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Aang

Estuve debatiéndome con mi decisión todo el día. Decidí una cosa y luego la contraria, Dios, ¿por qué no rechace la dichosa cena de los tres juntos?

Porque Thais te lo pidió. Me recuerda la mente. Pero no podía permitirle que me amara y desde luego no puedo permitirme amarla. Aquello no es una opción y nunca lo será.

No espero nada en específico con adelantarme a ella es sólo para evitar que Anjoly haga cualquier estupidez. Respiro y dejo a Thais cambiándose en la habitación mientras bajo a la recepción.

La recepcionista parece haberme estado esperando porque me saluda antes de ni siquiera atravesar la puerta.

—La señorita De Sillègue la está esperando —abre el camino y me conduce hasta la mesa que reverse al fondo del restaurante.

No hay otros comensales cerca, lo cual nos permite tener una conversación privada con toda intimidad.

Anjoly me mira con sus ojos grises mientras está sentada con los hombros erguidos y la espalda recta.

—¿Qué pretendes? —suelto, retirando la silla.

—Nada —da un sorbo a su Copa de vino. —Solo porque ya no tenemos una relación no significa que no podamos cenar o tomar una copa juntos. Aún soy la misma persona.

—Sí, claro.

—Ella te gusta mucho, ¿no?

Suspiro. No quiero hablar del tema mucho menos con ella.

—Maldición... Es todavía peor de lo que pensaba —se ríe con un poco de amargura. —La quieres. Ni siquiera has dicho tu frase habitual acerca de un simple acostón y ya.

El camarero se aproxima a nuestra mesa y me pregunta que quiero beber. Decido pedir un vino tinto, y ya que el camarero está cerca ambos pedimos la comida. El camarero recoge las cartas y se marcha.

—No tienes nada que hacer aquí con nosotros.

—Lo sé —sigue sosteniendo su copa. —Estás muy ocupado con ella. Pero quería verte y pedirte perdón, ¿ok? Fui una perra.

»Sin embargo, ambos nos equivocamos en aquella relación: no tomé la mejor decisión al haberte engañado con Theodore, pero tú te equivocaste también al entrarme en un mundo que me sobrepasó, jamás debí decir que sí cuando mi respuesta era un no. De hecho, nunca me ha gustado el sado, solo dije que sí porque sabía que a ti te gustaba. Ahora es diferente, aprendí de mis errores y espero que tu hayas aprendido de los tuyos. Te sigo queriendo Aang, pero también estoy feliz de que hayas encontrado a alguien más, nunca me vi en una relación así contigo.

—¿Qué quieres decir?

Lleva su mano a mi rostro.

—Tenemos un pasado muy bonito, existen partes malas como cualquier otra, pero es solo eso; pasado. Sería mejor olvidar los malos momentos porque hubo más felicidad que tristeza —aprieta los labios en un mohín. —Y ya que tu amiga me ha arruinado la posibilidad de mantener buenas relaciones sexuales por esta noche, al menos dame un beso de despedida y comencemos de nuevo.

Y me besa, mi sorpresa es tan grande que no logro rechazarla mientras trata de controlar mi lengua con la suya al encontrar la oportunidad.

Gime contra mis labios antes de separarse. Hace girar el vino en la copa antes de beber de nuevo.

El camarero vuelve con mi bebida y la deja junto a mí. Thais aparece justo al instante atravesando la puerta abatible y camina hasta nuestra mesa. Durante la cena no logro comer nada a pesar de que la comida parece deliciosa. Respondo a las preguntas de las chicas con monosílabos.

Thais [Libro #1]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora