Capítulo 29: El filósofo de lo absurdo

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— Y todavía tengo que terminar el trabajo de investigación... Es una mierda.

— Yo lo hago con Merlí, llevo más de la mitad pero aún no se lo di para que me lo revise — contestó Pol.

Estábamos esperando a que comience la clase, que ya estaba un poco atrasada.

—¿Tània?— pregunté.

— No sé, no la vi llegar hoy.

— Que extraño.

Merlí entró al salón con rapidez y dejó sus cosas en el pupitre de profesor.

— A ver chicos, escuchad.
Tània, Iván y Berta han visto como un hombre se suicidó tirándose de un edificio.

Eso sí nos sorprendió, empezamos a murmurar. Que espanto, debe ser una de la sensaciones más horribles.

— Si, lo sé. Ellos están bien, un poco impactados, ahora se encuentran en el despacho de Eugeni.
El verdadero tema aquí es que el suicidio es algo muy delicado, sin embargo no tiene por qué ser un tabú. Por eso hoy quiero hablarles de un filósofo que tocaba estos temas como un absurdo, Albert Camus.

En medio de la explicación, Tània volvió al curso sorprendiendonos a todos.

Me alejé de mi banco para acercarme a ella — ¿Estás bien?

Se encogió de hombros con una sonrisa triste — A Iván y a Berta los vendrán a buscar sus padres. Yo no quise irme a casa, ya sabes.

— Tranquila ¿Si?

***

— Que fuerte — dijo Mónica mientras terminabamos de escuchar el relato de Tània.

— El hombre murió al instante, por lo que nos dijeron. Joder es una puta mierda. Berta quedó muy mal.

— Pobre, cuando llegue a casa la llamaré.

— Tías, realmente nunca ví algo como esto.

Mónica intentó ponerle algo de humor al asunto — Al menos Pol tendrá mucho tiempo para consolarte.

— Basta de eso, sabes que somos colegas y punto.

Fruncí el entrecejo — Si, muy colegas.

— No insinues Zoe.

— ¿Qué? Yo no insinuó nada — dijo con voz inocente.
Si supieras que soy la primera en desaprobar la supuesta relación entre Pol y tú.

— ¿Y entonces hoy por la noche quieren salir a la cantina a jugar pool? — preguntó Mónica.

— Ay no se si tengo muchas ganas, pero les aviso por mensaje. ¿Va?

— Va.

— Yo puedo así que si arreglan, ahí nos vemos.

Todas tomamos un camino distinto, Mónica se iba a una sesión de pedicura, Tània a su casa y yo tenía que ir a la biblioteca en busca de material para el trabajo de investigación, hay muchos libros que sin duda no estaban a mi alcance académico.


La paradoja del cuervo || Merli #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora