Epílogo.

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Cinco años después del día 68:

Narra _____:

Esa mañana abrí mis ojos y me encontré con el techo de la habitación. Miré la hora y pude ver que llegaría tarde si no salto ahora de la cama.

-¡Anna!- grité bajándome de mi cama y le quité la manta a Anna, mi compañera de habitación. Me metí en el baño donde me metí pasta de dientes en la boca, la mojé, salí, me vestí muy rápido y salí corriendo a mi clase de lenguaje.
Al llegar, estaba rezando porque haya lugar, pero sonreí al ver a Eddie guardándome uno a su lado.

-Hey- dijo cuando me senté- ¿Te dormiste?

-Otra vez- dije y se rió.

-¿Cómo estás?- preguntó y miré su rostro, lleno de ojeras.

-Bien… y supongo que esto- dije pasando mi índice por una de sus ojeras- se debe a causa de las horas de videojuegos- dije y se avergonzó.

-Verás que cumpliré ochenta años, tu me traerás mi sopa de arándanos y yo estaré con un control en mis manos- dijo abriendo su cuadernola y solté una risa.

-Dios, eso sería genial- dije mirándolo. Sus ojos miel, con su cabello castaño, y su sonrisa llena de pocillos. Oh Eddie, cuánto has crecido.

-Sigo pensando que tu cabello natural se veía bonito- dijo tomando mis puntas, pues, hace unos días pinté mi cabello de rubio, pues, me cansé y necesitaba u cambio.

-¿Qué? ¿Acaso no te gusta?

-Es tan poco propio de ti- dijo riéndose- pero me encanta… Ahora puedo ir por ahí diciendo “miren, mi novia no es porrista, pero es rubia”- dijo y me reí- A, casi lo olvido- dijo metiendo su mano en su mochila- Feliz quinto aniversario- dijo y me tendió una caja.

-No tenías que, yo no te compre nada- dije tomando la cajita.

-Pues, yo no te compré nada- dijo emocionado- además, si no era por el aniversario, igual iba a dártelo- dijo encogiéndose de hombros.

-¿Puedes creerlo ya?- dije mirando el paquete- cinco años- dije confundida y me quedé mirando el papel, pensando que hace cinco años, yo solo era una adolescente, llorando en una habitación. Miré por un segundo a Eddie, y él, hace cinco años era un completo virgen adicto a videojuegos. Miré a mis compañeros, vi a una chica rubia con bonito cuerpo y pude imaginarla en un uniforme de porrista con 17 años. Vi a un chico con sus gafas, y me imagine a un tonto lleno de cuadernos… Dios, todos somos tan clásicos. Es algo así como que, nadie es diferente, solo creemos serlo al ser adolescentes porque aún no conocemos el mundo, pero ahora… que todos somos lo mismo, cada uno con sus metas, me doy cuenta que tan iguales y diferentes somos todos.

-Vamos, ábrelo- pidió y le hice caso. Al abrirlo, me encontré con una caja de videojuegos.

-¿Left4 dead?- pregunté y lo miré- Eddie, esto lo jugábamos a los 15- dije y soltó una carcajada.

-Pues, propongo algo- dijo girándose- ¿Por qué no vienes a mi habitación esta noche, y jugamos?- miré el juego y luego a Eddie, sonriendo.

-De acuerdo- dije y el profesor entró.

Luego de esa clase, teníamos veinte minutos libres. Unos veinte minutos que me tomé para cruzar la carretera de la entrada de la Universidad, e ir a esa cafetería que siempre iba a pensar.
Pedí un café de mis favoritos y me senté en la misma esquina de siempre, a pasar unos minutos, pero en eso, veo sentado en el asiento de enfrente, un chico, veo su nuca desde aquí, estaba tomando el mismo café que yo mientras leía el periódico.
Lo ignoré.
Cuando me levanté para tirar mi vaso descartable, volví a mi mesa para tomar mi bolso, pero pude ver a ese chico: esos ojos claros, ese ceño fruncido al leer pequeñas letras, esos labios…

White Flag (N.H) #wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora