chicle.

Se hizo un silencio. Hacía días que Berta estaba así, distante y de mal humor. Pues claro, Tània se encargó de no hablarle y además de apartarla del grupo.
Nadie sabía el verdadero motivo por el cual Berta y Tània habían dejado de ser amigas, nadie excepto Mónica y yo.

— Te la pasas todas las clases dibujando la mesa, me sorprende que prestes atención a mi clase — Merli, la devolvió, provocador.

— ¿Y? Yo hago lo que quiero. No me interesa tu mierda de asignatura.

La pelinegra salió enfadada del salón dando un portazo, Merlí la siguió dejándonos solos.

.

Me acerque a Tània con una sonrisa y la sorprendí por atrás — Eh, tía, ¿Hacemos el trabajo de Merlí Juntas?

— Joder Zoe, Leah me acaba de pedir para hacerlos, pero... Si quieres le digo que lo hago contigo y ya.

— No no que va, veré si Mónica tiene compañero.

— Vale.

Mónica estaba en su casillero sacando algunas cosas, me acerqué a ella deseando que aún no tenga compañero.

— ¡Mónica! ¿Quieres hacer el trabajo de filo conmigo? Te juro que soy muy responsable.

Por su cara de pena entendí que ya tenía con quién hacer el trabajo — Gery me dijo de hacerlo juntos y pues, me convenció.

— Entiendo, pues la pasarás mejor conmigo que con él — subí y bajé las cejas varias veces.

— Que sucia, vamos a hacer el trabajo nada más. ¿Y tú qué harás?

Me apoyé contra los casilleros y me encogí de hombros — Pues no me apetecía tanto, pero creo que lo haré sola.

— Está bien, lo siento Zoe.

— ¡Que va! Disfruta con Gery, ya nos contarás — le guiñé el ojo y acomodé mi mochila para tomar camino.

Salí por el gran pasillo, en una esquina Marc y Berta hablaban, creo que el le había propuesto hacer el trabajo juntos.
Cómo la estaba liando, pero me parece tan raro que Berta haya caído tan fácil en las trampas de Marc. Siento que después de Pol todo cambió en ella, está más irritable y malhumorada. Marc se fue y ella quedó sola apoyada contra la pared, la saludé, acto que seguramente la sorprendió. Me devolvió el saludo con timidez.

— Zoe — me giré encontrandome a Joan, sonreí discretamente — ¿Tienes con quien hacer el trabajo?

— Pues, pensaba hacerlo sola.

Me detuve para ver su reacción, se rascó la nuca con nervios — Pues.. ya sabes, creía que sería buena idea que trabajemos juntos, digo... No sé.

— Eh, tranquilo Joan, claro que sí. Me gustaría.

Una mueca de alivio apareció en el chico — Tenemos un poco de tiempo, si quieres puedes venir a mi casa.. pero mis padres taladran un poco.

— Creo que en mi casa no habrá problema, mis padres no vuelven hasta la noche. ¿Te parece el viernes a las 5:00 pm?

— Si claro, me va bien.

— Pues te pasaré la dirección por WhatsApp, gracias Joan.

— Gracias a ti, seguro nos sacamos un sobresaliente.

Nos despedimos, una sonrisa estúpida adornaba mi cara.

**

5:00 pm, puntual sonó el timbre de mi casa, Joan entró algo intimidado.

— Pasa pasa.

— Tu casa es enorme, muy bonita.

Pasamos al salón, dónde había una gran mesa para que podamos hacer el trabajo tranquilos. Le ofrecí algo de beber pero por el momento me dijo que no, era evidente que yo no sabía cómo tratar a alguien que venia por primera vez a mi casa.

— Pues yo creo que Aristóteles estaría un poco en contra de las redes sociales y eso — dijo con lapicera en mano.

— Pienso igual, pero al mismo tiempo Aristóteles plantea que somos seres sociales y necesitamos tener contacto con los demás.

Se quedó pensando — Buen punto.

— Pues yo creo que deberíamos juntar nuestras dos ideas.

— Quedaría algo como que, Aristóteles tendría perfil en facebook por ser un ser social pero sería restrictivo con lo que publica.

— ¡Si!

Anotamos todo en una hoja donde plasmamos nuestros dos nombres; Joan Capdevila y Zoe Lorca.
Vi como el chico estaba concentrado en otra cosa, más específicamente en mi piano.

— ¿Tocas el piano?

Bufé — Si, mis padres me obligan a tomar clase dos veces por semana.

— Toca algo para mí — se levantó y se sentó en el banco del piano, dejándome un espacio, repetí su acción — mi madre suele tocar el piano a veces, me gusta oirla.

Toqué la primera parte de la última sinfonía que había aprendido.
Miré de reojo como Joan estaba concentrado en mis dedos y en la música.

— ¿Que guapa es Mónica, no?

Mi dedo índice apretó con algo de brusquedad el Do, miré a Joan algo confundida. ¿Que intentaba decirme?





La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora