Capitulo 2: Los peripatéticos

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Estaba acostada en mi cama leyendo un libro, había perdido la noción del tiempo hasta que mis padres entraron en mí habitación.

— Zoe, ¿Estuviste tirada en la cama todo el tiempo?

Agite mí libro alegre, claro que no estuve perdiendo el tiempo, al menos no para mí.

— ¿No deberías practicar algo de las clases de piano? — negué, cosa que hizo enojar a mí padre.

— ¿Qué es esta insolencia?— lo miré algo asustada, mí madre le dijo que me restara importancia. — En fin, me iré a trabajar, nos vemos por la noche.

Mí mamá se acercó a mí cama y se sentó, la miré sabiendo que tenía algo que contarle.

— Mamá es que, sabes que quiero estudiar filología.

— ¿Y qué con medicina?

— Ni en once años me veo siendo médica, sería un puto castigo.

— Ese vocabulario Zoe — respiró — Bueno, ya veremos, ahora hazme el favor y toca una pieza para tu madre, me gusta escucharte desde el living.

Con eso abandonó mí habitación, y yo me senté en el banco acariciando las teclas. El Canon en D sonó como una melodía triste.

***

Un día nuevo de clase, en la primera hora nos tocaba con Merli, quién ya estaba dentro del aula tomando lista.

— Bien, ¿Falta alguien en el salón?

Pol señaló un asiento vacío — Iván, el friki.

— Oí que tiene algo así como una fobia de salir de su casa.

Berta concordó conmigo — Está algo tarado, hace dos meses que no viene.

— Iván... Iván Blasco — Anotó el ausente en la lista.

Tània tomó su celular y le envío un mensaje a Bruno, a veces me sentía celosa de su amistad, nunca podría tener algo así con un tío. Solo pensaban en follar.

— Qué pereza dar la clase en el salón hoy, vengan acompañenme — Merlí salió del salón y todos nos quedamos sin saber que hacer — Vamos, no se queden como estatuas de la antigua Grecia.

Todos salimos siguiendo a Merlí, algunos profesores nos miraban con extrañeza. Llegamos en la cocina.

— ¿Qué hacemos aquí? — me atreví a preguntar.

—Os he traído aquí porque me parece un lugar inspirador, la cocina es como el cerebro del humano, y además para contarles que alguna vez en la historia hubo unos estudiantes de filosofía que se hacían llamar Los peripateticos.

Algunos rieron por el nombre y otros, como yo, simplemente se quedaron esperando que Merlí profundice  sobre ellos.

— Eran estudiantes de la escuela aristotélica, ya hablaremos de eso. Recibieron ese nombre porque filosofaban mientras caminaban.. ¡Caminad! Caminad.— nos hizo una señal y todos empezamos a caminar alrededor de la mesa de la cocina.

—¡Caminad mientras reflexionad! Si tienen alguna reflexión interesante diganla.

— Me estoy meando.

— Dije una reflexión interesante.

—¿Pensar es un acto completamente libre? — Pregunté, Pol se detuvo a mí lado.

— Yo me pregunto.. ¿Todos estamos capacitados para filosofar? — el rubio preguntó por instinto.

Merlí se quedó parado sin decir nada, completamente en silencio. Todos nos detuvimos.

— Creo que tu padre se puso friki — Susurró Berta a Bruno.

— Cállate.

— Me quedé en silencio por un minuto para reflexionar la pregunta de ellos dos, y para demostrar que cuando alguien piensa lo miran mal. Tal vez eso responda a tu pregunta, Zoe.

Seguimos caminando en silencio, tal vez reflexionando lo que él había dicho.

— Estoy enojado contigo Merlí, no haz respondido mí pregunta.

Se giró para mirar a Pol — ¿Tú que piensas?

— Yo creo que todo el mundo está capacitado para filosofar, aunque a mucha gente se la suda. No todo el mundo quiere hacerlo.

— Te acabas de convertir en mí alumno favorito — sentenció Merlí satisfecho.

Todos empezaron a quejarse y reír y claro que el ego de Pol había subido al cielo, mientras intentaba detener a los otros alumnos que querían convertirse en el alumno favorito de Merli Bergeron.

— Que suerte que no le hice caso a Eugeni Bosch, dijo que eras un impertinente.

Eugeni Bosch, profesor de Literatura catalana, era uno de mis profesores favoritos aunque claro, tenía esa mala fama de profesor estricto y malo.

— Puto Eugeni Bosch — Susurró Pol algo cabreado, me sorprendió su actitud, pensé que no le importaba lo que digan de el. Me detuve a su lado.

— Eh Pol, tranquilo, a lo mejor se lo inventó.

— No, el maldito Hitler me tiene manía y todos lo saben. No solo eso sino que se encarga de decirlo libremente en sala de profes.

—Oye no, déjalo así, todos los profes hablan m...

— Y una mierda, guapa, tu porque eres su favorita y claro que nunca diría eso de ti. Si no sabes no digas.

— Vale calma, solo intentaba ayudar.

— Da igual, hablaré con Toni.

Berta se acercó a él y yo seguí mí camino, a ver que no era la favorita de Eugeni.. era un mano a mano, a mí me gustaba su asignatura y a él le gustaba que a mí me gustara su asignatura.
Pero ¿Y qué si era su favorita? Pol era un maldito chulo engreído.

La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora