Capitulo 35: Conducta en los institutos

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Caminaba por los pasillos de un muy revolucionado Angel Guimerá, no solo los alumnos estaban muy inquietos, sino que también los profesores. No recordaba alguna fecha especial.

De pronto una cabellera conocida me hizo detenerme, era Óscar el hermano de Pol y llevaba el uniforme de mantenimiento de la escuela.

— ¿Óscar?

— ¿Zoe, verdad? Que tal.

Asenti — No sabía que trabajas aquí, felicitaciones.

— Pues si, necesitaba empleo y Eugeni me dió el puesto. ¿Acaso Pol no te dijo nada?

Negué con la cabeza, este curvo sus labios en una sonrisa.

— Se avergüenza.

— No creas eso, es que no hemos hablado mucho. Se podría decir que estamos peleados.

— Ah vale, bueno un gusto verte por aquí.

— Suerte.

Entre al aula para encontrarme directamente con Tània y Mónica, a las cuales saludé animadamente.

—Que movimiento, ¿verdad?

— Si, creo que vendrán unos inspectores importantes a la escuela.

Abrí mi boca en forma de o — con que esa es la razón, pues no me extraña.

Merlí se asomó por la puerta del salón — A ver chicos, unos inspectores vendrán al instituto para ver si nos ofrecen una beca. Resulta que yo como su tutor debería estar aquí con ustedes, pero Eugeni me mandó a una sala aislada a estar con los niños con mala conducta. No vaya a ser cosa que el inspector nos vea y no nos de la beca —esto último lo dijo con un tono sarcástico — Silvana vendrá con ustedes.

Es hasta algo gracioso que Eugeni de alguna manera no quiera que el inspector conozca a Merlí y a su forma revolucionaria de dar clase.

Silvana entró — Buenos días chicos, miren, supongo que Merlí ya les explicó la situación. ¿Recuerdan que la clase pasada hicimos cartulinas sobre la Gran Guerra? Necesito que las peguen alrededor del salón.
Volveré en un segundo.

Todos obedecimos la tarea y con cinta de siva comenzamos a pegar los carteles.

— Eh, Lorca.

Me gire encontrándome a Joan — Capdevila.

— ¿Cómo estás?

Fruncí el entrecejo colgando uno de los carteles — Yo estoy bien, ¿Tú cómo estás? Después de lo de Geri..

— Que va, estoy bien. Pero Geri no quiere ni verme, como ya te imaginas.

Quise murmurar tiene sus razones pero me lo guardé.

— Bueno, mi padre está muy enfermo.

Al oir esto quede completamente paralizada, gire completamente hacía Joan abandonando lo que estaba haciendo.

— Y no volverá a recuperarse — agregó.

— Joan yo.. lo lamento mucho, no tenía idea. ¿Por qué no lo contaste?

Me miró con seriedad — Porque no quiero que se sepa, nadie lo sabe, solamente Merlí.

Intenté medir mis palabras — Y... Por qué me lo dijiste a mí?

Hizo un silencio un poco largo a mi parecer antes de contestar.

— Porque confío en tí Zoe, y porque... Necesitaba contárselo a alguien.

Mi corazón se rompió en mil pedazos, Joan si tenía sentimientos, no era un tío frío y despiadado como lo demostraba.
Lo abracé brevemente, sabiendo que nadie estaría prestando atención a nuestra conversación.

—¿Puedes no contar nada, por favor? — Susurró en mi oído, a lo que yo contesté afirmativamente.
Al separarnos le besé la mejilla.

— Odio que estés pasando por esto Joan, pero sabes que puedes confiar en mí para lo que sea.

— Gracias guapa..

Nuestra conversación pudo haber seguido de no ser a qué Eugeni entró con tres personas detrás de él; supuse que eran los inspectores.

Él se acercó a mí — ¿Y Silvana?

Ni yo había notado su ausencia— No lo sé, nos mandó a pegar los carteles y dijo que en pocos minutos volvía.

Eugeni maldijo por lo bajo pero aún así hizo entrar a los inspectores, que nos recorrieron con la mirada a cada uno y a todo el salón en general, haciendo un asentimiento positivo.

— Hasta luego chicos — dijo uno de los tíos, con anteojos y muy alto, supuse que era el inspector principal.

— Adiós, que vaya bien. — gritamos todos al unísono.

No había salido tan mal, al contrario, espero que el instinto consiga la beca.

— ¿Tu qué? — preguntó Tània llegando a mi lado con una sonrisa.

— ¿Que de que?

— Muy conversadora con Joan, ¿A qué no?

— No te pierdes un detalle tía, eres increíble. Pues si, estábamos hablando como amigos.

— Claro.. como amigos.

Me crucé de brazos — Que a ti Pol no te ha quitado los ojos de encima eh.

— Pues que siga mirando, es un capullo.

De fondo se escuchaba mucho ruido, como el ruido de unas ollas.

—¿Y eso? — preguntó Mónica.

— Viene de afuera — dijo Marc.

Automáticamente todos salimos del aula para mirar por el balcón. Las reacciones fueron de sorpresa y risa al ver semejante escena; Merlí con un silbato liderando a un grupo de niños que hacían una "huelga" golpeando ollas.

— ¿Que hace? — preguntó Oksana riendo.

— Miren, ahí va Eugeni con los inspectores. No se ve nada feliz — se carcajeó Tània.

Como pude pregunté— ¿Pero no era que debía cuidar a unos niños en un aula aparte?

— Pero es Merlí, y ahí está cuidando a los niños y enseñándoles a manifestarse de forma libre. — contestó Pol — Lo amo.

Y así estuvimos, disfrutando la cálida vista, algunos le gritaban cosas a Merlí en señal de apoyo.
No sé si luego de esto obtendríamos la beca.

La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora