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Pasado

Elliot

Tras dos días sin saber nada de Thalia, decido dejar mi planes a un lado e ir por información. Había tomado la decisión de dejarla fuera de la investigación; mi misión es Cane, no ella.

Quisiera decir que la sigo por el plan, pero una parte de mí sabe que no es así. La sigo cada vez que tengo oportunidad orque me sedujo sin darme cuenta. Su indiferencia es lo que me ha provocado y ha despertado ese instinto en mí.

Salgo de mi casa para ir a su trabajo. A está hora de seguro estará casi por salir para ir a su casa.

Cuando llego a su lugar de trabajo, la veo saludar a un chico quien la esperaba en su auto.

¿Acaso es su novio? ¿O algún chico de encuentro casual?

Los sigo hasta el club. Al entrar al lugar la vista de algunas chicas saltan sobre mí como si fuera una especie de premio.

Voy a la barra y pido un whisky mientras mi vista la está buscando en los cuerpos que se encuentran bailando hasta que mis ojos se detienen en ella.

Se encuentra bailando sola con los ojos cerrados y una pequeña sonrisa estira sus labios. Cuando sus ojos se abren veo como busca algo o alguien con la mirada hasta que sus ojos se posan en los míos.

Sus caderas se mueven lentamente y la veo pasar las manos por su cuerpo aún con sus ojos fijos en mí.

Se ve tan caliente.

Me guiña un ojo y muerde su labio, está claro que juega conmigo. Posiblemente supo que la seguía y decidió inventar un juego llamado como calentar a tu acosador. Sin dejar de moverse se da la vuelta despacio mientras la muy descarada muy su sensual cuerpo de pecado para mí.

Ella sigue consumiéndome.

Aparta los ojos.

Joder necesito un trago.

Le pido otro whisky al camarero y me lo bebo de un solo golpe.

Pido otro.

—Hola, Elliot —entonces aparece el pecado ante mí con una sonrisa dulce e inocente que está lejos de lo que ella es realmente. —Qué casualidad verte aquí —dice Thalia con una sonrisa enigmática.

Me quedo embobado viendo que pide un bourbon mientras sus ojos devoran mi alma.

Toma su copa. Se acerca a mí y susurra: —Fue un placer verte. Nos vemos.

Me pongo de pie.

Dejo un beso en su mejilla, dejando mi boca más de la cuenta y me sorprendo cuando la muy descarada me toca el culo y finge que nada pasó, lo único que me parece injusto es que yo no pueda hacerle lo mismo.

Aspiro su aroma a frambuesa con vainilla y juro que mi piel se eriza.

Se va caminando entre las personas hasta encontrarse con el tipo con quien vino. Ambos comienzan a bailar sin que ella deje de mirarme, invitarme al pecado.

La muy diabólica me había puesto una emboscada y caí rendido como un completo idiota, pero está claro que eso no va a quedar así.

Me tomo un momento para mirar a su acompañante. De construcción sólida con rasgos masculinos. Su camiseta se ajusta a sus brazos, lo que indica que levanta pesas.

Me acerco a ellos y tomo a Thalia por la mano haciendo que gire y choque en mi pecho, su mirada de pánico es endiabladamente sexy. La giro de nuevo para que su espalda me quedara sobre mi pecho mientras la encierro.

Thais [Libro #1]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora