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Pasado

Elliot

Me siento en la mesa de la cocina de mi casa, la información y las fotografías de Thalia están extendidas por todas partes. Hay una taza de café al lado. Estoy sentado allí, sin más ideas y trato de pensar en un plan.

No tengo nada.

El vacío de ideas me abruma. Thalia, con su aire de superioridad, parece inmune a cualquier intento de seducción. No puedo negar su atractivo; hay algo en ella que me intriga profundamente. Pero es demasiado engreída para ser seducida aunque nunca he tenido que usar eso para completar mi misión.

No soy guardaespaldas por vocación, sino por desesperación. Aún era un niño cuando me entrenaron duramente para enfrentarme a la vida.

Mi trabajo no es cuidar a ricos empresarios de familia o a sus hijos. A mí me mandan como refuerzo a países conflictivos donde envían a los más preparados; mi misión es descubrir quién es Escorpión y para llegar a él usaremos a Cane, su fiel y servicial mano derecha.

Pero él es impenetrable.

Todas nuestras estrategias han sido en vano.

Hasta hace dos semanas cuando vimos que por fin una mujer había llamado su atención.

Thalia.

Cojo foto de Thalia que he estado haciendo estas dos semanas de investigación. No parece débil, en todas parece fría y recta.

Aún no entiendo como logro en tan poco tiempo convertirse en la secretaria de Cane, lo extraño es que hay muy poca información de ella, es como si ella hubiera nacido un paso por encima del resto de los mortales.

Guardo las fotos y me levanto de la silla.

Tengo que saber más información de Thalia.

Salgo y me meto en el asiento de mi coche, conduciendo hasta la empresa de Cane, quien gracias a Escorpión se volvió intocable e influyente.

Hay una cafetería al otro lado de la calle de uno de las empresas en Francia, me detengo ahí y me siento en una de las mesas afuera con un café y un libro mientras acecho a mi objetivo.

Observo de reojo la puerta de la entrada desde mi posición, esperando ver salir a Thalia o a Cane.

No soy ciego: es hermosa. No puedo apartar la vista de ella cada vez que la veo: su pelo negro ondulado cae sobre su espalda como una cascada oscura, enmarcando unos ojos azules tan profundos como un cielo despejado. Es una rareza en una morena, y eso la hace aún más fascinante.

No sé cómo consiguió aquel trabajo, pero de seguro su belleza fue lo que más debió impactar a Cane en ese bar. Además, de su carácter.

Lo mejor sería buscar otra manera de atrapar a Escorpión, el problema es que siento curiosidad por cómo es ella y he de admitir que hasta ahora es todo un crucigrama.

―Hola ―una mujer alta se acerca a mi mesa y se sienta, tomándome por sorpresa, con los ojos profundos, llena de incitación y olor a perfume de vainilla y frambuesa, Thalia está ante mí, espléndida con una camisa semitransparente que invita a la imaginación.

Su presencia me toma por sorpresa, y al instante me pongo en guardia al encontrarnos con la mirada.

―Hola, Diosa —respondo.

Thalia no aparta los ojos de mí mientras sus manos se deslizan por la mesa hasta mi taza medio llena, se lo lleva a la boca y se acaba el resto del café sin apartar los ojos de mí. Es un gesto cargado de desafío y dominio que me descoloca.

Thais [Libro #1]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora