Capítulo 11: El comienzo de una guerra

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Eran las seis de la mañana y medio curso estábamos en el hospital de Barcelona esperando que nos den alguna noticia de Joan, por lo poco que sabíamos había entrado en un coma etílico por alcohol.

— ¿Por qué dejamos que beba tanto? — preguntó Berta pero claro, nadie contestó, todos éramos responsables.

Dónde sí había tensión era con Gerard y Marc, quién tenía un gran golpe en la mejilla y estaba poniéndose hielo.

Pol se acercó a Gerard amenazante — Que ni se te ocurra volver a tocar a Marc devuelta ¿Entendiste?

— Vale tío, pero ni sabes cómo me siento.

Me levanté del incómodo asiento algo nerviosa y desesperada — Joder ya llevamos dos horas y no nos dicen nada.

— Tranquila Zoe, estará todo bien — me consoló Tània.

— Una vez un tío mío tuvo un coma etílico también — Acotó Marc, todos lo miramos — murió.

— Va, cállate Marc.

Por la puerta entró Merli, era claro que Bruno lo había llamado.

— ¿Ustedes son idiotas o qué? ¿No pueden pasar una fiesta sin que uno se esté muriendo?

Nadie contestó nada, pero yo me acerqué a él — Merlí, haz algo, necesitamos saber cómo está. Sus padres no saben nada.

Él solo asintió y se acercó a una enfermera — Quería saber el estado de Joan Vilaseca, soy su padre.

— Genial, ahora se hace pasar por el padre de los alumnos — dijo Bruno de mal humor.

Pero fue gracias a Merlí que, tres horas más tarde, Joan salió del hospital luego de un lavado de estómago.
Todos lo abrazamos al verlo, se notaba arrepentido y sobre todo, no se acordaba de nada.

— Merlí — pidió el chico con voz rasposa — no le digas nada a mis padres.

— Tranquilo, no diré nada.

***

¿Recuerdan el no diré nada de Merlí? Bueno, se transformó en un "Le voy a contar todo al director y llamaremos a tus padres". No lo culpo, fue una situación difícil y era complicado ocultar algo así. La cosa es que el padre de Joan no reccionó nada bien, entró en la mitad de la clase de inglés y le gritó a Joan para luego sacarlo de la clase. Una verdadera incomodidad.

Llegué al patio y me senté al lado de Tània y de Bruno, que se callaron al verme.

— ¿De qué hablan? — ninguno dijo nada — Vamos, acabaré pensando que ustedes dos mantienen una relación secreta.

Tània miró a Bruno, como rogándole que habla, el pelinegro me miró — En la fiesta de Bruno me lié con Pol, y ahora no me habla.

Esperen. Retrocedan quince minutos atrás, ¿Bruno y Pol? ¿Pol es gay? ¿Bruno es Gay?.. ¿POL ESTUVO CONMIGO Y CON BRUNO EL MISMO DÍA?

— No sé que decir, ¿ Pol? ¿Desde cuándo?

— Masomenos desde principio de curso. No te creas nada tía, el no me nota, esa noche apenas pudo tocarme estando ebrio.

No sé que decir, claro que me sentía mal, fui el consuelo de Pol luego de haberse arrepentido por acostarse con Bruno. No le iba a decir esto, de ninguna manera.

— Está bien Bruno, Pol es un cabrón, pero si te gusta...

Los dos sonrieron y yo hice el intento, sentía que estaba traicionando a mi amigo.

— Ahora nos toca lengua ¿Cierto?

— Con el pesado.

— No empieces Bruno.

.

La hora de Santi con lengua era una de las mejores. Él era muy comprensivo y buen profe.

Terminó de escribir en el pizarrón — Bueno, ahora pasarán a completar estas oraciones en pareja. Pol pasa tu primero.

El rubio se levantó de mala gana, yo ni lo miré — ¿Y quién pasará conmigo?

— Bruno — dijo Santi.

Bruno rodó los ojos, siendo impertinente — No, no pasaré con él. Que lo haga solo.

— Vamos Bruno, pasa, no pongas resistencia.

— Me encuentro mal, no he desayunado — insistió.

— Bruno...

Él se levantó de mala gana arrastrando los pies y al pasar por el lado de Santi dijo burlón — Si me hubieses dejado una de tus galletas para desayunar..

Cómo dije, Santi era un profesor genial, pero últimamente Bruno se metía mucho con el por su peso. Le tenía manía al profesor y él no le había echo nada. Me daba hasta bronca en cierto punto, estaba siendo injusto con Santi.

— Como se pasa — murmuré algo enojada.

— Bruno..— advirtió en tono de reproche Tània.

Santi no se quedó callado, lo miró enojado — Vete al salón de castigo, no permitiré más que me faltes el respeto Bruno.

Todos nos quedamos mudos porque solía ser muy comprensivo, pero está vez había perdido la paciencia. Bruno salió dando un golpe a la puerta.

—A ver Zoe, pasa tú a completar junto a Pol — me levanté y tomé la tiza para empezar a completar mi parte.

Sentía la mirada de Pol en mí, estaba claro que no sabía cómo completar el ejercicio, tenía la tiza en la mano y no hacía nada. Bufé y mientras Santi estaba distraído hablando con otra alumna le sople las respuestas al rubio para que anote

— Gracias — susurró — ¿Quieres quedar hoy?

Apoyé la tiza con incredulidad — No no, no te equivoques conmigo Pol Rubio, fue esa noche y listo.

Dió una media sonrisa — esa noche y listo...

Sentí que me estaba burlando, volví a mi asiento para sentarme, Santi miro nuestras respuestas.

— Zoe muy bien tu parte, felicitaciones — sonrió — Pol, esto no está nada bien, no puedes confundir los pronombres así, vamos chaval, un alumno de ESO lo sabe.— la clase soltó una risa general.

Sonreí de lado con algo de maldad, Pol me miró sorprendido y leí de sus labios "Qué cabrona". Tómalo como el comienzo de esta guerra Pol Rubio.

La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora