Coral
Estar castigada no suponía ninguna sorpresa para mí, era algo común que me pasaba seguido al cualquier instituto al que iba. Sabía a la perfección que el problema no eran ellos, era yo; pero me quedaba satisfecha porque tenía muy que cada uno de esos castigos siempre fueron por una buena razón.
Yo no era una chica que se dejaba pisotear, no callaban mi voz y no olvidaban mi opinión. Podían darme todos los castigos —quizás, esa era la forma que tenían muchos directivos para no alterar a la comunidad educativa y tenerlos bajo su control—, pero desde que me veían por primera vez, comprendían a cabalidad que yo no iba a ser fácil de manejar. La directora Neels ya me había dejado claro que con solo tres de mis pequeños escándalos, ella quedó agotada.
—No creo que deba explicarte lo que debes hacer. Revisé tu hoja de vida en los otros establecimientos en los que has estado y me percaté que pasaste por todo tipo de castigo. —Me pasó los implementos de aseo—. De igual manera, debo decirte que en el salón de química no se juega y debes tener sumo cuidado con todo. Acá hay implementos de trabajos muy costosos y es deber de todos cuidarlos para que ustedes tengan una mejor enseñanza, ¿entendido? —Intentó sonreír, pero se notaba que estaba nerviosa por dejarme sola en un lugar que era peligroso en todos los sentidos, más si yo estaba incluida en ese cuadro.
—Sí, claro. Como usted diga, directora Neels, me encargaré de mantener todo en orden como lo he hecho durante toda esta semana —tomé las cosas sin rechistar. Después de todo, no podía estar enojada, al fin y al cabo, logré demasiado con la revolución que formé sin querer. La vieja corrupta renunció y esperaba que la nueva persona que llegara para trabajar en el quiosco del instituto, fuera más sensata con los precios. Sin embargo, pensar en eso no me robaba la felicidad, es más, era todo lo contrario, ya que solo me quedaba una semana para acabar mi castigo y sería libre.
—Volveré en cuanto acabe tu castigo. Si necesitas algo, estaré en mi oficina.
—Okey, ya se puede retirar. Me quedó todo claro —sonreí.
La directora Neels abrió su boca para decirme algo, mas nada salió. En cambio, negó con la cabeza y se marchó. Creo que ningún alumno había sido capaz de sacarla sutilmente de un lugar para que se marchara.
Cuando por fin me cercioré de que estaba sola, saqué mi móvil y puse música. Las canciones eran mis mejores amigas los días de aseo general en casa y también lo estaban haciendo durante mis castigos en Daily. La alegre melodía de «Shake it off» de Taylor Swift comenzó a resonar por el parlante de mi celular y no pasaron ni dos segundos para cuando comencé a moverme al ritmo de la música con la escoba en mano a la vez que simulaba que era un micrófono. Me moví con libertad por el laboratorio —con el debido cuidado de no tumbar nada— y, mientras limpiaba, cantaba.
🎵'Cause the players gonna play, play, play, play, play
And the haters gonna hate, hate, hate, hate, hate
Baby, I'm just gonna shake, shake, shake, shake, shake
I shake it off, I shake it off (Whoo-hoo-hoo)Heartbreakers gonna break, break, break, break, break
And the fakers gonna fake, fake, fake, fake, fake
Baby, I'm just gonna shake, shake, shake, shake, shake
I shake it off, I shake it off (Whoo-hoo-hoo)🎵Seguí moviendo el bote mientras barría el aula hasta que amontoné todo en un sector y luego fui en busca del bote de basura. Sin embargo, cuando giré para ir a tomar el tacho de basura, me encontré con una gran sorpresa. Eros Sadik estaba tomando un objeto de encima del mesón y lo guardaba en su mochila, ignorándome en el acto, tal como si yo no hubiese estado en el mismo lugar que él. Así que supuse que no había visto gran parte de mi concierto personal, aunque tampoco me iba a quitar el sueño si lo hubiera hecho, nada me daba vergüenza.
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En La Mirada De Eros [03 - SpinOff] TERMINADA✔️ #Wattys2023
Teen Fiction«Hay veces que el amor más intenso se oculta detrás del silencio más profundo». ---------- Eros Sadik. ¿Qué se podría decir de él? Todo lo que define su persona es el silencio. El quinto y último hijo de la familia Sadik jamás se preocupó por demost...