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Thais

Aang y yo no nos habíamos despedido en buenos términos está mañana, así que cuando llaman a mi puerta en la noche, me sorprende abrirla y encontrarlo allí de pie. Más aún cuando me dice que me ponga un vestido porque vamos a ir a un club. El vestido que me pongo se hunde entre mis pechos y muestra la mayor parte de mis piernas, ya que es corto. Cuando salgo de mi habitación, Aang me está esperando. Su mirada me recorre, y siento como si sus dedos acariciaran cada centímetro de mi piel.

Sus cejas se juntan. —No puedes llevar eso.

Pongo una sonrisa en mi cara. —Oh, sí puedo. Es eso o me voy en ropa interior.

Quiere que vaya al club, quiso que me pusiera un vestido, y esto es lo que consigue.

—No serías capaz.

Sonrío. Mi cuerpo es mío y podría hacer lo que quiera con él. —En la prepa me subía a las mesas de las fiestas en ropa interior. ¿Quieres apostarlo?

—Bien, pero ten en cuenta las consecuencias.

Sacudiendo la cabeza, da un paso adelante y toma mi mano, deslizando una pulsera de oro que tiene una A y B grabada en ella.

—¿Es realmente necesario?

—Solo para que todos sepan a quién perteneces.

Pongo los ojos en blanco y empiezo a caminar por el pasillo.

—Siempre y cuando ambos no estemos de acuerdo con ese secuestro sigo siendo soltera y de nadie, muchas gracias.

Me sigue, murmurando algo sobre un asesinato que puede cometer esta noche.

Una vez Elliot me abre la puerta del coche y Aang se sienta a mi lado, una duda viene a mi mente.

—¿Qué pasaría si decidieras tomarme en contra de mi voluntad sin que tú me hayas dejado darte los azotes? —sé que una vez acepte, estoy dando mi permiso de hacer lo que él quisiera, pero ¿y qué pasaría si no?—, ¿si te dijera que no y aún así no te detienes?

—Si aún no hemos hecho un trato, tendrías derecho a hacer lo que quisieras por haberte hecho daño, tendrías permiso de lastimarme.

—¿En serio?

—Ajá.

―Y si me tomaras sin aceptar el acuerdo por estar muy excitado, ¿esa regla también aplica para hacerte daño?

Se endereza, y su rostro adopta una expresión inteligente.

Aquí está mi caos, fuerte, masculino, confiado y equilibrado. Esta vista me hace retorcerme en el asiento. No escapa a su atención.

―Ni siquiera lo pienses ―susurra. ―Ninguno de los dos está listo para ello todavía. Primero tengo que arreglarlo todo para quitar esa estúpida idea de azotarme, y luego me llevaré lo que es mío.

El sonido de esas palabras y su significado hace que un torbellino corra por mi interior.

―Lo cual no cambia el hecho ―dice Aang―, de que sueño con entrar lentamente dentro de ti, sintiendo cada centímetro de tu estrecho sexo. Sé que tú también sueñas con mi pene dentro, te vas a rendir, pequeña.

Trago fuertemente.

Mi alma está en una nube tan oscura ahora mismo. Estoy revoloteando y peleando conmigo misma. Por un lado, respeto su decisión y autocontrol, por otro lado, el desafío que me lanza es obvio, y él solo espera que yo tome la iniciativa. Y así salvarse de los azotes.

―Estoy tan mojada ―digo sin pensar, y su mano está apretándose para convertirse en un puño en un segundo.

―Eres una pequeña muy cruel ―suspira.

Thais [Libro #1]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora