Capítulo 36: Campamento II

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Segunda parte

Después de una noche loca de juegos, verdad o reto y muchas variables más en la habitación de Gerard e Iván, nos despertamos con un riquísimo desayuno que consistía en unos churros hechos por Gabi con chocolate caliente.

— ¿No están buenísimos los churros que hizo Gabi? — preguntó Merlí mientras todos nos saboreabamos, coreamos un Sí alegres.

— ¿Seguros? — pregunto Gabi — Siento que quedaron un poco blandos.

— No Gabi, están perfectos.

— Si te quedaron riquísimos, te pasaste.

— Bueno que tampoco hizo una obra de arte, son unos churros y ya — Dijo Pol en tono burlón riéndose.

Las verdaderas risas llegaron cuando Iván y Gerard entraron al comedor. Llevaban atuendos de Cowboys, lo cual era muy divertido.

—¿Qué? ¿Esta mañana no era de música Country? — dijo Iván poniéndose serio de repente.

— Al parecer no — dije divertida.

Merlí se levantó para posicionarse al lado de ellos—Eso era cuando Eugeni originalmente venía al campamento, pero como no vino eso se canceló. Por cierto, se ven ridículos.

Las risas fueron más fuertes.

— Pero por qué no aprovechamos de que ellos ya tienen el atuendo para la ocasión — propuso Quima — Merlí, tú has ido a ese bar Country con Eugeni, debes saber algunos pasos de baile.

— No no se, es demasiado aburrido para ellos — dijo nervioso.

Claramente todos queríamos ver cómo nuestro profe de filo nos enseñaba a bailar Country, en el último día del campamento.

— ¡Anda Merlí, tu sabes!

Al parecer los convencimos y terminó citandonos diez minutos después del desayuno para bailar.
La música de vaqueros comenzó, e intentamos imitar los pasos de baile de Merlí.

Mónica se acercó a mí — tía, hoy voy por Gery.

Gemi en sorpresa —¿De verdad? Ya era hora.

— Es que es el último día en el campamento, si no me arriesgo ahora no lo haré nunca más.

—  Pues de veras me parece la mejor decisión, mucha suerte, luego me cuentas ¿va?

— Por supuesto — iba a volver a su lugar pero es como si de pronto hubiese recordado algo — ah, a ver cuándo estás con Joan.

Esto me sorprendió demasiado —¿Que dices?

— Son tan obvios..

— ¿No te incomoda? — pregunté desconfiada, sin negarle nada.

— No tengo razones para estarlo, lo mío con Joan no funcionó de ninguna de las dos partes porque yo estaba con él y pensaba en cómo estaría Gerard.
Y desde que a Joan le pasó lo del padre, lo veo más animado contigo.

— Supongo — me quedé pensativa — Gracias Mónica, de verdad.

— Haz lo tuyo amiga.

Sonreí e intente seguir los pasos de Merlí nuevamente, mis ojos varias veces se posaron en Joan causando un leve rubor en mis mejillas.

**

Era la última noche antes de volver a nuestra vida fuera del campo, de volver a los exámenes, en definitiva a volver a ser los alumnos ordinarios del último año de bachillerato.

La íbamos a disfrutar, Merlí nos dió permiso de montar una pequeña fiesta de despedida. La música ya estaba en lo más alto, y el calor era insoportable por lo tanto todos estábamos en ropa interior o trajes de baño.

— ¿Tienen calor? — vimos como Quima y Gabi llegaban en un camión. — tenemos una máquina de espuma para ustedes.

Oh, esto si era genial. Gritamos con emoción mientras veíamos como Merlí ayuda a acomodar la gran máquina.
La fiesta incrementó cuando la gran cantidad de espuma empezó a salir empapandonos a todos, daba la impresión de que la música se sentía cada vez más y todos bailabamos con euforia y emoción.

Mis ojos ardían por la espuma, frené al chocarme con alguien y ese alguien era Joan que me miraba sonriente.

— ¿Que haces?

— Solo quería encontrarme con mi chica.

¿Mi chica? Mis piernas temblaron, pero mi reacción fue distinta a la de una persona nerviosa. Lo besé, lo besé y sentí como él me tomaba de los muslos para subirme encima suyo, ahora mis piernas estaban entrelazadas en su cadera.

Era muy consciente que todos estaban mirándonos, y lo confirmé cuando oí algunos vociferos de sorpresa pero también confirmé al ver los ojos de Joan que no le importaba en lo absoluto que no estén mirando.

La espuma seguía cayendo sobre nosotros.
El sudor de todos se mezclaba con el nuestro.
La música y las luces nos cegaban hasta el punto de ser molesto.
Pero ¿Volveríamos a vivir esto?

Me separé de Joan y junté nuestras frentes, me daba la impresión que la noche recién estaba comenzando para nosotros.


La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora